Experto en demagogia
Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, expertos en demagogia y coordinadores de las fracciones parlamentarias del PRI repiten ante los medios que no desean ni oír la palabra privatización. Ahora dicen que el gobierno manipula las cifras, que están por la modernización de Pemex sin reforma constitucional, sin contratos de riesgo (sic) y sin asociaciones (sic). Es un cambio declarativo. La oposición priísta también rechaza la privatización, sin embargo, son solo declaraciones aún minoritarias.
El senador Manlio Fabio anunció la decisión de su partido de “no ir con Acción Nacional (PAN) en la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex)”. Con esa declaración, el PRI aparenta no estar de acuerdo con la privatización. Es un avance, así sea declarativo, pero la definición es muy general. El mismo PAN, incluso Calderón, podrían suscribir la declaración; ellos mismos han dicho que Pemex No se privatizará (sic) y ese discurso lo repiten a diario.
Entre las razones para esta declaración, Manlio dijo que “el gobierno federal está manipulando las cifras para asegurar que disminuyeron las reservas de crudo, a fin de crear alarma en la población”. Sin embargo, el PRI está en desacuerdo solo en la apariencia. Según Manlio, “es un error de Felipe Calderón acudir a cifras alteradas y a una campaña mediática equivocada, en lugar de enviar al Congreso la iniciativa para la modernización de Pemex”. Esto es, si Calderón cumpliera con el procedimiento podría no haber objeciones a las cifras.
Apenas unos días ha, Manlio contemporizaba con Calderón; más aún, su correligionario Francisco Labastida, ha sido el principal cabildero para la privatización de Pemex. Ahora dijo que “el Partido Revolucionario Institucional irá en la ruta de la modernización de Pemex, sin reforma constitucional ni cambios a leyes reglamentarias (sic), sin contratos de riesgo (sic) ni asociaciones estratégicas (sic)”.
En el discurso hay un cierto cambio pero no totalmente. La “modernización” que invoca el PRI implica la apertura al capital privado, ellos mismos así lo han dicho. Decir que la modernización será sin reforma constitucional es correcto pero, eso, la reforma constitucional NO está a discusión. La privatización que propone el gobierno sería NO constitucional. Esto significa que sería ilegal por inconstitucional ya que, las leyes secundarias, no pueden contravenir a
La propuesta del PRI iría, también, “sin cambios a las leyes reglamentarias”. Esta es la primera vez que este partido se manifiesta al respecto, no obstante que a través de Labastida se ha preparado un paquete de reformas ilegales a 10 leyes secundarias (15 según el reciente “diagnóstico” del gobierno). La contradicción es evidente. Adicionalmente, Beltrones dijo que “Defenderemos la soberanía energética del país y la autonomía de gestión de Pemex”. Se trata de una incongruencia, esa “autonomía” es la propuesta clave para la privatización que, además, supone modificar
El PRI indica que irá a la modernización “sin contratos de riesgo ni asociaciones estratégicas”. Eso contradice a las propuestas de Calderón y el PAN. Pero, ¿se sostendrá el PRI o mañana cambiará de opinión? Por el momento son solo declaraciones.
Otro experto en demagogia
Emilio Gamboa, coordinador de los diputados del PRI, declaró que “Jamás permitiremos la posibilidad de incluir los contratos de riesgo, ni la participación de capital privado en actividades reservadas al Estado por
En la coyuntura, las declaraciones tienen interés porque podrían ayudarían a frenar el intento del gobierno para privatizar Pemex. Esto es, se dice que tal postura podría frenar, momentáneamente, el intento gubernamental por abrir el sector petrolero a las trasnacionales que pretenden asociarse con la paraestatal mexicana. Esto podría ser posible, sobretodo ante la premura de tiempo en el presente período ordinario de sesiones que concluye el 30 de abril. A la fecha, solamente restan 8 sesiones legislativas, insuficientes para debatir tantas leyes. El PAN tendría que maniobrar de manera harto sucia, apoyado por las fuerzas policiales y militares, para imponer compulsivamente su reforma. No obstante, al zafarse el PRI, también tendría el problema de no contar con suficientes votos.
En las recientes declaraciones, Beltrones y Gamboa dicen que el PRI está en “la imposibilidad de modificar sus documentos básicos” mismos que no permiten la privatización energética. Se trata de ornato porque, el PRI no respeta sus propios principios. Otra razón que han esgrimido ha sido el ambiente social creado por el llamado de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la movilización para impedir la privatización de Pemex. Ambos declararon que “López Obrador busca crear inconformidad “por la supuesta privatización del petróleo”, para llevar el país a la inestabilidad y volver a posicionarse políticamente con miras a 2009 y
Beltrones y Gamboa se sienten erigidos en árbitros de la nación y critican tanto a Calderón como a AMLO. Pero, los legisladores priístas no son sinceros pues dicen una cosa y hacen otra. Su engreída política, que los hace sentir “gobernantes detrás del trono”, “fiel de la balanza”, los lleva a hacer “fintas” pero, los dos han demostrado que son privatizadores y que no resisten un “cañonazo” de a 50 mil dólares.
Oposición priísta
Beltrones y Gamboa no lo reconocen pero al interior del PRI la división se acrecienta. Esta misma semana, fue publicado en la prensa nacional un desplegado del Frente Nacional de Legisladores del Sector Rural, que preside Heladio Ramírez (PRI), en el que se manifiestan por impedir que con el pretexto de una reforma energética se entreguen los recursos petroleros a “los intereses privados de las grandes corporaciones trasnacionales”.
Otro grupo de diputados priístas también manifestó su rechazo absoluto a la privatización de Pemex, entre ellos José Murat, Beatriz Pagés, Patricio Flores, César Duarte, Alfredo Ríos Camarena, Carlos Rojas, Fernando Moctezuma, Jericó Abramo Masso, Jesús Reyna, Héctor Hugo Olivares y Lilia Merodio, quienes acordaron constituirse en un bloque que pretende impedir, si fuera el caso, la privatización en áreas específicas de la paraestatal mexicana. Entre sus argumentos destacan un rotundo no a la privatización; sí a la modernización de la empresa petrolera; no a los contratos de servicios múltiples y de riesgo, y si esto sucediera, se recurriría a la controversia constitucional.
Del dicho al hecho hay un gran trecho. Ojalá la oposición priísta tome color y una definición congruente con sus hechos. Hasta ahora, el único priísta congruente ha sido el exsenador Manuel Bartlet. Mientras tanto, la movilización nacional del pueblo mexicano debe seguir, estructurando la organización en todo el territorio nacional. Beltrones y Gamboa pueden decir lo que quieran, lo que cuentan son los hechos. La oposición priísta también puede declarar pero deben ser mayoría y sumarse a los mexicanos concientes para impedir de verdad la privatización energética.
Frente de Trabajadores de
de México
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