viernes, 30 de enero de 2009

Ingresan militares a casas de Huamantla con lujo de violencia y sin orden de cateo

TERE RAMÍREZ Y JUAN L. CRUZ

Sin órdenes de cateo, con lujo de violencia, armados, encapuchados y hasta con perros, elementos del Ejército mexicano se introdujeron –de manera casi simultánea– en al menos cinco viviendas del municipio de Huamantla, generando temor y zozobra entre los pobladores de esa demarcación.

Aunque el gobierno del estado y las autoridades policíacas de ese municipio negaron tener conocimiento de esos hechos, las personas que vivieron esos momentos de zozobra presentaron cinco quejas ante la quinta visitaduría de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), con sede en Huamantla, aunque sólo dos fueron ratificadas.

Entre las 24 horas del pasado lunes y la 1 de la mañana del martes, elementos de las fuerzas castrenses tomaron por asalto cinco viviendas en igual número de barrios de ese municipio, ubicado en la zona poniente del estado. Los militares iban armados, ataviados con ropa camuflajeada, con el rostro cubierto con pasamontañas, con perros adiestrados y vehículos pesados.

De acuerdo con información confirmada por la CEDH, estos hechos fueron perpetrados en viviendas de los barrios de San Lucas y San Damián, en el fraccionamiento San Carlos y en la comunidad de Mariano Matamos.

El común denominador en los cinco casos fue que en las viviendas cateadas existen “microchangarros” o pequeñas tiendas y debido a que no hubo orden judicial de por medio, el acceso a los hogares de los militares fue con lujo de violencia.

De acuerdo con el expedientillo 04/2009, interpuesto por Serafín de la Luz López ante la CEDH, se da cuenta que la madrugada del martes, alrededor de la 1 de la mañana, escuchó el timbre de su casa que era tocado de manera inusual e insistente, por lo que abandonó su recámara para atender el llamado.

Al llegar a la puerta vio la silueta de al menos dos personas, por lo que preguntó: “quién es… qué quieren”. En respuesta, una voz exigió que le abriera, a lo que el señor se negó. Y vino la advertencia, “pues si no abres, vamos a entrar”. A tal expresión le acompañó la acción. Dos individuos se introdujeron a la fuerza por la puerta principal, mientras una docena, de soldados ya habían trepado por uno de los postes de teléfono ubicados en la acera para apostarse en el patio.

Los uniformados, enfundando sus armas de alto poder, registraron cada una de las habitaciones. En la recámara principal de la casa, en donde asustada se encontraba la esposa de Serafín de la Luz, cuatro soldados, en compañía de un perro, arremolinaron en medio de la penumbra nocturna los muebles, cajones y aparatos eléctricos, sin decir lo que buscaban y, sobre todo, sin encontrar nada.

Fueron entre 15 o 20 minutos los que duró el operativo, tiempo suficiente para que los militares tomaran fotografías del inmueble y de las pertenencias de esta familia y a pesar de que una hija del matrimonio, quien fue víctima de estos hechos, llamó a la policía municipal, ésta nunca llegó. Después se enteraron que la zona fue acordonada por los militares y por esa causa se impidió el paso a los elementos.

Lo mismo ocurrió en los otros hogares. Incluso, en uno de los barrios, un joven de 14 años de edad fue obligado a desnudarse en plena vía pública. Sin embargo, tales hechos no han sido ratificados ante la CEDH por temor a represalias.

De estos hechos, el gobierno estatal mostró ignorancia.

El encargado de la política interna, Sergio González Hernández dijo desconocer que miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) hayan realizado cateos a domicilios ubicados en el municipio de Huamantla, sin haber contado con una orden al respecto.

“Nosotros no tenemos conocimiento de ninguna orden de cateo, no hemos tenido ninguna queja presentada por los ciudadanos, no sé quién o quiénes sean los afectados. “Dijo que en este año la Secretaría de Gobierno sólo ha apoyado algunas órdenes de aprehensión y ha efectuado cinco operativos conjuntos con instituciones de seguridad federales en los municipios de Tenancingo, Teolocholco y Calpulalpan.

Fuente: La Jornada de Oriente (Tlaxcala).

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