La ciudad incrementó su superficie 400% en las últimas décadas, detalla la UNAM
Fuente: La Jornada de Michoacán
El acuífero presenta altos índices de contaminación por metales pesados y heces fecales
Fuente: La Jornada de Michoacán
El acuífero presenta altos índices de contaminación por metales pesados y heces fecales
GLADIS LEON GONZALEZ
La falta de planeación en el crecimiento de la ciudad de Morelia –que en los últimos 10 años ha registrado un incremento en su superficie de más del 400 por ciento- ha traído consigo una intensa problemática social referente a la especulación de la vivienda, la falta de sustentabilidad ambiental, el colapso de las vialidades, así como la intensa contaminación de la cuenca del Lago de Cuitzeo, que presenta índices de contaminación por metales pesados como el plomo y el cobre, además de contaminación orgánica como heces fecales, cuyas aguas riegan la zona de cultivos más importante en la región, y proveen del vital líquido a una población que supera el millón de personas.
Ante ello, la UNAM realiza la investigación denominada Mejoramiento de Ecosistemas y Desarrollo Humano en la Cuenca del Lago de Cuitzeo, que pone de manifiesto los efectos directos de la falta de planeación en la ciudad –primordialmente-, que ha traído consigo un problema político-ambiental: “por la falta de planeación, se ha llegado a un punto donde ahora se pone sobre la mesa qué es prioritario resolver: la viabilidad de la ciudad de Morelia, o el problema ambiental, y es poner en jaque a los sitios de reserva ecológica dentro de la ciudad”, aseveró el investigador del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco), Felipe García Oliva.
Como ejemplo de esta elección que se tiene que hacer en torno a la construcción de vialidades que eviten un “colapso” de la ciudad y el cuidado al medio ambiente, el investigador citó a la Loma de Santa María: “la gente que vive en la Loma tiene muy claro que es muy importante generar entradas y salidas alternativas a las que hay, lo cual implica los proyectos (que) siempre ponen en riesgo el área de reserva urbana que va desde La Paloma hasta los Filtros Viejos”.
Este proyecto de investigación, abundó, consta de varias etapas y subproyectos que tienen que ver con aspectos como la realización de inventarios de la riqueza biológica, así como los la detección de los puntos críticos de contaminación y degradación que afectan el entorno ecológico de la zona, para de esta manera diseñar las estrategias de solución.
García Oliva explicó que derivado de esta investigación, se realizó un reporte técnico para el establecimiento de un ordenamiento ecológico en la ciudad de Morelia, que le correspondería establecer al Ayuntamiento moreliano, quien tiene conocimiento de los resultados.
Cabe mencionar que la capital michoacana ha crecido un 400 por ciento desde los años 70, sin embargo, los últimos diez años ha presentado un crecimiento más intenso y de una manera “completamente desordenada”.
Por ello, se han reducido de manera significativa las reservas ecológicas en la ciudad: “todo lo que es la reserva verde y de parques en Morelia se ha reducido impresionantemente, lo que ha sucedido es un crecimiento sin planeación, desde el punto de vista de viabilidad, desde el punto de vista de caminos, el libramiento de Morelia ya es una avenida central y se sigue discutiendo dónde vienen los libramientos nuevos. La cosa es que se ha vuelto un problema político-ambiental el desarrollo de estos libramientos.
“Estamos con dos problemas encima y tenemos que tomar no la mejor decisión, sino la menos peor. Si tuviéramos planeación, podríamos tomar la mejor decisión, pero como no hay planeación, lo que se tiene que hacer es tomar lo menos peor. Entonces tenemos un compromiso de qué hacemos con la viabilidad de Morelia y qué hacemos con la problemática de todas las reservas”, subrayó.
Indicó que el intenso crecimiento de la ciudad de Morelia y de sus alrededores, ha dejado tras sí la reducción de la zona con vocación agrícola por excelencia, que es el distrito de riego Morelia-Queréndaro, cuyos suelos se han transformado para el establecimiento de conjuntos habitacionales que ha intensificado el uso del suelo y ha encarecido los espacios: “ese encarecimiento pone una fuerte presión sobre las reservas urbanas. La que ha sido focal es lo de la Loma de Santa María, es un problema que no se ha resuelto. Desde el punto de vista de la conservación y de la cuestión de reservas sí sería muy grave que hicieran eso (una vialidad en la zona), pero desde el punto de vista del funcionamiento también hay que solucionar eso. No es posible no hacer nada, nos vamos a colapsar como ciudad”.
En torno a la reducción de la frontera agrícola, el investigador lamentó que la riqueza de ese suelo se esté desaprovechando por la inserción de casas-habitación, lo que trae consigo la pérdida de un recurso importante para la producción alimentaria.
En tanto, en la ciudad de Morelia –principalmente en el centro histórico o las colonias antiguas- se ha desarrollado un fenómeno de especulación de vivienda que ha incrementado el costo de terrenos y casas exponencialmente, hecho que provoca la salida masiva hacia la periferia: “se dice que en Morelia no cabe más la gente pero ¿Qué tan artificial es el crecimiento urbano de Morelia, en el sentido de que ya no quepa nadie más? Es una pregunta de diagnóstico, ¿Qué tanto realmente ese crecimiento es necesario, o es producto de una especulación inmobiliaria?”.
Manifestó que sería necesario hacer un análisis del nivel de responsabilidad que tiene Morelia de la contaminación de la cuenca del Lago de Cuitzeo, toda vez que aguas arriba de la ciudad, no se manifiestan altos índices de contaminación mientras que en la desembocadura del lago, ya se presenta contaminación de metales pesados como plomo y cobre, que la planta de tratamiento de aguas residuales de la capital michoacana no tiene capacidad de tratar.
De acuerdo con un estudio del Instituto de Geografía de la UNAM, la mayor intensidad en cuanto a contaminación de metales pesados se ubica en el Río de Morelia, lo que sugiere que gran parte de la contaminación del Lago de Cuitzeo proviene de la esta ciudad.
Ante ello, Felipe García Oliva afirmó que será necesario realizar estudios de epidemiología, toda vez que además de los metales pesados, se han encontrado contaminantes orgánicos que: “son distintos vectores de posibles enfermedades, no solamente asociado a lo que sería vía fauna, se podría convertir en problema de salud pública. Y la cosa es que todos los contaminantes interactúan y pueden general condiciones que favorezcan el crecimiento de ciertas epidemias”.
En lo que respecta a la planta de tratamiento de aguas residuales de Morelia, afirmó que no solamente no es suficiente para tratar toda el agua de la ciudad, sino que no tiene la capacidad para eliminar la totalidad de contaminantes que se registran en el agua.
Por ello, es fundamental que la industria de Morelia respete las leyes y reglamentos en materia ambiental: “los metales pesados a quien le corresponde es a la industria. Lo que hay que hacer es legislar y no solamente eso, sino ejecutar”.
Propuso el desarrollo de un “monitoreo a largo plazo”, a partir del que se analice el comportamiento de diversas especies que son consideradas bioindicadores como las libélulas, mariposas –que de acuerdo a análisis anteriores, ya han presentado una reducción de sus tamaños debido a la intensa contaminación-, aves, roedores, el volumen y calidad del agua.
También se tendrá que instaurar un monitoreo urbano a fin de comprender la dinámica socioeconómica de la ciudad, en relación al medio ambiente: “cómo se desarrolla la distribución de agua, y los conflictos que se generan a partir de esos cambios. No es ningún misterio que la zona norte es una zona socioeconómicamente más baja, los problemas de agua son mayores, llega menos agua respecto a otras áreas. La distribución del agua en la ciudad de Morelia no es homogénea sino está dirigida”, indicó.
Otro de los efectos ambientales de la contaminación del lago, explicó, es la reducción de las poblaciones de aves que emigran cada año de Estados Unidos y Canadá.
La falta de planeación en el crecimiento de la ciudad de Morelia –que en los últimos 10 años ha registrado un incremento en su superficie de más del 400 por ciento- ha traído consigo una intensa problemática social referente a la especulación de la vivienda, la falta de sustentabilidad ambiental, el colapso de las vialidades, así como la intensa contaminación de la cuenca del Lago de Cuitzeo, que presenta índices de contaminación por metales pesados como el plomo y el cobre, además de contaminación orgánica como heces fecales, cuyas aguas riegan la zona de cultivos más importante en la región, y proveen del vital líquido a una población que supera el millón de personas.
Ante ello, la UNAM realiza la investigación denominada Mejoramiento de Ecosistemas y Desarrollo Humano en la Cuenca del Lago de Cuitzeo, que pone de manifiesto los efectos directos de la falta de planeación en la ciudad –primordialmente-, que ha traído consigo un problema político-ambiental: “por la falta de planeación, se ha llegado a un punto donde ahora se pone sobre la mesa qué es prioritario resolver: la viabilidad de la ciudad de Morelia, o el problema ambiental, y es poner en jaque a los sitios de reserva ecológica dentro de la ciudad”, aseveró el investigador del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco), Felipe García Oliva.
Como ejemplo de esta elección que se tiene que hacer en torno a la construcción de vialidades que eviten un “colapso” de la ciudad y el cuidado al medio ambiente, el investigador citó a la Loma de Santa María: “la gente que vive en la Loma tiene muy claro que es muy importante generar entradas y salidas alternativas a las que hay, lo cual implica los proyectos (que) siempre ponen en riesgo el área de reserva urbana que va desde La Paloma hasta los Filtros Viejos”.
Este proyecto de investigación, abundó, consta de varias etapas y subproyectos que tienen que ver con aspectos como la realización de inventarios de la riqueza biológica, así como los la detección de los puntos críticos de contaminación y degradación que afectan el entorno ecológico de la zona, para de esta manera diseñar las estrategias de solución.
García Oliva explicó que derivado de esta investigación, se realizó un reporte técnico para el establecimiento de un ordenamiento ecológico en la ciudad de Morelia, que le correspondería establecer al Ayuntamiento moreliano, quien tiene conocimiento de los resultados.
Cabe mencionar que la capital michoacana ha crecido un 400 por ciento desde los años 70, sin embargo, los últimos diez años ha presentado un crecimiento más intenso y de una manera “completamente desordenada”.
Por ello, se han reducido de manera significativa las reservas ecológicas en la ciudad: “todo lo que es la reserva verde y de parques en Morelia se ha reducido impresionantemente, lo que ha sucedido es un crecimiento sin planeación, desde el punto de vista de viabilidad, desde el punto de vista de caminos, el libramiento de Morelia ya es una avenida central y se sigue discutiendo dónde vienen los libramientos nuevos. La cosa es que se ha vuelto un problema político-ambiental el desarrollo de estos libramientos.
“Estamos con dos problemas encima y tenemos que tomar no la mejor decisión, sino la menos peor. Si tuviéramos planeación, podríamos tomar la mejor decisión, pero como no hay planeación, lo que se tiene que hacer es tomar lo menos peor. Entonces tenemos un compromiso de qué hacemos con la viabilidad de Morelia y qué hacemos con la problemática de todas las reservas”, subrayó.
Indicó que el intenso crecimiento de la ciudad de Morelia y de sus alrededores, ha dejado tras sí la reducción de la zona con vocación agrícola por excelencia, que es el distrito de riego Morelia-Queréndaro, cuyos suelos se han transformado para el establecimiento de conjuntos habitacionales que ha intensificado el uso del suelo y ha encarecido los espacios: “ese encarecimiento pone una fuerte presión sobre las reservas urbanas. La que ha sido focal es lo de la Loma de Santa María, es un problema que no se ha resuelto. Desde el punto de vista de la conservación y de la cuestión de reservas sí sería muy grave que hicieran eso (una vialidad en la zona), pero desde el punto de vista del funcionamiento también hay que solucionar eso. No es posible no hacer nada, nos vamos a colapsar como ciudad”.
En torno a la reducción de la frontera agrícola, el investigador lamentó que la riqueza de ese suelo se esté desaprovechando por la inserción de casas-habitación, lo que trae consigo la pérdida de un recurso importante para la producción alimentaria.
En tanto, en la ciudad de Morelia –principalmente en el centro histórico o las colonias antiguas- se ha desarrollado un fenómeno de especulación de vivienda que ha incrementado el costo de terrenos y casas exponencialmente, hecho que provoca la salida masiva hacia la periferia: “se dice que en Morelia no cabe más la gente pero ¿Qué tan artificial es el crecimiento urbano de Morelia, en el sentido de que ya no quepa nadie más? Es una pregunta de diagnóstico, ¿Qué tanto realmente ese crecimiento es necesario, o es producto de una especulación inmobiliaria?”.
Manifestó que sería necesario hacer un análisis del nivel de responsabilidad que tiene Morelia de la contaminación de la cuenca del Lago de Cuitzeo, toda vez que aguas arriba de la ciudad, no se manifiestan altos índices de contaminación mientras que en la desembocadura del lago, ya se presenta contaminación de metales pesados como plomo y cobre, que la planta de tratamiento de aguas residuales de la capital michoacana no tiene capacidad de tratar.
De acuerdo con un estudio del Instituto de Geografía de la UNAM, la mayor intensidad en cuanto a contaminación de metales pesados se ubica en el Río de Morelia, lo que sugiere que gran parte de la contaminación del Lago de Cuitzeo proviene de la esta ciudad.
Ante ello, Felipe García Oliva afirmó que será necesario realizar estudios de epidemiología, toda vez que además de los metales pesados, se han encontrado contaminantes orgánicos que: “son distintos vectores de posibles enfermedades, no solamente asociado a lo que sería vía fauna, se podría convertir en problema de salud pública. Y la cosa es que todos los contaminantes interactúan y pueden general condiciones que favorezcan el crecimiento de ciertas epidemias”.
En lo que respecta a la planta de tratamiento de aguas residuales de Morelia, afirmó que no solamente no es suficiente para tratar toda el agua de la ciudad, sino que no tiene la capacidad para eliminar la totalidad de contaminantes que se registran en el agua.
Por ello, es fundamental que la industria de Morelia respete las leyes y reglamentos en materia ambiental: “los metales pesados a quien le corresponde es a la industria. Lo que hay que hacer es legislar y no solamente eso, sino ejecutar”.
Propuso el desarrollo de un “monitoreo a largo plazo”, a partir del que se analice el comportamiento de diversas especies que son consideradas bioindicadores como las libélulas, mariposas –que de acuerdo a análisis anteriores, ya han presentado una reducción de sus tamaños debido a la intensa contaminación-, aves, roedores, el volumen y calidad del agua.
También se tendrá que instaurar un monitoreo urbano a fin de comprender la dinámica socioeconómica de la ciudad, en relación al medio ambiente: “cómo se desarrolla la distribución de agua, y los conflictos que se generan a partir de esos cambios. No es ningún misterio que la zona norte es una zona socioeconómicamente más baja, los problemas de agua son mayores, llega menos agua respecto a otras áreas. La distribución del agua en la ciudad de Morelia no es homogénea sino está dirigida”, indicó.
Otro de los efectos ambientales de la contaminación del lago, explicó, es la reducción de las poblaciones de aves que emigran cada año de Estados Unidos y Canadá.
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