Laura Itzel Castillo
28 de enero de 2009
Xochiquetzal, casa para abuelas sexoservidoras
Enclavado en la zona de la Merced de la ciudad de México se encuentra un inmueble del siglo XVIII, frente a la iglesia de San Sebastián Atzacoalco, que a partir del 2006 funciona como albergue para trabajadoras sexuales de la tercera edad. Mujeres que previa a la inauguración de este espacio, vivían en la calle, durmiendo en bancas en condiciones deplorables.
La casa originalmente fue vivienda, posteriormente se ocupó como cuartel de inválidos en el siglo XIX y más tarde sirvió como museo y Salón de la Fama del Consejo Mexicano del Deporte y EspectáculosProfesionales.
La Sociedad Mexicana Proderechos de la Mujer Semillas, que dirigen las feministas Martha Lamas y Mali Hadad, a principios del año 2000 se dio a la tarea de promover el proyecto de rehabilitación de este inmueble histórico. El objetivo central: mejorar las condiciones de vida y el desarrollo de mujeres organizadas que luchan porque se respeten sus derechos.
En este lugar las sexoservidoras mayores, pero también las jóvenes, reciben capacitación sobre sus derechos humanos y salud, e incorporan distintas actividades productivas para alcanzar la autonomía financiera que requiere el albergue.
Este tipo de proyectos son un ejemplo de lo que se puede realizar cuando se conjuntan esfuerzos entre el gobierno, las organizaciones sociales y la gente. Voltear a ver a estas mujeres, desde la perspectiva de la solidaridad y el respeto, requiere de una visión libertaria que contrasta, sin duda, con las mentes medievales de gobernantes panistas, como el guanajuatense Eduardo Romero Hicks, quien pretendía convertir en faltas administrativas las manifestaciones amorosas. Que quede claro, en la izquierda no cabe el conservadurismo.
La casa Xochiquetzal, al igual que muchas de las construcciones ubicadas en las más de 600 manzanas que comprende el centro histórico más grande de América Latina, fue restaurada por el gobierno del Distrito Federal como parte de la política dedesarrollo urbano.
La premisa: modernizar es conservar. Y para lograrlo hay que recuperar las áreas de conservación patrimonial tomando en consideración a sus habitantes. De ahí la importancia de este proyecto emblemático y audaz.
Para finalizar quiero compartir las palabras pronunciadas por la gran escritora Elena Poniatowska en el evento de entrega del inmueble a la organización Proderechos de la Mujer Semillas:
“Nunca pensamos que lo podríamos ver. Pero es una victoria de las sexoservidoras mayores, de su inteligencia, de su valentía, de su tesón, y sobre todo, de amor a la vida, porque finalmente, ésta va a ser una casa de vida, y una casa que le brinda honora la vida”.
http://www.eluniversal.com.mx/columnas/76531.html
28 de enero de 2009
Xochiquetzal, casa para abuelas sexoservidoras
Enclavado en la zona de la Merced de la ciudad de México se encuentra un inmueble del siglo XVIII, frente a la iglesia de San Sebastián Atzacoalco, que a partir del 2006 funciona como albergue para trabajadoras sexuales de la tercera edad. Mujeres que previa a la inauguración de este espacio, vivían en la calle, durmiendo en bancas en condiciones deplorables.
La casa originalmente fue vivienda, posteriormente se ocupó como cuartel de inválidos en el siglo XIX y más tarde sirvió como museo y Salón de la Fama del Consejo Mexicano del Deporte y EspectáculosProfesionales.
La Sociedad Mexicana Proderechos de la Mujer Semillas, que dirigen las feministas Martha Lamas y Mali Hadad, a principios del año 2000 se dio a la tarea de promover el proyecto de rehabilitación de este inmueble histórico. El objetivo central: mejorar las condiciones de vida y el desarrollo de mujeres organizadas que luchan porque se respeten sus derechos.
En este lugar las sexoservidoras mayores, pero también las jóvenes, reciben capacitación sobre sus derechos humanos y salud, e incorporan distintas actividades productivas para alcanzar la autonomía financiera que requiere el albergue.
Este tipo de proyectos son un ejemplo de lo que se puede realizar cuando se conjuntan esfuerzos entre el gobierno, las organizaciones sociales y la gente. Voltear a ver a estas mujeres, desde la perspectiva de la solidaridad y el respeto, requiere de una visión libertaria que contrasta, sin duda, con las mentes medievales de gobernantes panistas, como el guanajuatense Eduardo Romero Hicks, quien pretendía convertir en faltas administrativas las manifestaciones amorosas. Que quede claro, en la izquierda no cabe el conservadurismo.
La casa Xochiquetzal, al igual que muchas de las construcciones ubicadas en las más de 600 manzanas que comprende el centro histórico más grande de América Latina, fue restaurada por el gobierno del Distrito Federal como parte de la política dedesarrollo urbano.
La premisa: modernizar es conservar. Y para lograrlo hay que recuperar las áreas de conservación patrimonial tomando en consideración a sus habitantes. De ahí la importancia de este proyecto emblemático y audaz.
Para finalizar quiero compartir las palabras pronunciadas por la gran escritora Elena Poniatowska en el evento de entrega del inmueble a la organización Proderechos de la Mujer Semillas:
“Nunca pensamos que lo podríamos ver. Pero es una victoria de las sexoservidoras mayores, de su inteligencia, de su valentía, de su tesón, y sobre todo, de amor a la vida, porque finalmente, ésta va a ser una casa de vida, y una casa que le brinda honora la vida”.
http://www.eluniversal.com.mx/columnas/76531.html
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