Ciudad Perdida
Miguel Ángel Velázquez
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx • ciudadangel@hotmail.com
■ Delegados en defensa del petróleo
■ Trasnacionales, desde apremios hasta amenazas
Aunque los conflictos internos parecen indicar otra cosa, en el Partido de la Revolución Democrática que opera fuera de las entrañas y el encono partidista el trabajo de organización para defender la posesión del petróleo en manos del Estado continúa, pese a todo.
Cuando menos una docena de delegados de casi todo el Distrito Federal acudieron a las oficinas del gobierno legítimo, para sumarse a las tareas en defensa de la soberanía del país en el manejo de sus recursos energéticos, y la organización parece que avanza sin mayores discrepancias.
Para esos delegados es evidente, después de escuchar las razones de la lucha, que el peligro de que el Estado pierda el control y la renta petrolera, que hasta hoy sostiene la economía del país, está más cerca que nunca, por lo que ya se creó un frente delegacional que hará lo suyo en el momento que sea necesario.
Quedó claro en las reuniones que hasta ahora han sostenido, que el momento político y económico de México no se parece en nada a la situación que se vivió hace apenas dos años, y que en estos momentos el solo anuncio del descubrimiento de grandes yacimientos de crudo, por ejemplo en las profundidades de los océanos, puede ser el punto de quiebre que regularice los mercados petroleros que viven una espiral alcista sin control aparente.
Si a esa posibilidad se le agrega que los nuevos hallazgos pueden quedar en manos de las grandes empresastrasnacionales del petróleo, aún mejor, la tranquilidad volvería a los mercados, como diría cualquier ente financiero, y ellas, las grandes trasnacionales, volverían a ejercer su poder, político y económico, ahora menoscabado por gobiernos como el de Hugo Chávez, que ha rescatado, casi en su totalidad, la soberanía venezolana en la explotación de su riqueza energética. Por eso, a las empresas de tipo mundial les urge ir al mar.
Y por eso presionan, apremian y hasta amenazan a los gobiernos débiles o comprometidos, para obligarlos a lanzarse a las aguas profundas donde la riqueza petrolera se supone abundante, y donde, además, se requiere de recursos tecnológicos que obligan a los gobiernos comprometidos a asociárseles en acuerdos siempre desfavorables para la población.
Eso es lo que se ha dicho y discutido en las reuniones de delegados del Distrito Federal, en donde el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, mantiene una postura inflexible respecto de lo que hasta ahora señala la Constitución mexicana.
De pasadita
En el lío de la elección perredista que aún no se resuelve, dos gobernantes han tratado de hallar soluciones al conflicto. Por el lado de Nueva Izquierda, Leonel Godoy defiende las causas de Jesús Ortega Martínez, y Marcelo Ebrard aboga por Alejandro Encinas.
Uno, el michoacano, pretende elevar el cochinero a rango de elección, y el segundo advierte que antes de habitar la casa amarilla, hay que dejarla bien limpia. Y frente al dilema, la última ocurrencia de Godoy Rangel transita por la vía de la anulación del proceso, alternativa que sólo serviría de aspirina al profundo mal que aqueja a ese partido, porque una y otra vez las diferencias entre los proyectos que mantienen uno y otro bandos, brotarían a la primera provocación.
La fórmula llevaría a acuerdos que permitirían a Nueva Izquierda mantuviera el control sobre carteras y organismos desde donde se pudiera convalidar y legitimar el accionar de la derecha, ese sería su triunfo.
Ya no hay un PRD –tal vez nunca lo hubo–, pero ahora la convivencia entre dos ideas que se contraponen resulta imposible. Sea para un lado o para otro, ese partido debe definir su rumbo sin las contradicciones internas que lo atribulan. Así como está, el PRD no tiene remedio.
http://www.jornada.unam.mx/2008/04/04/index.php?section=opinion&article=036o1cap
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