El miércoles 9 de abril Calderón mandó sus iniciativas de reforma energética al Senado, y dejó claro su deseo de privatizar la totalidad de la industria petrolera nacional. Quieren consumar una de las más grandes afrentas que haya padecido el pueblo de México en toda su historia. Esto explica el nerviosismo de Calderón cuando apareció en cadena nacional, informando sobre su propuesta. Por eso sudaba y se mostraba inseguro. En su interior sabía que está muy cerca del papel que jugó, en su tiempo, Antonio López de Santa Anna.
¿Cómo se traducen y qué significan realmente estas reformas? Lo que quieren es modificar leyes secundarias que violan la letra y el espíritu del artículo 27 Constitucional. Están proponiendo otorgar permisos a extranjeros y privatizar la exploración, la perforación, la refinación, la petroquímica, el transporte, los ductos y el almacenamiento de petrolíferos.
Pretenden dejar a Pemex como simple abastecedora de petróleo crudo.
Nos quieren quitar la posibilidad de utilizar todo el potencial del sector energético para llevar a cabo el desarrollo económico independiente que necesita nuestro país.
Nos quieren condenar a que sólo vendamos materia prima y nunca podamos utilizarla para producir nosotros mismos la gasolina, los productos petroquímicos y la energía eléctrica, y con ello, industrializar a México, crear empleos, fortalecer nuestro mercado interno, reducir los precios del gas, la luz y las gasolinas, y sobre todo, elevar los niveles de bienestar de nuestro pueblo.
Por si fuese poco, proponen un cambio legal que otorga derechos a extranjeros y nos obliga a someternos a tribunales internacionales; además le permite a los más altos funcionarios públicos actuar con manos libres para hacer jugosos negocios y hacer corrupción en Pemex.
Por ejemplo, están contemplando que no haya licitaciones públicas y que se entreguen contratos de obras y servicios por asignación directa; es decir, Calderón, Mouriño y otros, podrán seguirse despachando con la cuchara grande. Detrás del afán privatizador está la voracidad de una minoría de políticos corruptos y de algunos ricos, asociados con empresas extranjeras.
Estas son las razones que nos han llevado a oponernos a la privatización del petróleo. Esto explica el por qué de la resistencia civil pacífica.
El PAN quiere , como lo hicieron con
Sin embargo, no podemos confiarnos. Sabemos cómo piensan y cómo actúan los del gobierno, pero sobre todo sabemos que es mucha su avaricia.
Nuestra demanda es algo totalmente racional, pacífico y posible. Racional, pacífico y posible:
Estamos exigiendo que se convoque a un debate nacional, plural y democrático con toda
No podemos aceptar que algunos quieran robarse el patrimonio de todos los mexicanos, y mucho menos a espaldas del pueblo.
En tanto no haya respuesta a nuestra petición de que se lleve a cabo un amplio debate nacional sobre el petróleo y lo que implica en cuanto a soberanía, historia, legalidad, corrupción, desarrollo, bienestar y paz social, nosotros continuaremos con la resistencia civil pacífica..
Los invitamos a todos a informar al pueblo de México y dar a conocer nuestra causa y las gravísimas consecuencias de la privatización de la industria petrolera. Ante el cerco informativo, cada uno de nosotros será un medio de comunicación. Ante el engaño y la manipulación nos haremos cargo de abrirle paso a la verdad.
Sigamos luchando juntos para defender las aspiraciones libertarias y de justicia del pueblo de México.
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