Viernes 17 de Agosto de 2007
Larga serie de gritos e imprecaciones contra Zeferino en la apertura del Congreso del PRD
- Ahí te hablan, aprende, ¿ya oíste?, clamaban delegados de Guerrero durante los discursos de Cota, Ebrard y López Obrador
- ¡Fuera gobernador panista!, el primer reclamo que escuchó. Son manifestaciones naturales de un partido plural, dijo Torreblanca
Juan Angulo Osorio / Ciudad de México
La presencia del gobernador Zeferino Torreblanca, y la larga cadena de imprecaciones contra su gobierno que motivó, dieron la nota en la inauguración de un Congreso Nacional del PRD que tiene entre sus puntos principales la definición de una línea de vigilancia y evaluación permanente de sus gobernadores, alcaldes y legisladores, para que éstos apliquen desde sus cargos la política de ese partido.
Un minuto antes de que comenzara el acto llegó Torreblanca al gran salón del hotel Sheraton, y 20 segundos antes ocupó su asiento en el presídium junto al coordinador de los senadores, Carlos Navarrete Ruiz, su amigo y defensor de la corriente Nueva Izquierda.
Todavía no se sentaba cuando escuchó el primero de los gritos de repudio que lo acompañaron a lo largo de la ceremonia:
“¡Fuera Zeferino, gobernador panista!”, que se repitió por tres veces y que venía de un grupo de delegados de Guerrero, los más visibles el diputado Ramiro Solorio y el dirigente Arturo Hernández Cardona.
Antes de esos gritos sólo se escuchaban los murmullos propios de un salón abarrotado que esperaba el inicio del acto de inauguración, y la primera reacción de otros delegados ante los encendidos reclamos que escuchaban fue la de, a su vez, gritar “¡unidad, unidad, unidad!”, que se fue apagando conforme sus autores se daban cuenta de a qué personaje iban dirigidos aquellos.
Y desde ese grupo –para acabarla de amolar ubicado exactamente enfrente de Torreblanca– y de otro ubicado más atrás y a un lado, ya no soltaron al gobernador de Guerrero, que se movía inquieto en su asiento y de vez en cuando lanzaba miradas fulminantes a sus detractores.
Y los gritos de éstos, y los aplausos –casi siempre leves, pero aplausos al fin– de Torreblanca en pasajes de los discursos de Leonel Cota, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador pueden formar un compendio de la situación política de Guerrero y de sus problemas.
Las imprecaciones a Zeferino Torreblanca
“No podemos conceder un reconocimiento de legitimidad a Felipe Calderón por comodidad política, o cediendo a la presión de los medios u otros intereses elitistas, renunciando así a la congruencia”, que dice el presidente nacional del PRD, Leonel Cota en su discurso, y que se oye el segundo grito: “Ahí te hablan, Zeferino”.
Y vino luego el discurso del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, quien dijo ufano en referencia a su continuado distanciamiento de la presidencia de Felipe Calderón: “Vengo aquí con la frente en alto, no nos hemos dejado, ni nos dejaremos”.
Y vuelta otra vez: “¡Ya oíste Zeferino!”.
Y sigue Ebrard: en el Distrito Federal “se está llevando a cabo el programa del PRD y se gobierna para la mayoría”, y de las filas del público que se escucha: “¡Aprende de Marcelo, Zeferino!”.
Y el gobernador de Guerrero tampoco se escapó de ser increpado durante la intervención del principal dirigente político del PRD, Andrés Manuel López Obrador.
Que pregunta el tabasqueño en su discurso: “¿Acaso no es grotesco que a cambio del fraude electoral, el usurpador, Felipe Calderón, le haya entregado el manejo de la Secretaría de Educación Pública a Elba Esther Gordillo”. Y que se escucha, y muy claro, desde el público: “También en Guerrero”.
No todos los gritos salieron del bloque donde estaban Solorio, Hernández Cardona, Bulmaro Muñiz Olmedo, Angélica Castro.
Pero ninguno fue acallado por ningún delegado. No hubo ningún chiiiis, ningún ya déjenlo, ningún ya párenle a su carro.
Todavía hubo más. “¿Dónde está el derecho a la información...?”, pregunta López Obrador, y de nuevo el “te hablan Zeferino”, luego de que unas líneas antes se había escuchado el grito de “¡El Sur de Guerrero!”, cuando el ex candidato presidencial había dicho que solamente La Jornada en el plano nacional, y periódicos de los estados eran las “muy pocas y honrosas excepciones” de medios que no han sido “reducidos a meros instrumentos de control y manipulación de la opinión pública”.
Leyó López Obrador el punto 9 de lo que llamó principios básicos de la nueva República: “Dominio directo de la nación sobre el petróleo, la industria eléctrica y otros recursos naturales y estratégicos...”, y vino el último de los gritos: “¡La Parota, Zeferino!”.
Los aplausos de Zeferino Torreblanca
Sí. Aplaudió cuando López Obrador dijo que “jamás hemos convalidado la política económica neoliberal que se ha venido imponiendo desde hace 24 años, a costa del empobrecimiento y la miseria de millones de mexicanos”. Se deduciría entonces que el gobernador de Guerrero está en contra de la política que aplica el gobierno de Calderón, con quien no se va a pelear pese a que algunos quisieran que estuvieran agarrados del chongo, según sus propias palabras dichas apenas dos días antes de este Congreso, ante la secretaria de Desarrollo Social federal, Beatriz Zavala.
También aplaudió el gobernador de Guerrero cuando el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal dijo en su discurso que sus adversarios “quisieran que actuáramos como una izquierda legitimadora y a cambio de toda esa ignominia nos darían el honorable título de izquierda moderna y hasta nos aplaudirían en sus medios de comunicación. Una izquierda legitimadora no es más que una derecha tímida y simuladora. Y lo verdaderamente moderno es el ejercicio de la crítica para transformar la realidad”.
Se deduciría de ese aplauso, entonces, que la izquierda moderna que propugna Torreblanca no es legitimadora, sino crítica, y que ello se verá en la próxima reunión que tenga con Calderón o con algún otro funcionario del gobierno federal. Por ejemplo, su nuevo amigo y apologista Florencio Salazar.
Al término de la ceremonia, reporteros de la ciudad de México le preguntaron al gobernador de Guerrero, desde abajo del presídium, qué opinaba de las frecuentes gritos de repudio en su contra y respondió que los tomaba “con respeto” y que son manifestaciones naturales “en un partido plural” como el PRD.
No se vio que nadie se arremolinara en torno del gobernador para expresarle su solidaridad por el maltrato que sufrió de sus opositores perredistas. Sí hubo alguien que dijera “al menos tuvo el valor de venir”.
No vi que se despidiera de él Andrés Manuel López Obrador, situado a cinco sillas de la que ocupaba Torreblanca. Si lo hicieron Ebrard, Navarrete, por supuesto. A su llegada al presídium, el perredista de Acapulco Pablo Ávalos se desvive en atenciones para el gobernador y está a punto incluso de ofrecerle el brazo para que se apoye y suba el primer escalón, a diez centímetros del suelo.
La mesa de línea política
Los principales dirigentes de las corrientes participan en esta mesa. Allí están Jesús Zambrano, Alejandro Encinas, Martí Batres, Dolores Padierna, Mario Saucedo, Graco Ramírez, Eliana García, Armando Quintero, Ramírez Cuéllar, Gerardo Fernández Noroña, David Cervantes.
Con esta primera división alternan los guerrerenses Octaviano Santiago Dionicio, Pablo Sandoval Cruz, Rosario Herrera, Ángel Villalba, viejos luchadores de la izquierda guerrerense; y los nuevos perredistas Ramiro Solorio y el zeferinista Fernando Donoso, ubicados en las antípodas de la actual política del estado.
Aquí, las grandes corientes nacionales vienen a definir el peso que tendrán las formas de lucha, si el énfasis seguirá en el campo electoral o si se debe mover al PRD hacia la participación y solidaridad con los movimientos sociales. Leonel Cota lo expresó del siguiente modo en su discurso: “Una primera definición es si queremos ser un partido sólo para la competencia electoral o buscamos, como proyecto, una transformación profunda del país”, como si ésta no se pudiese conseguir en el terreno de la lucha electoral.
Los guerrerenses van a eso pero, sobre todo, a intervenir en el tema de la definición de la línea política frente a los gobiernos emanados del PRD. Uno de los primeros en inscribirse en la lista de oradores fue don Pablo Sandoval Cruz, luego del resumen que presentó en la mesa el secretario de Relaaciones Internacionales Saúl Escobar.
En la sesión de preguntas sobe esta exposición, un deleghado de Chiapas se lanzó contra el gobernador Juaqn Sabines. Son preguntas, compañero, le dijo Zambrano desde la mesa, De todos modos Escobar le respondió, dijo que el tema merece un gran espacio en el documento base de la discusión y resaltó que es la primera vez en la historia del PRD que su principal órgano de decisión discutirá sobre cómo garantizar que sus gobernantes y legisladores apliquen las políticas del partido.
Y Solorio, por su parte, anunció que delegados guerrerenses y chiapanecos preparan un resolutivo especial conjunto para que sea votado, y en el que harían un llamado a sus gobernadores a aplicar políticas públicas congruentes con los principios, postulados y línea política del PRD, o que abandonen el cargo.
De modo que, de aquí al domingo, Torreblanca seguirá en boca de muchos. Y ya veremos quienes y cómo defienden a su gobierno.
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