lunes, 26 de enero de 2009

La Reforma Energética es Privatizadora. La lucha abajo sigue.


Nicolás Alfredo Hernández Peñaloza*
Concluyó una fase más en el proceso de resistencia a las reformas estructurales neoliberales en México, en particular a la que privatiza la industria petrolera.
El proceso de desintegración de PEMEX se remonta a 1992, año en que Carlos Salinas de Gortari instruye a los legisladores del PRI a que modifiquen el Artículo 27 Constitucional en materia de petróleo, para liberar 46 productos reservados a la Nación y dejar únicamente siete productos como “petroquímicos básicos”.
Zedillo, también al igual que su antecesor de la escuela de los Chicago Boys, continuo la tarea, como ahora Calderón lo hace. Se trataba, de acuerdo al dogma neoliberal, de reducir el peso y la intervención del Estado en la economía (cuestionado en esos tiempos por corrupto irremediable), y dejar que las fuerzas del mercado impulsaran y dieran orden en la economía. Ellos sabían del engaño, pues las fuerzas invisibles del mercado en realidad era la mano sucia de los empresarios que por fin mandaban al diablo la economía mixta, la otra falacia burguesa identificada como los tres factores de la producción: gobierno-trabajadores-empresarios. Ellos sabían que amparados en esta teoría se podrían apropiar de las empresas del Estado, siendo la joya de la corona PEMEX y CFE, pero como decía Salinas, esto era asunto de ligas mayores y aquí habría que entrarle con ayuda de sus primos del norte, los gobernantes y las compañías petroleras.
No lograron sus intenciones aunque si logró hundir a la petroquímica mexicana orgullo de Latinoamérica y de los mexicanos. No lo hicieron debido a la defensa de trabajadores petroleros y población de Coatzacoalcos, Cosoleacaque y Minatitlán, y mayoritariamente de campesinos. Mucho tuvo que ver Cuauhtemoc Cárdenas que capitalizando las obras de su padre vino a encabezar multitudinarias manifestaciones. Por lo anterior, sin que sea la única acción en defensa de Petróleos Mexicanos en estos casi 20 años, podemos afirmar, que la defensa de este recurso natural y su industria no comienza a partir de que se conformó, en noviembre del año pasado, el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo. Pero si podemos hablar de una fase más en este largo proceso de resistencia contra el neoliberalismo y en el fondo contra la lógica del sistema capitalista.
Esta fase se activa, en noviembre del 2007, al perfilarse la imposición en el Congreso de la Reforma Energética formulada por el PAN y el PRI. Un año antes, resultado del fraude electoral, había surgido convocada por AMLO, la Convención Nacional Democrática, quien comprometió ante centenas de miles de mexicanos:
1) Combatir a fondo la injusta y humillante pobreza de millones de mexicanos y la creciente desigualdad que impera en el país; y
2) Defender el patrimonio de todos los mexicanos, por lo que no se permitirá bajo ninguna modalidad la privatización del petróleo, ni de la industria eléctrica, como tampoco de la educación pública, la salud y la seguridad social y los recursos naturales estratégicos para el bienestar de los mexicanos y la independencia y soberanía de la nación.
Calderón se propuso lograr lo que pudieron los tres presidentes anteriores: modificar la Constitución para privatizar PEMEX y CFE y quedarse con gran parte de los negocios petroleros. Calderón escogió sus aliados y operadores internacionales en España. Desde que
fue diputado federal, pero sobre todo desde que estuvo al mando de la Secretaria de Energía estudio “las oportunidades de negocio” y urdió junto con Mouriño el despojo. El paso urgente antes de que abriera el 2009 electoral era legalizar la participación de capital privado en el sector energético, no sólo en PEMEX sino en el sector acaparado por empresas españolas y en el negocio de los parques eólicos. Para eso es la Reforma Energética. Creía que la clave era hacerlo al inicio del 2008 a cualquier precio y para ello contó con la mafia que encabezan Beltrones y Labastida. Solo faltaba cubrir las apariencias, lo cual no era suficiente con la millonaria campaña mediática sino se requería el aval de la izquierda moderna.
Como sus antecesores, desprecio al pueblo, a la historia, a los técnicos que han denunciado y documentado la inviabilidad de esta propuesta y la autoridad y tozudez de Andrés Manuel.
La denuncia y movilización social organizada en todas las entidades del país alrededor del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, logró contrarrestar la campaña mediática falaz y alarmista, provocando que el PRI ajustara su cálculo y dejara solo al PAN para que el pagara los costos políticos en las elecciones del 2009.
Calderón presionado por los calendarios electorales, se vio forzado a presentar la iniciativa. El negocio era más importante que los costos políticos. Los priístas quisieron protagonizar presentándose como el fiel de la balanza entre dos opciones extremas: ni el extremo privatizador ni el extremo inmovilizador, sino su engañosa “Reforma Factible”.
La movilización y la autoridad de AMLO presionó a algunos legisladores del FAP, que actuando en consecuencia evitaron la imposición en abril del 2008 y lograron convenir un periodo de Debate en el Senado.
El Debate demostró con contundencia la falta de sustento en la propuesta privatizadora y entreguista, al grado que los panistas tuvieron que echar mano de desangelados funcionarios de PEMEX para que defendieran su propuesta. Lo único que le quedó fue ocultar al máximo las discusiones evitando su difusión en los medios masivos y manipulando los reportes al respecto.
Pero buena parte de los legisladores del PRD se proyectaron eligiendo el juego PRIAN de encontrar la reforma intermedia a partir de que Calderón aparentó ceder drásticamente al desistir de su intención descabellada de privatizar la Refinación. Siete meses de resistencia y el recrudecimiento (¿artificial?) de la inseguridad nacional disminuyó las movilizaciones en defensa del petróleo, creándoles desconfianza en el pueblo y en AMLO.
Atrás de esta presión por privatizar están grandes intereses económicos representados por grandes poderes políticos, atrás de esta lucha están antecedentes tan frescos y contundentes como el gran fraude y el invariable comportamiento abusivo y represivo de fanáticos de derecha en el gobierno decididos a no perder el poder ahora que lo obtuvieron y a construir una sociedad donde los empresarios pongan orden a costa de lo que sea. En ellos confían, en esos que no tienen llenadera, ni tienen palabra, ni tienen patria, ni tienen corazón. Optaron por entrar en el juego de conciliar una reforma, lo cual desembocó en una reforma que nos dicen es “Histórica” y afirman que no es privatizadora. Que de todos modos se iban a imponer con los votos del PRI y el PAN. Si, claro., pero el pueblo lo iba a entender y a saber porqué y a guardarlo en la memoria para la hora de hacer cuentas, que no está tan lejos.
La iniciativa del FAP para modernizar sin privatizar se fue desfigurando en manos de legisladores conciliadores, alejados del pueblo, acostumbrados a negociar y atentos a cuidar las formas para poder seguir viviendo del presupuesto y los encantos de los palacios. Hoy su posición convenenciera es perfectamente capitalizada por la derecha neoliberal y su maquinaria mediática. Pero …, LA LUCHA ABAJO SIGUE.

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