México SA
Carlos Fernández-Vega
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■ Disminuyen remesas de la mexicanada
■ Peña Nieto, ¿cumple compromisos?
Una de las patas que sostienen la endeble mesa económica del país comienza a mostrar signos de debilitamiento, aunque éstos se atribuyan a la nueva ola recesiva en Estados Unidos. Así, por segundo año consecutivo, el monto de remesas que la paisanada envía a sus familias en México podría reportar merma, en comparación con el boom registrado en los primeros años del nuevo siglo, cuando se multiplicó por cuatro.
Ya en 2007 el reporte oficial dio cuenta de un descenso cercano al uno por ciento, comparado con el de 2006, en el monto de remesas de la mexicanada que labora en el vecino del norte. Para el primer trimestre de 2008 tal baja representó alrededor de 3 por ciento, contra igual periodo de un año atrás, alcanzándose el menor monto para un lapso similar desde 2005, de acuerdo con el Banco de México.
De enero a marzo del presente año el monto de remesas ascendió a 5 mil 350 millones de dólares, casi 160 millones menos que en igual trimestre de 2007, mientras el promedio por envío descendió de 355.65 a 350.29 dólares. Aún así, las remesas de la paisanada se mantendrían como la segunda fuente de divisas para el país y su monto podría alcanzar 23 mil millones de billetes verdes.
En la década de los 90, con los últimos dos gobiernos priístas, la paisanada inyectó cerca de 38 mil 500 millones de dólares a la economía mexicana. En lo que va del nuevo siglo, con dos gobiernos panistas y el crecimiento sostenido de la expulsión de mano de obra, ese monto podría cerrar 2008 en 145 mil millones de billetes verdes. Más de 180 mil millones de dólares aportados por aquellos a quienes el apartheid económico imperante en México los obligó a buscar mejores condiciones de vida en otra parte. Un poema.
En este contexto, el Banco Interamericano de Desarrollo divulgó los resultados de una encuesta sobre remesas (30 de abril, 2008), entre los que destaca que menos inmigrantes latinoamericanos están enviando dinero con regularidad a sus países de origen desde Estados Unidos. La encuesta se levantó en febrero pasado entre 5 mil latinoamericanos en los 50 estados y el Distrito de Columbia, lo que actualizó la información. Por ejemplo, que sólo 50 por ciento de los entrevistados aún envían dinero periódicamente a sus familias, contra 73 por ciento en 2006.
Las principales causas de la caída, según los encuestados, son la desaceleración económica estadunidense y un ambiente más hostil hacia los inmigrantes en aquel país. Las remesas de latinoamericanos enviadas desde Estados Unidos, señala el BID, “habían estado creciendo gradualmente desde el 2000, a medida que más inmigrantes enviaban más dinero más frecuentemente. En los últimos meses, sin embargo, ese patrón cambió dramáticamente”. De hecho, la mayoría de inmigrantes (81 por ciento) consultados afirmó que les cuesta más hallar buenos empleos ahora que el año pasado. De los encuestados, 40 por ciento dijo que ahora gana menos dinero que el año pasado.
En contraste con los resultados del primer sondeo estado-por-estado sobre remesas realizado por la institución financiera en 2001, cuando sólo 37 por ciento de los encuestados dijo que consideraban que la discriminación contra los inmigrantes era un problema, en el nuevo sondeo 68 por ciento advirtió que es una gran preocupación. “Esta encuesta muestra claramente que millones de inmigrantes latinoamericanos ahora tienen temor sobre su futuro en Estados Unidos y sienten que ya no pueden mandarle dinero a sus familias”, precisó el BID. A pesar de ello, este año el volumen de remesas se mantendría en niveles similares a los reportados en 2007 y 2006. Para 2008 se estiman 45 mil 900 millones.
Aunque el monto de remesas se mantenga estable, si millones de inmigrantes dejan de enviar dinero regularmente, sus familias pasarán mayores estrecheces en América Latina, especialmente en países donde las remesas son fuente clave de ingresos. “Si persiste la tendencia actual, es previsible que millones de familias en toda la región que solían recibir remesas regularmente caigan en la pobreza”.
La encuesta demostró que en 2008 caerán las remesas de los trabajadores latinoamericanos avecindados en ciertas áreas de Estados Unidos, mientras que los envíos de dinero desde otros estados aumentarán con respecto a años previos. Las mayores bajas tendrían lugar en Pensilvania, Texas, Georgia, Maryland y Virginia. Los estados con los mayores aumentos serían Nevada, Colorado, Washington, Massachusetts y California.
En 2008, las remesas que los migrantes latinoamericanos que laboran en Estados Unidos envían a sus respectivos países de origen sobrepasarán mil millones de dólares en cada uno de los siguientes estados: California, Texas, Nueva York, Florida, Illinois, Nueva Jersey, Georgia, Arizona, Carolina del Norte y Virginia. Sin embargo, el primero de los citados, por mucho, es el que registra el mayor número de inmigrantes de América Latina y en 2008 será fuente de unos 14 mil 600 millones de dólares en remesas.
Las rebanadas del pastel
De la lectoría, sobre los gobiernos mediáticos y sus “resultados” virtuales: “esta es una pregunta sobre algo que sucede en el principal hospital del sistema de salud del estado de México (Centro Médico ISSEMYM), inaugurado el 27 de agosto de 2002. A pesar de contar con instalaciones en el primer piso (infraestructura necesaria y propia de un hospital de especialidades), este piso se mantiene cerrado desde poco después de su inauguración, ya que todo el equipo de ese piso fue llevado para la inauguración de otro hospital y nunca se devolvió. Esto es fácilmente comprobable, basta con acudir al Centro Médico y subir al primer piso. Las puertas de cristal se mantienen cerradas y dentro no hay nadie. Los otros pisos se encuentran saturados, pues no sólo atienden a derechohabientes del Valle de Toluca sino de todo el estado. ¿Alguien sabe por qué aún no restituyen el equipo retirado? ¿Lo harán en algún momento? Ahora andan (Enrique Peña Nieto) muy entusiastas transmitiendo anuncios de ‘compromisos cumplidos’, entre ellos el de un hospital, por eso recordé este caso” (Laura Alvarado Estévez, lauralvaradoe@gmail.com).
La Jornada
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