Fuente: La Jornada de Zacatecas
Redacción
Soledad Jarquin Edgar
Ahora que por 87 años consecutivos los hilos de la manipulación subliminal, la represión ideológica y el oportunismo político y comercial se entrelazan, como asegura Martha Acevedo, autora del libro 10 de mayo publicado años atrás por la Secretaría de Educación Pública, se me viene a la mente la fragilidad del mito y la idolatría que sobre las madres hay en este país.
Algunos datos: 54.7 por ciento de las 64 personas fallecidas por AH1N1 (influenza) son mujeres, dato reportado el jueves pasado por la Secretaría de Salud. Ello comprueba, entre otras cosas, que las mujeres “son para otros” y no de ellas mismas. Comen si alcanza o comen lo que les sobra. Son más propensas a automedicarse para no gastar el dinero de la familia y acuden al médico cuando “de verdad” se sienten enfermas, es decir, cuando ya no se pueden detener los padecimientos, porque se les enseñó que su prioridad son los otros y no ellas. Abnegación y sacrificio.
Casos específicos son los llamados cánceres de la mujer, que son prevenibles siempre y cuando se detecten a tiempo. Cifras de los Servicios de Salud de Oaxaca indican que cada cuatro días una mujer muere por cáncer de mama o cérvico uterino. Ligado con aquellas creencias de que las mujeres no tendrían que ver ni tocar sus cuerpos y menos permitir que otros como el personal médico las vean. Hoy sabemos que seguir esa actitud es una condena de muerte.
Habría que agregar la terrible situación que aún prevalece en la entidad por la muerte materna. El recuento estadístico señala que en Oaxaca fallecieron 67 mujeres por muerte materna al concluir el 2008, apenas 5.3 por ciento menos con respecto al año 2007. Incluso la nota roja de Oaxaca reportó un caso esta semana, como si se tratara de un asunto policiaco y no de un problema de salud pública.
Así la maternidad es un problema para algunos empleadores: las madres tienen menos posibilidad de ser contratadas. Pregunta específica de la entrevista de trabajo ¿tiene usted hijos? Aún existen los despidos por embarazo y se les niegan permisos por lactancia o enfermedad de las hijas e hijos, so pena de perder el empleo.
El otro dato es que las mujeres ganan 25 por ciento menos que los hombres por hacer exactamente lo mismo (INEGI). Las guarderías no sólo cuestan, aún siendo de las que el gobierno federal abrió en cada esquina, sino que no sabemos en manos de quién o qué preparación tienen quienes están al frente. Para comprobar basta ver los lineamientos de Sedesol al respecto.
Muchas mujeres adolescentes son corridas de las escuelas cuando se embarazan, “por ser mal ejemplo para el resto de las alumnas”, cuando lo que tendría que haber en este país es educación sexual para prevenir tanto los embarazos como las enfermedades de transmisión sexual, como el VIH y el sida, por ejemplo, que cobra un importante número de vidas cada año. Pero la venda sigue en los ojos de quienes tendrían que implementar verdaderas políticas públicas y hacer las leyes para este país.
Y esas jóvenes, estamos hablando de más o menos entre 16 y 20 por ciento del total de embarazos que ocurren cada año en Oaxaca y en México, sin ningún tipo de apoyo se enfrentan a un mundo difícil y agresivo con ellas, un mundo que no les da oportunidades, que terminan por truncar sus proyectos de vida en la mayoría de los casos, pues sin ninguna preparación porque la educación media superior no da ninguna preparación, se ven en la necesidad de mantener a sus hijos e hijas. Al menos en Oaxaca, las y los adolescentes tienen servicios gratuitos de maternidad en el Hospital Doctor Aurelio Valdivieso, desde hace poco más de un año por disposición de los Servicios de Salud. Otras recurren al ejercicio más peligroso que muchas veces también termina con sus vidas, el aborto clandestino.
Otro dato: las estadísticas de INEGI señalan que en el país 4.45 por ciento de las mujeres tienen 60 años y más, cifra que se rebasa en Oaxaca donde porcentualmente está población representa el 5.2, de un total un millón 831 mil 966 mujeres que viven en la entidad. La mayoría de ellas carecen de una pensión o jubilación, estas mujeres que sirvieron a sus familias o siguen sirviendo a sus familias, están al garete. Porque consagradas al trabajo materno lo realizaron sin remuneración. Les dijeron, como siguen haciéndolo, qué es una obligación.
Ya vimos, este año, 23 mujeres han sido asesinadas. Dos de ellas, por sus compañeros y al menos la mitad, eran madres.
Y ello nos lleva a replantear cómo frente a la publicidad, la parafernalia, la manipulación,
la sociedad obvia los derechos de las mujeres porque se sigue pensando que la maternidad es el destino de las mujeres. Siguiendo la disposición o las instrucciones de la derecha recalcitrante de este país, las y los legisladores vestidos de azul y blanco, tricolor o amarillo, verde, naranja y rojo, siguen criminalizando la interrupción legal del embarazo (ILE) y niegan el fundamental derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, a decidir sobre qué hacer frente a un embarazo no deseado, un embarazo, incluso, producto de una relación sexual forzada o violación.
Con lo sucedido esta semana en Guanajuato al reformarse la Constitución para criminalizar el ILE, aún en casos de violación a menores de edad, bajo el argumento de proteger la vida desde la concepción, suman ya 11 entidades que les han negado el derecho a decidir a las mujeres. El viejo anhelo de la derecha o del PAN, de reducir a nada los derechos de las mujeres, está ganando la batalla como parte de las componendas políticas del PRI-AN en tiempos electorales y bajo el adormecimiento mediático de la influenza. Oaxaca es de las entidades que ya tiene la propuesta en el congreso en vías de criminalizar la interrupción legal del embarazo, lo que resulte tendrá un claro efecto electoral, pero eso tampoco les preocupa con tal de tener el poder.
Las mujeres mexicanas tan pronto como terminó la Revolución, plantearon la maternidad libre y autónoma. Hoy a muy poco de celebrar el primer centenario de aquel acontecimiento, vemos con tristeza que la maternidad no es libre ni autónoma para la mayoría de las mexicanas y, peor aún, hay una clara intención de que los derechos peleados durante 80 años, sigan yéndose a aquella población ubicada en el estado de Jalisco y que se llama La Chingada.
Como si estuviéramos en 1922 cuando surgió la “celebración” del Día de la Madre, para contrarrestar las demandas que las mujeres habían planteado durante el Primer Congreso Feminista, celebrado en Yucatán en 1916, todo se vuelve inmoral y criminal.
El panismo se aprovecha del poder y algunos dirigentes priistas en su afán por recuperar el poder hacen cualquier tipo de componendas, contrario a lo que durante años realizaron los priistas de antaño, lo cual sin duda alguna si es inmoral y criminal.
Repito, las mujeres sí quieren ser madres, pero con derechos, quieren un Estado que responda de verdad a sus demandas sociales, políticas y humanas. No quieren un Estado que les regale trastes de plástico, licuadoras ni planchas, sino sus derechos y ciudadanía y eso tiene que ver con la maternidad, esa que entonces habremos de celebrar cada día.
Para sus comentarios: mujerypolitica@yahoo.com.mx
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