Parlamento tomado por legisladores
El jueves 10 de abril, en acción simultánea, los diputados y senadores del Frente Amplio Progresista (FAP) se adelantaron a los planes del PRI y PAN tomando las respectivas tribunas parlamentarias e impidiendo el albazo que aprobaría la reforma privatizadora de Pemex. De inmediato se inició la resistencia civil con un cerco de mujeres al Senado. Casi todos los medios han desatado una feroz campaña. Las tribunas siguen tomadas. El domingo 13, en el mitin realizado en el Zócalo de la capital se anunciaron medidas para ampliar la resistencia.
Los diputados “clausuraron” la tribuna del recinto permaneciendo día y noche en su interior; lo mismo han hecho los senadores. La acción fue descalificada por los medios electrónicos e impresos privados, así como los partidos políticos afines al gobierno. Sin embargo, esos políticos y voceros oficialistas han sido incapaces de comprender el fondo de las medidas que promueven.
Las propuestas de reforma a las primeras 5 leyes secundarias en materia petrolera son inaceptables para cualquier mexicano (a). Si el gobierno y partidos políticos que le apoyan piensan que pueden entregar a las corporaciones transnacionales los recursos naturales que no son suyos, se equivocan. No son solamente los legisladores del FAP sino la mayoría del pueblo los que nos oponemos a esa burda y cínica traición.
Acción de mujeres en resistencia
La decisión de los diputados y senadores del FAP, que tomaron las tribunas de las Cámaras, es una acción acertada y políticamente oportuna. Estas acciones fueron respaldas por las mujeres brigadistas de la resistencia quienes cercaron al Senado el jueves y viernes. Las decisiones tomadas por las mujeres del movimiento en defensa del petróleo que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO) expresan el sentimiento de todos los mexicanos (as) y las apoyamos.
La forma adoptada por los legisladores del FAP para justificar la toma de las tribunas parlamentarias se basa en la demanda de abrir un debate nacional antes de tomar decisiones sobre la tal reforma energética. En principio la propuesta es correcta pero insuficiente. Las propuestas del gobierno usurpador se pueden discutir pero NO negociar.
La movilización de las mujeres mexicanas rebasa cualquier propuesta de debate. La decisión de lucha mostrada implica la necesidad no solo de defender el dominio de la nación sobre los hidrocarburos sino, también, impulsar alternativas coherentes para la industria petrolera nacionalizada.
De entrada, oponerse a que la iniciativa de reforma neoliberal sea abordada por las Cámaras es una necesidad y, para ello, el debate debía realizarse al menos durante un año acompañado por la movilización de todo tipo.
La provincia se moviliza
En el interior del país se han realizado marchas contra la privatización de PEMEX. Es el caso de Poza Rica, Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque, en el estado de Veracruz. También se ha realizado un plantón permanente en Culiacán, Sinaloa, y una marcha motorizada transportistas en Chiapas. En la montaña alta de Guerrero, la decisión de defender el petróleo de México se da en un ambiente de combatividad en la acción. Asimismo, se han realizado protestas en el aeropuerto de Acapulco, así como en León, Durango, Colima, Puebla y Nuevo León.
La movilización en el interior del país tiene gran importancia pues el movimiento tiene alcances a nivel nacional e internacional, aunque falta desarrollar las acciones correspondientes. En el mitin del 13 de abril, AMLO sugirió que se realizaran actividades en las plazas públicas del país. Eso es un acierto, el movimiento en la capital es muy importante pero mejor será que se extienda a las principales ciudades y capitales del país. Hace tiempo que debió hacerse. En los hechos, los mexicanos de la provincia ya habían tomado esa decisión en algunos lugares.
¿Qué debate y para qué?
El planteamiento formal de los legisladores del FAP y de las demandas de AMLO es que se abra un debate nacional, amplio y democrático sobre la reforma energética que propone el gobierno de Calderón. El PRI y el PAN han dicho que todo está listo para el debate en el Legislativo.
Pero, ¿para qué sería ese debate? Existen experiencias de debates organizados por los legisladores. Generalmente consisten en 3-4 foros regionales con invitados “seleccionados”. Luego, dicen que consultaron a todos, que recogieron todas las propuestas pero proceden a votar las iniciales. Son casos excepcionales cuando se modifican las iniciativas originales.
En el presente caso, el PRI y el PAN proponen un formato similar al conocido para realizarse en un brevísimo tiempo y solo entre legisladores. El FAP y López Obrador proponen que el debate sea amplio, dure 3 meses y, después, se trate lo concerniente a las iniciativas.
En el mitin del domingo 13 de abril, AMLO dijo que “los legisladores podrán tener la última palabra pero, la primera la tiene el pueblo”. Muchos le aplaudieron. Eso está muy mal porque, si los legisladores tendrán “la última palabra”, entonces el movimiento está perdido. El PRI y el PAN podrán organizar el debate que sea, con los invitados que sea (incluyendo al propio AMLO) y, al final, tendrán “la última palabra” aprobando las 10 leyes privatizadoras de Pemex.
Debate público
El FTE de México propone un debate público en las calles, plazas, centros de trabajo, escuelas. La agenda NO se debe fraccionar en temas separados e inconexos, la discusión debe ser de conjunto. Tampoco se debe contraponer la técnica con la política. El verdadero debate debe incluir, simultáneamente, los aspectos teóricos, técnicos, económicos, políticos y jurídicos.
Este debate debe tener el objetivo de permitir que el pueblo de México se exprese y ha de concluir en una nueva propuesta a favor de la industria petrolera nacionalizada. Las actuales 5 leyes privatizadoras propuestas por Calderón deben DESECHARSE por ser contrarias al interés de la nación al tratarse de iniciativas anticonstitucionales.
En el presente caso, NO hay negociación posible. En materia energética,
Frente de Trabajadores de
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