miércoles, 24 de junio de 2009

Testigo: “nos tiraron como a delincuentes”

Hasta que llegaron a su destino vieron que había un muerto

Fuente: La Jornada de Guerrero


JESUS RODRIGUEZ MONTES (Corresponsal)

Huamuxtitlan, 22 de junio. Los disparos de los soldados nunca fueron al azar. Las ráfagas enmedio de la noche siempre estuvieron dirigidas hacia el camión. Un muchacho de unos 23 años, maestro de profesión, viajaba justo frente al asiento número 42, donde el pasajero yacía muerto, con una bala en el cuello.

Esta es su versión de los hechos: “fue rápido. Todo al principio parecía un viaje normal. Salimos a las 9:15 de la noche de Tlapa. Ya en el lugar de Tecoapa, conocido como el entronque de Santa Cruz, había un retén militar. Detuvieron el autobús, indicaron que los hombres se bajaran. No revisaron a todos y sólo la parte de abajo del autobús y las maletas que iban arriba. Tardaron como unos 15 minutos en la revisión.

“Empezaron a discutir el chofer y los militares porque él les reclamó que cómo iban a quitarle las botas al joven, porque se las querían quitar. Les empezó a decir que se las devolvieran, pero ellos les decían que eran botas propiedad del gobierno.

“El chofer les pidió que le firmaran un acta donde quedara claro que el señor se quedaba con ellos, para no tener problemas; pero también les reclamó que por qué se lo llevaban, que se quedaran con las botas, pero que lo dejaran al joven.

“Fue cuando empezaron a discutir. El chofer su subió molesto y se empezaron a insultar. Yo creo que se le pasó la mano al chofer con el insulto, pero también los militares lo estaban insultando.

“Un militar, con el que más discutía, le gritó ‘¡deténgase!’, pero él no se detuvo. Como venía arrancando, yo creo que no podía arrancar muy recio porque venía lleno el autobús, venían mujeres, niños, ancianos y un bebé, pues no arrancó recio, pero empezaron los balazos.

“La verdad que fueron muchos balazos, no sé si fueron como 30 segundos o un minuto, fue un tiempo muy largo. Le tiraron al carro como si nosotros fuéramos delincuentes. Entonces un señor gritó ‘¡todos al piso!’. Nos tiramos y ya cuando llegamos a la central (en Huamuxtitlán), vimos que había una persona muerta.

“Después los pasajeros le empezaron a reclamar a los militares que por qué habían disparado, cómo era posible que nos trataran así, como delincuentes. Y los soldados, como si nada, yo creo que han de estar acostumbrados a hacer eso”.

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