Seis años en los que asomada a la ventana de la internet me he enterado que al Estado no le ha bastado con mantenerlos prisioneros, sino que los ha trasladado de prisiones, les limita las visitas, la correspondencia, el tiempo de sol, les atosiga con la vigilancia cada 10 o 15 minutos, les ha infligido castigos que sumados al de mantenerlos privados de su libertad han tenido como objetivo doblegar su dignidad humana; pero, también me he enterado que ustedes continúan luchando por no perderla y han tenido el valor de denunciarlo, que a pesar de las rígidas normas carcelarias, en los resquicios que mantiene el Estado para no desenmascarar plenamente su esencia cruel e inhumana, leen lo que caiga en sus manos, escriben, pintan (aunque el penal se quede con lo que hacen) y hacen ejercicio.
Total, que a pesar de lo que haga el Estado, continúan creciendo como hombres.
Y mientras ustedes mantienen una lucha permanente por sobrevivir en ese medio tan hostil, otra lucha mantienen sus hermanos fuera de la prisión, igual o tan presionados como ustedes dentro, ya que ellos también han recibido amenazas veladas de muerte por el hecho de defender no sólo a ustedes sino a todos aquellos que acuden a ellos porque sus derechos humanos están siendo violentados y lo que empezó como una lucha familiar (la defensa de sus hermanos) ha trascendido al ámbito de lo social porque el Estado al agredir a sus ciudadanos acciona un sentimiento legítimo e inherente a todo ser humano, el de la defensa, sí, el de la defensa de su integridad física y psíquica que da lugar a lo que tanto teme el Estado y su gobierno, a la organización del pueblo, misma que se da cuando se va tomando conciencia que individualmente poco o nada se puede hacer por resguardarla, ya que es materialmente imposible enfrentarse a los “cuerpos de seguridad” que resguardan los intereses de una minoría empeñada en acumular riquezas en base a la miseria de quienes la producen y en base a la supresión de la libertad y hasta de la vida de quienes se oponen de cualquier manera pacífica o armada, porque no existen leyes nacionales o internacionales que no sean infringidas por el Estado.
Héctor y Toño, reciban mi corazón y con él mi cariño inconmensurable así como la confianza en que sabrán salir adelante durante este año y medio en que aún permanecerán en prisión, prepárense para todo porque éste será el tiempo en que Estado, gobierno y autoridades carcelarias tratarán de aprovechar para marcarlos con huellas indelebles para inhibir su capacidad para continuar conservando su dignidad y su integridad humana, como siempre ha dicho papá: prepárense para lo peor (lo que sea, lo peor) para que no los agarre desprevenidos y si no llega nada peor a lo que están viviendo, que mejor.
Emi: Cómo se hacen viejos los niños y las niñas, ¿verdad amorucha?. Espero que estés bien y sobre todo que este tiempo de ir a visitar a tus hermanos en las diferentes prisiones de seguridad en donde han estado, no te hayan desgastado porque es a lo que le apuesta el Estado para aislarlos aún más.
Te escribo porque considero necesario tomar en cuenta esa situación, pues la tarea que te has impuesto no ha sido fácil desde el inicio, menos ahora que el tiempo se desliza lentamente, torturante como una gota de agua que cae sin cesar sobre la cabeza hasta casi horadar el cráneo, ya que asistir a ver a tus hermanos constituye una exposición a la agresión psíquica y moral de tu parte y de quienes los visitan (a la que son objeto también, quienes visitan a otros presos políticos y de conciencia) al tener que semidesnudarse delante de quienes sean las custodios en turno, sólo espero que hayas logrado hacerte de un caparazón tal que estas agresiones ya no lo constituyan y hayas elaborado de tal manera esta situación como una circunstancia inherente a la solidaridad con tus hermanos por el cariño que se tienen.
No creas que no he pensado en lo que tú también has tenido que pasar, pero siempre he tenido plena confianza en que lograrás superar cualquier obstáculo por grande que éste sea y de cualquier índole también.
Te lo digo, porque se que se viene una etapa difícil y complicada pues si bien para los que estamos fuera nada más falta año y medio para que este gobierno libere a tus hermanos, para ellos todavía falta año y medio. Son dos maneras o perspectivas diferentes de ver la situación, en la que tanto ellos como ustedes, y tú concretamente tendrás que renovar tus bríos para seguir apoyándolos con tu presencia, tu plática y tu cariño y como les digo a ellos, te lo digo a tí: prepárate para lo peor que pudiera presentarse, para ser contención de los que te rodean, para ser tu propia fortaleza, fortalecer y fortalecerte con quienes amas. Sé que ha sido difícil para tí y para todos pero, también sé que habrás de salir adelante al igual que tus hermanos.
Paco: recibe un abrazo muy, muy fuerte, hijo. Recibe mi cariño y la confianza que saldrás adelante un año más acompañando desde fuera a tus hermanos, fortaleciéndote con la amistad de quienes te rodean, aprendiendo de quienes conocen mejor la circunstancia por la que los está haciendo pasar el Estado mexicano, por tu conducto envío mis mejores deseos, mi admiración y mi gratitud a todos ellos, a quienes, aunque no nos conocemos físicamente puedo reconocer por su actitud humanitaria y solidaria para con ustedes y las causas justas.
Ahora bien, sé que es innecesario pero, quiero pedirte que cuando regresen nuevamente a nuestro país
Me enteré, por esta ventana al mundo que constituye la internet que continúan recibiendo amenazas, por lo que quiero decirles, decirte que no permitas que te amedrenten, vive tu vida de la mejor manera posible, disfrútala en compañía de amigos y seres queridos, no permitas que te la roben y sigue adelante con la frente en alto porque lo que haces es digno de todo ser humano que se precie como tal y lo que tratan, quienes quieran que sean, es de quitarte la felicidad que puedes tener a pesar de la dura circunstancia que estás viviendo con quienes te rodeas.
Ale: continúa con tus estudios y actividades, tú que ya sabes lo que es estar en las mazmorras del Estado, no dejes que Héctor y Antonio se sientan solos, ni ellos ni nadie más que sufra injusto encierro y malos tratos, te quiero tanto como a tus hermanos, que el cariño que nos tenemos y tenemos hacia los demás sea la fortaleza que te permita caminar a pesar de las amenazas que te hagan llegar. No de dejes de prepararte intelectualmente, porfía en tus objetivos y disfruta la libertad que hoy haz recuperado gracias a la solidaridad de todas las personas que aman la justicia y luchan por la posibilidad de construir un mundo mejor para todos, un México mejor donde la solidaridad, la justicia y la libertad nos hermanen, desechando prejuicios, egoísmos, explotación y expoliación.
Mis amores todos, hasta la próxima, que cada golpe que el estado mexicano trate de asestarles los fortalezca. Por nosotros, papá y yo, no se preocupen que cada quien vive como se lo propuso, intentando ser consecuentes con nuestro ideario, que por fortuna ya es el de muchos más.
Tomen en cuenta que todos somos transitorios en este mundo y que lo que importa es no perder la dignidad.
Los quieren más grande que el tamaño del cielo, mamá y papá.
Emilia Contreras Rodríguez y Francisco Cerezo Quiroz
Fuente: Kolectivo Azul
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