viernes, 17 de agosto de 2007

Se solidariza grupo armado “La Parota es imposición y despojo”



Viernes 17 de Agosto de 2007



Se solidariza grupo armado con el Cecop; “La Parota es imposición y despojo”, acusan

Francisco Magaña / Atoyac

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) se solidarizaron con los integrantes del Cecop y su oposición a la presa La Parota que promueve la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pues consideraron que el proyecto “es una imposición y despojo a los campesinos”.
En comunicado firmado en el puerto de Acapulco y enviado vía correo electrónico a los medios de la Costa Grande, las FARP también felicitan y reconocen el trabajo del Centro de Derechos Humanos de La Montaña, Tlachinollan.
Exhortan a los comuneros a que a la par de festejar “vigilen la reacción del gobierno y de sus allegados, ya sea la CFE, la policía, el Ejército o de algunas autoridades ejidales, pues será de vital importancia no caer en ningún tipo de provocación”, de la cual no descartan que esté detrás el gobierno.
Alertan que todo movimiento extraño que venga del gobierno debe denunciarse pronto para desactivarlo. “El gobierno “debe aceptar su derrota y evitar el uso de medidas leguleyas, así como todo tipo de acciones extrajudiciales que tengan como finalidad imponer la construcción de la presa”.
De lo contrario, señalan, sólo seguirá estrechando los cauces legales y pacíficos a los que el pueblo tiene derecho para defender sus intereses.
“Jurídica y políticamente el gobierno perdió limpiamente y sólo de un modo sucio podrá revertir tales resultados”, señala el comunicado.
Afirman que el Cecop tiene ahora la oportunidad de mantener el nivel organizativo logrado y aprovecharlo para impulsar un proyecto de desarrollo social en la región.
Apuntan que los opositores deben estar conscientes de que ese desarrollo social hoy será una exigencia, una forma de presión “natural o consecuente” por parte de quienes estaban de acuerdo en vender sus tierras para la construcción de La Parota.
Abundan que “es un deber que toda organización social seria tiene ahora: el sentido de ser una alternativa social, cultural, ecológica, económica y política con relación a un gobierno que no los representa ni los quiere representar y por lo tanto no es capaz de satisfacer ninguna de sus más elementales demandas”.
“El impulso de nuevas formas de desarrollo social es una tarea pendiente por parte del Cecop so pena de permitir que el desarrollo capitalista agudice aún más el subdesarrollo social regional y la descomposición del tejido social, tanto en lo colectivo como en lo individual”, agrega.
Especifica que esa tarea debe ser la primera o por lo menos paralela a la de impulsar otros objetivos más ambiciosos en lo político.
Citan el ejemplo de los campesinos de San Salvador Atenco, quienes sin consolidar o estructurar mejor su trabajo organizativo con base en el desarrollo social, “pretendían impulsar acciones políticas que aún no correspondían al momento histórico local ni estatal ni regional ni nacional ni internacional”.
La clave está –señala– en educar al pueblo, “y darle la oportunidad de tener mejores opciones económicas concretas, de modo que la colectivización no sólo sea una cuestión teórica sino sobre todo práctica”.
Exponen las FARP que lo acontecido ahora en Guerrero, sin caer en chovinismos e indigenismos ocultos y absurdos, demuestra que lo nuevo no sólo se encuentra en zonas geográficas del país ya muy publicitadas. “En todo el país se están presentando nuevos escenarios y de todos ellos hay muchas cosas que aprender”.
Ponen de ejemplo el caso de Cacahuatepec, “se ha demostrado plenamente que la mejor lucha social que puede dar el pueblo mexicano es aquella que hace uso, de modo ingenioso y creativo, cuidadoso y conciente, de todas las formas de la lucha popular”.
Abunda que en un movimiento social se debe luchar por asumir la conducción política del movimiento, abiertamente, con un ejercicio ético crítico en la práctica política con honestidad. Se debe elevar la conciencia política de sus compañeros del movimiento, “de manera que todos ellos participen verdaderamente en las decisiones de la lucha y no escamotear o esconder las hasta ahora inevitables relaciones dirigentes”.
Afirman que los dirigentes sociales deben disputarle la conducción política de los movimientos populares a las oportunistas fuerzas del PRD o de cualquier otro partido político, “a menos que siga en la creencia religiosa de que el poder político no sirve para nada, cuando el poder es eminentemente un producto social y, por lo tanto, transformable, mejorable y revolucionable por parte de mejores seres humanos”.




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