La estudiante mexicana Lucía Morett, sobreviviente al ataque ilegal del Ejército colombiano perpetrado el primero de Marzo en Ecuador contra un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) denunció que el Gobierno colombiano "tilda de terrorista a todo aquel que no esté de acuerdo con sus políticas".
En entrevista exclusiva ofrecida a TeleSUR, la sobreviviente pidió respuestas por parte del Estado liderado por Álvaro Uribe para con sus compañeros asesinados en la incursión militar a Ecuador, donde también murió el líder del grupo rebelde "alias" Raúl Reyes.
-¿Transcurridos nueve meses de la incursión por parte del Ejército colombiano en territorio ecuatoriano, cuáles son sus conclusiones de esta experiencia, especialmente del accionar del Gobierno durante y después del ataque?
Ese primero de marzo a mí me cambio la vida completamente. Perdí a cuatro de mis compañeros, tuve que irme a vivir a otro país. Por fin estoy de regreso, gracias a la solidaridad del pueblo mexicano, de los estudiantes y de mucha gente que ha exigido que se haga justicia.
Sobre el gobierno de Colombia, cada vez estoy más clara, siendo una víctima directa de las políticas belicistas de Álvaro Uribe Vélez. Puedo dar testimonio de que es un gobierno absolutamente de derecha, que no respeta los Derechos Humanos, es un gobierno fascista, criminal, asesino, que además está en contra de todo aquel que hable mal de éste, de todo aquel que diga la verdad sobre ese régimen.
El Estado colombiano, lejos de ser democrático es un Gobierno que reprime y que tilda de terroristas a todo aquel que no este de acuerdo con sus políticas. Lo hemos visto claramente con los sucedido en el caso de los indígenas.
¿Cómo recuerda la tragedia en Sucumbíos ?
Es el terror más grande que yo he vivido jamás. Es una impotencia muy grande verme tan indefensa frente a esas armas de alto poder, frente a esas bombas que se lanzaban y en un ataque en el que yo no podía decir "¡Paren ya por favor, no maten a la gente, no maten a los que estamos aquí!" . Escuché como moría gente, como disparaban a los que estaban heridos, como pedían auxilio. Fue ver como me amenazaban cuando llegaron después del segundo bombardeo, como me amenazaban de muerte, como me decían que si yo no colaboraba con ellos me iban a asesinar, que allí iba a quedar; como me amenazaban con llevarme a la cárcel, con torturarme y como me acosaban sexualmente. Una de las experiencias más terribles de mi vida.
¿Cómo se desarrolló su estadía en Nicaragua y por qué usted se acogió a la protección?
Desde que salí del Hospital Militar de Quito tenía una gran incertidumbre acerca de mi situación legal. Además que me parecía increíble que después de haber sido víctima, el mismo Fiscal General de la nación allá en Ecuador me dijo que yo era simplemente eso, una víctima, que no tenía ninguna en mi contra, que yo no había cometido ningún delito, pues había transitado libremente por territorio ecuatoriano.
Por lo contrario, me enteré que tenía una denuncia interpuesta por personajes de ultraderecha aquí en México, y que además estaban siendo investigadas por parte de la Procuraduría General de la nación.
Entonces, yo decido ir a Nicaragua para continuar con mi proceso de recuperación y mientras conocía un poco mejor cuál era mi situación legal. Porque como decía, me parece increíble que como víctima se me quisiera criminalizar a mí, cuando los verdaderos asesinos fueron los militares y el Gobierno colombiano.
¿Cuál es su situación actual jurídica en México?
Actualmente sigue abierto ese proceso por la denuncia que interpusieron estas personas de ultraderecha, sin ninguna base y sin sustento real, con pruebas que no son consistentes, algunas basadas en argumentos periodísticos, entonces lo que realmente sucedería con eso es que eso no tiene qué proceder.
Lo otro es lo que se sigue de oficio por parte de la Procuraduría de la República, que es una investigación que se basa en el artículo cuarto del Código Penal, donde se suscribe que se debe indagar en los delitos cometidos por mexicanos y contra mexicanos en el extranjero. Entonces como allí se cometieron delitos contra mexicanos y presumiblemente por mexicanos, es que se se sigue la investigación. Pero en el Senado en una ocasión, el Procurador General cuando se le preguntaba qué había en mi contra o qué trabas había para que yo no pudiera venir, decía que yo podía ingresar libremente, que no tenían ningún cargo en mi contra.
-¿Cuáles son sus expectativas al retornar al país y cuáles son sus planes en el futuro inmediato?
Como decía mi vida me cambió por completo, yo ya no puedo hacer exactamente lo que hacía, volver como si nada hubiera pasado y, sin embargo he intentado hacerlo. Yo estaba empezando a elaborar mi proyecto de tesis que habla sobre el teatro de creación colectiva en Colombia y afortunadamente en Nicaragua tuve la posibilidad de avanzar en ese sentido. Y lo que tengo como expectativa académica es poder concluir con ese trámite de titulación, para obtener mi título como licenciada en literatura dramática y teatro, pero eso tendrá que ir acompañado de muchas otras cosas, muchas otras actividades de denuncia de todo lo que allí ocurrió y de exigencia de justicia y de castigo a todos los culpables a los materiales y a los intelectuales de la masacre del primero de marzo.
¿Lucía teme usted por su vida, por su condición de testigo de estos hechos?
Sí, por supuesto que desde el primero de marzo temí mucho por mi vida, en el momento del bombardeo, en el momento de los acribillamientos a las personas heridas. Lo he manifestado en reiteradas ocasiones, si sé la magnitud de los hechos Sé y lo decía que en cualquier momento alguien puede atentar contra mi vida, por supuesto que sí y no descartaría en ningún momento que fuera alguien de parte del gobierno de Colombia, paramilitarismo, paramilitares colombianos, que sabemos que tiene extendidas sus redes por diferentes partes del mundo ¿por qué? porque soy una voz que puede hablar de quién es realmente el Ejército colombiano, no es un Ejército salvador que quieren pintar, no es ese Ejército que realiza tratos humanitarios, sino ese Ejercito que tortura, que violenta, ese Ejército que amenaza, que mata, ese Gobierno que está detrás, promoviendo todo ese tipo de terrorismo de Estado.
Fuente: TeleSur
En entrevista exclusiva ofrecida a TeleSUR, la sobreviviente pidió respuestas por parte del Estado liderado por Álvaro Uribe para con sus compañeros asesinados en la incursión militar a Ecuador, donde también murió el líder del grupo rebelde "alias" Raúl Reyes.
-¿Transcurridos nueve meses de la incursión por parte del Ejército colombiano en territorio ecuatoriano, cuáles son sus conclusiones de esta experiencia, especialmente del accionar del Gobierno durante y después del ataque?
Ese primero de marzo a mí me cambio la vida completamente. Perdí a cuatro de mis compañeros, tuve que irme a vivir a otro país. Por fin estoy de regreso, gracias a la solidaridad del pueblo mexicano, de los estudiantes y de mucha gente que ha exigido que se haga justicia.
Sobre el gobierno de Colombia, cada vez estoy más clara, siendo una víctima directa de las políticas belicistas de Álvaro Uribe Vélez. Puedo dar testimonio de que es un gobierno absolutamente de derecha, que no respeta los Derechos Humanos, es un gobierno fascista, criminal, asesino, que además está en contra de todo aquel que hable mal de éste, de todo aquel que diga la verdad sobre ese régimen.
El Estado colombiano, lejos de ser democrático es un Gobierno que reprime y que tilda de terroristas a todo aquel que no este de acuerdo con sus políticas. Lo hemos visto claramente con los sucedido en el caso de los indígenas.
¿Cómo recuerda la tragedia en Sucumbíos ?
Es el terror más grande que yo he vivido jamás. Es una impotencia muy grande verme tan indefensa frente a esas armas de alto poder, frente a esas bombas que se lanzaban y en un ataque en el que yo no podía decir "¡Paren ya por favor, no maten a la gente, no maten a los que estamos aquí!" . Escuché como moría gente, como disparaban a los que estaban heridos, como pedían auxilio. Fue ver como me amenazaban cuando llegaron después del segundo bombardeo, como me amenazaban de muerte, como me decían que si yo no colaboraba con ellos me iban a asesinar, que allí iba a quedar; como me amenazaban con llevarme a la cárcel, con torturarme y como me acosaban sexualmente. Una de las experiencias más terribles de mi vida.
¿Cómo se desarrolló su estadía en Nicaragua y por qué usted se acogió a la protección?
Desde que salí del Hospital Militar de Quito tenía una gran incertidumbre acerca de mi situación legal. Además que me parecía increíble que después de haber sido víctima, el mismo Fiscal General de la nación allá en Ecuador me dijo que yo era simplemente eso, una víctima, que no tenía ninguna en mi contra, que yo no había cometido ningún delito, pues había transitado libremente por territorio ecuatoriano.
Por lo contrario, me enteré que tenía una denuncia interpuesta por personajes de ultraderecha aquí en México, y que además estaban siendo investigadas por parte de la Procuraduría General de la nación.
Entonces, yo decido ir a Nicaragua para continuar con mi proceso de recuperación y mientras conocía un poco mejor cuál era mi situación legal. Porque como decía, me parece increíble que como víctima se me quisiera criminalizar a mí, cuando los verdaderos asesinos fueron los militares y el Gobierno colombiano.
¿Cuál es su situación actual jurídica en México?
Actualmente sigue abierto ese proceso por la denuncia que interpusieron estas personas de ultraderecha, sin ninguna base y sin sustento real, con pruebas que no son consistentes, algunas basadas en argumentos periodísticos, entonces lo que realmente sucedería con eso es que eso no tiene qué proceder.
Lo otro es lo que se sigue de oficio por parte de la Procuraduría de la República, que es una investigación que se basa en el artículo cuarto del Código Penal, donde se suscribe que se debe indagar en los delitos cometidos por mexicanos y contra mexicanos en el extranjero. Entonces como allí se cometieron delitos contra mexicanos y presumiblemente por mexicanos, es que se se sigue la investigación. Pero en el Senado en una ocasión, el Procurador General cuando se le preguntaba qué había en mi contra o qué trabas había para que yo no pudiera venir, decía que yo podía ingresar libremente, que no tenían ningún cargo en mi contra.
-¿Cuáles son sus expectativas al retornar al país y cuáles son sus planes en el futuro inmediato?
Como decía mi vida me cambió por completo, yo ya no puedo hacer exactamente lo que hacía, volver como si nada hubiera pasado y, sin embargo he intentado hacerlo. Yo estaba empezando a elaborar mi proyecto de tesis que habla sobre el teatro de creación colectiva en Colombia y afortunadamente en Nicaragua tuve la posibilidad de avanzar en ese sentido. Y lo que tengo como expectativa académica es poder concluir con ese trámite de titulación, para obtener mi título como licenciada en literatura dramática y teatro, pero eso tendrá que ir acompañado de muchas otras cosas, muchas otras actividades de denuncia de todo lo que allí ocurrió y de exigencia de justicia y de castigo a todos los culpables a los materiales y a los intelectuales de la masacre del primero de marzo.
¿Lucía teme usted por su vida, por su condición de testigo de estos hechos?
Sí, por supuesto que desde el primero de marzo temí mucho por mi vida, en el momento del bombardeo, en el momento de los acribillamientos a las personas heridas. Lo he manifestado en reiteradas ocasiones, si sé la magnitud de los hechos Sé y lo decía que en cualquier momento alguien puede atentar contra mi vida, por supuesto que sí y no descartaría en ningún momento que fuera alguien de parte del gobierno de Colombia, paramilitarismo, paramilitares colombianos, que sabemos que tiene extendidas sus redes por diferentes partes del mundo ¿por qué? porque soy una voz que puede hablar de quién es realmente el Ejército colombiano, no es un Ejército salvador que quieren pintar, no es ese Ejército que realiza tratos humanitarios, sino ese Ejercito que tortura, que violenta, ese Ejército que amenaza, que mata, ese Gobierno que está detrás, promoviendo todo ese tipo de terrorismo de Estado.
Fuente: TeleSur
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