“Raúl, por tu bien, alíneate e invita a tu esposa a que se alinee, les ofrezco casa y dinero”
García y el dirigente de la OFPM discutieron por una nota contra la regidora Castro
Al director de Seguridad le dieron el pitazo para que se fuera del lugar del secuestro
YAMILET VILLA ARREOLA
CHILPANCINGO, 26 DE FEBRERO. “Raúl, por tu bien, alíneate e invita a tu esposa a que se alinee conmigo, les ofrezco casa y dinero”, fue la advertencia que le hizo el alcalde de Ayutla, el priísta Armando García Rendón, a Raúl Lucas Lucía, presidente de la Organización para el Futuro de los Pueblos Mixtecos (OFPM), durante una discusión que tuvieron en el ayuntamiento, dos semanas antes de que el líder indígena fuera secuestrado y luego asesinado.
Según el testimonio de un testigo del secuestro de los dirigentes Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas, ocurrido el día 13 de este mes, quienes se los llevaron fueron tres hombres armados, de unos 26 años, piel morena, cabello lacio, de poco más de 1.65 de estatura, que usaban pantalón de mezclilla, camisa desfajada y gorra.
Detalló que el secuestro ocurrió después de un acto público al que acudieron Lucas Lucía y Ponce Rosas para acompañar a la regidora Guadalupe Castro Morales –ahora viuda de Lucas–, en el cual estuvo el director de Seguridad en el municipio, Luis José Sánchez Hernández; “él recibió una llamada y misteriosamente dijo ‘ya me voy’ y se retiró. No pasaron ni ocho minutos cuando llegaron tres hombres armados y se llevaron a nuestros dirigentes.
“Al director de seguridad le dieron el pitazo para que se retirara, porque de pronto se fue y no dijo a dónde iba; Lucas de pronto vio a los hombres y dijo ‘qué pasó’, no le dieron tiempo de nada, lo golpearon con la pistola, le agarraron las manos y se lo llevaron junto con el secretario en un coche oscuro, por la carrera que va al centro de Ayutla”, abundó.
El testigo comentó que dos semanas antes del secuestro Lucas tuvo una “fuerte discusión” con el alcalde priísta a raíz de una nota que salió publicada en el diario El Sol de la Costa, en la que se expresaban mal de su esposa, la regidora Castro Morales.
“El alcalde le pagó al periódico para que hablara mal de la regidora, nosotros lo sabemos porque quien edita ese periódico trabaja en el ayuntamiento y el alcalde le tiene todo, hasta secretaria particular”, denunció.
Recordó la cabeza de la nota: “Raúl Lucas es un vividor del pueblo mixteco, maneja a su esposa (la regidora) como títere”. Luego de leer el encabezado, Lucas Lucía entró molestó al ayuntamiento y pasó a la oficina del alcalde para encararlo por la publicación: “si sigues hablando mal de los regidores (particularmente de su esposa) y los sigues sacando en el periódico te la vas a ver conmigo”.
“Raúl, por tu bien, alíneate e invita a tu esposa que se alinee conmigo, les ofrezco casa y dinero”, respondió el alcalde, según el testigo, quien aseguró que Lucas Lucía salió muy molesto por la amenaza que le hizo García Rendón. Les informó a quienes lo acompañaba y esperaban afuera del inmueble que “ya le puse un alto, ya no va a volver hablar mal de los regidores”.
El día que secuestraron a los dirigentes estaba planeada una manifestación con las 60 comunidades –30 na savi y 30 me’phaa– que representaban Lucas y Ponce, para exigir al presidente municipal nueve bultos de fertilizante para cada campesino, porque el priísta sólo les había entregado seis; “Lucas tenía muy mala relación con el alcalde”, aseguró.
Aunque la regidora Castro –según dijo– le pidió a su esposo que por su bien “ya no le moviera”, pues tenía miedo de que algo le ocurriera, Lucas le contestaba que “todos somos indígenas y no podemos seguir permitiendo que le roben al pueblo”.
Denunció que los otros testigos temen por su vida, porque los policías municipales son muy prepotentes, incluso dijo que estarían más seguros si en la zona hubiera policías estatales e incluso el Ejército. “Nosotros creemos que por algún favor (a la autoridad) o por unos cuantos pesos se llevó la delincuencia organizada, por eso nosotros vemos bien que entre el Ejército, para que acabe con ese tipo de gente, que no se toca el corazón para hacer daño”.
Fuente: La Jornada de Guerrero
García y el dirigente de la OFPM discutieron por una nota contra la regidora Castro
Al director de Seguridad le dieron el pitazo para que se fuera del lugar del secuestro
YAMILET VILLA ARREOLA
CHILPANCINGO, 26 DE FEBRERO. “Raúl, por tu bien, alíneate e invita a tu esposa a que se alinee conmigo, les ofrezco casa y dinero”, fue la advertencia que le hizo el alcalde de Ayutla, el priísta Armando García Rendón, a Raúl Lucas Lucía, presidente de la Organización para el Futuro de los Pueblos Mixtecos (OFPM), durante una discusión que tuvieron en el ayuntamiento, dos semanas antes de que el líder indígena fuera secuestrado y luego asesinado.
Según el testimonio de un testigo del secuestro de los dirigentes Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas, ocurrido el día 13 de este mes, quienes se los llevaron fueron tres hombres armados, de unos 26 años, piel morena, cabello lacio, de poco más de 1.65 de estatura, que usaban pantalón de mezclilla, camisa desfajada y gorra.
Detalló que el secuestro ocurrió después de un acto público al que acudieron Lucas Lucía y Ponce Rosas para acompañar a la regidora Guadalupe Castro Morales –ahora viuda de Lucas–, en el cual estuvo el director de Seguridad en el municipio, Luis José Sánchez Hernández; “él recibió una llamada y misteriosamente dijo ‘ya me voy’ y se retiró. No pasaron ni ocho minutos cuando llegaron tres hombres armados y se llevaron a nuestros dirigentes.
“Al director de seguridad le dieron el pitazo para que se retirara, porque de pronto se fue y no dijo a dónde iba; Lucas de pronto vio a los hombres y dijo ‘qué pasó’, no le dieron tiempo de nada, lo golpearon con la pistola, le agarraron las manos y se lo llevaron junto con el secretario en un coche oscuro, por la carrera que va al centro de Ayutla”, abundó.
El testigo comentó que dos semanas antes del secuestro Lucas tuvo una “fuerte discusión” con el alcalde priísta a raíz de una nota que salió publicada en el diario El Sol de la Costa, en la que se expresaban mal de su esposa, la regidora Castro Morales.
“El alcalde le pagó al periódico para que hablara mal de la regidora, nosotros lo sabemos porque quien edita ese periódico trabaja en el ayuntamiento y el alcalde le tiene todo, hasta secretaria particular”, denunció.
Recordó la cabeza de la nota: “Raúl Lucas es un vividor del pueblo mixteco, maneja a su esposa (la regidora) como títere”. Luego de leer el encabezado, Lucas Lucía entró molestó al ayuntamiento y pasó a la oficina del alcalde para encararlo por la publicación: “si sigues hablando mal de los regidores (particularmente de su esposa) y los sigues sacando en el periódico te la vas a ver conmigo”.
“Raúl, por tu bien, alíneate e invita a tu esposa que se alinee conmigo, les ofrezco casa y dinero”, respondió el alcalde, según el testigo, quien aseguró que Lucas Lucía salió muy molesto por la amenaza que le hizo García Rendón. Les informó a quienes lo acompañaba y esperaban afuera del inmueble que “ya le puse un alto, ya no va a volver hablar mal de los regidores”.
El día que secuestraron a los dirigentes estaba planeada una manifestación con las 60 comunidades –30 na savi y 30 me’phaa– que representaban Lucas y Ponce, para exigir al presidente municipal nueve bultos de fertilizante para cada campesino, porque el priísta sólo les había entregado seis; “Lucas tenía muy mala relación con el alcalde”, aseguró.
Aunque la regidora Castro –según dijo– le pidió a su esposo que por su bien “ya no le moviera”, pues tenía miedo de que algo le ocurriera, Lucas le contestaba que “todos somos indígenas y no podemos seguir permitiendo que le roben al pueblo”.
Denunció que los otros testigos temen por su vida, porque los policías municipales son muy prepotentes, incluso dijo que estarían más seguros si en la zona hubiera policías estatales e incluso el Ejército. “Nosotros creemos que por algún favor (a la autoridad) o por unos cuantos pesos se llevó la delincuencia organizada, por eso nosotros vemos bien que entre el Ejército, para que acabe con ese tipo de gente, que no se toca el corazón para hacer daño”.
Fuente: La Jornada de Guerrero
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