lunes, 2 de marzo de 2009

Ayutla de los Libres, ayer y hoy

SALOMÓN GARCÍA JIMÉNEZ


En un día como hoy, se promulgó el Plan de Ayutla. En un domingo como hoy, o cualquier día de la semana, es bueno para expresar la indignación por los crímenes de lesa humanidad cometidos con premeditación, alevosía y ventaja contra los luchadores sociales. Esta vez fueron sometidos a desaparición forzada, tortura y asesinato dos dirigentes mixtecos oriundos de Ayutla: Raúl Lucas Lucía de 39 y Manuel Ponce Rosas de 32 años de edad, presidente y secretario, de la Organización para el Futuro del Pueblo Mixteco (OFPM). Es un día para clamar justicia.

Ayutla viene del náhuatl o mexicano Ayotlan. Investigué que las etimologías ayotl o ayutl significa tortuga y tlan cerca, literalmente “cerca de las tortugas”. Otros nahuatlatos traducen la toponimia como “lugar de tortugas” o “lugar donde abundan las tortugas”. En mixteco el nombre del municipio es Tatioo.

La cabecera municipal se designó Ayutla de los Libres, en justicia por haber sido sede del movimiento político-militar acreditado en la historia de México como la Revolución de Ayutla, iniciado precisamente aquí en esta población un 1º de marzo de 1854. El epíteto de los Libres le fue añadido porque la proclama del Plan de Ayutla logró derrotar al dictador Antonio López de Santa Anna y a su mal gobierno.

El Plan de Ayutla –redactado en la hacienda de la Providencia–, fue suscrito por el general Juan Alvarez, el general Tomás Moreno, el coronel Florencio Villarreal, Ignacio Comonfort y el capitán Vicente Luna.

Como dicen algunos historiadores, fue una “segunda independencia jurídica” de alcance nacional. Aunque la lucha por la autonomía de los descendientes de los antiguos yopes, continúa –como en los viejos tiempos de la dominación azteca–.

Raúl Lucas y Manuel Ponce fueron secuestrados el pasado 13 de febrero de 2009, levantados con violencia por hombres armados con corte militar en las afueras de la escuela secundaria Plan de Ayutla. Se los llevaron en un vehículo; a Raúl –oriundo de Roca Colorada– ya lo habían detenido y herido varias veces. Desde su detención ilegal –sin orden de aprehensión–, sus familias, el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan y Amnistía Internacional, demandaron su presentación con vida y el respeto de sus garantías individuales a altos niveles. Petición con nulos resultados.

El 23 de febrero, con ayuda de un detector GT200 fueron encontrados los cadáveres de ambos activistas en Las Cazuelas, municipio de Tecoanapa, a media hora de Ayutla. Sus cuerpos mostraban huellas de tortura. Por ejemplo, el cráneo del máximo representante de la OFPM, Lucas Lucía –según el forense de Acapulco–, presentaba orificio producido por arma de fuego, “tiro de gracia”.

La misión pacífica de estos compañeros y su agrupación era y seguirá siendo denunciar los abusos y atropellos que sufren los te savi y na savi (mujeres y hombres mixtecos) en sus comunidades a manos de las fuerzas militares y policiales. Y por eso, “por defender indios” fueron desaparecidos y masacrados los líderes honestos. Los presuntos agresores: agentes de la Policía Investigadora Ministerial (PIM) y de la coordinación de Seguridad Pública de Costa Chica en Ometepec.

Así ha sido desde los tiempos de Santa Anna o de los Figueroa, buscan a los Lucios y Genaros, y matan copreros, cafetaleros, jamaiqueros o maiceros que se organizan para mejorar sus condiciones de vida.

En la región Costa Chica se da mucha impunidad. Mencionaré ciertos casos como antecedentes para tratar de entender la larga serie de agravios, injusticias, discriminación, criminalización de la lucha social, venganzas y exterminio que padecen los pueblos indígenas.

Gorgonio Flores Cortés.- Presidente y fundador de la Unión Regional de Ejidos y Comunidades de la Costa Chica (URECCH), fue matado el 14 de octubre de 1992. Los caciques ordenaron dispararle a traición en la cabeza con una escopeta. Al líder campesino Goño le gustaba caminar descalzo. Era de Acalmani, un pueblo mixteco perteneciente al municipio de Igualapa.

La matanza de Aguas Blancas.- Ocurrió el 28 de junio de 1995, en el municipio de Coyuca de Benítez. La ejecución sumaria fue planeada y llevada a cabo por agentes de la Policía Motorizada y Judicial estatal, quienes emboscaron a miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) que iban a un mitin en Atoyac de Alvarez. Allí fueron acribillados 17 campesinos.

La masacre de El Charco, municipio de Ayutla.- acaecida el 7 de junio de 1998, mientras pernoctaban en una escuela primaria, donde participaban en una asamblea para tratar asuntos relacionados con proyectos productivos para sus comunidades. Soldados del Ejército mataron a 11 aldeanos e hirieron a 5 más; en total 22 detenidos de la Organización Independiente de Pueblos Mixtecos y Tlapanecos (OIPMT). El gobierno local y federal manejó el hecho sangriento como un enfrentamiento con presuntos me’phaa y na savi guerrilleros.

Se sabe que al mando del “enfrentamiento casual” estuvo el general Alfredo Oropeza Garnica, jefe de la 27 zona militar. El castrense había sido victima de una emboscada el 24 de mayo de 1997 en el Guanábano, cerca de su cuartel en Atoyac, lo que puede explicar la saña y crueldad prevista en el sitio de El Charco.

Erika Zamora Pardo, universitaria sobreviviente de esa masacre. Ella relata la injuria con qué los soldados irrumpieron su sueño: “¡Salgan, perros, es domingo, les vamos a dar sus chileatole con pan!”. Fue detenida y vio cómo iban asesinando uno a uno a los pobladores; la esposaron, le vendaron los ojos y la torturaron... La obligaron a firmar “su declaración”. Fue presa política durante 4 años.

Emboscan a policías preventivos.- El 31 de marzo de 2008, unos 10 encapuchados armados con AK-47 interceptaron la camioneta que transportaba recursos del programa Oportunidades. La patrulla municipal fue atacada en El Salto, comunidad tlapaneca de Ayutla. El saldo: 5 muertos, cuatro preventivos y un civil, además de dos heridos. Se llevaron el dinero y las armas de los policías extintos. Se dice que en la zona operan grupos paramilitares, así como células de grupos guerrilleros.

A raíz del incidente, se instaló en Ayutla una base de operaciones mixtas: soldados de la SDN, efectivos de la AFI, agentes de PFP, de la PIM y policías preventivos del Estado. Ya se han de imaginar el trato sanguinario para con los sospechosos pertenecientes a las organizaciones de la sociedad civil, con lo que el régimen trata de acallar sus afanes y luchas dentro del marco legal.

Miguel Angel Gutiérrez Avila, antropólogo e investigador en lingüística de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), es asesinado cerca del paraje El Roble, municipio de San Marcos, el 26 de julio de 2008. El profesor y también defensor de los derechos indios realizó estudios entre los ñomndaa y los afromestizos. El absurdo de su muerte sigue sin aclararse.

Raúl y Manuel –los nuevos difuntos–, sobrevivientes de El Charco, siempre fueron activistas del desarrollo rural alternativo desde la sociedad civil. Pero las autoridades siguen necias en achacarles nexos con el ERPI y EPR. Descansen en paz los defensores de derechos humanos. Su vida y muerte no será en vano, quedará inscrita en las páginas de la historia regional. Exigimos que se investigue.

Su espíritu indómito seguirá luchando en Ayutla de los Libres y en los pueblos de la sierra, entre olores de cempasúchil, consignas y mantas y marchas. Ojalá que Guadalupe Castro Morales y Margarita Martín de las Nieves, sus viudas respectivas, encuentren consuelo y apoyo en su mundo na savi y sigan honrando sus ideales, ahora que sus asesinos los hicieron gigantes.

La antigua capital Yopitzinco –hoy Ayutla–, es famosa por sus machetes fraguados en acero bien templado. A decir de los paisanos de allí “sirven pa’ tumbar la caña, limpiar la milpa o pa’ cobrar cualquier agravio”. Y les inscriben dibujos y frases: “Soy forjado en fino acero, para un amigo sincero” o “De la Costa Chica vengo y miedo a nadie le tengo”.

Fuente: La Jornada de Guerrero

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