Lorena Aguilar Aguilar
Eran los primero meses del 2007 cuando el genocida número uno del mundo, George W. Bush, visitó la ciudad de Mérida. De esta visita surgió la tristemente celebre Iniciativa Mérida, la cual atenta a todas luces contra la soberanía nacional. Esta iniciativa se vino a sumar a otros acuerdos supuestamente bilaterales como el nefasto plan Colombia, el cual ha dejado terribles consecuencias al pueblo colombiano, y no pretenden más que incrementar el poder hegemónico del capital norteamericano sobre los pueblos de Latinoamérica.
En los momentos previos y durante la visita del presidente de los Estados Unidos, también se violentó la soberanía nacional con un despliegue militar desproporcionado y con la presencia de miembros del servicio secreto norteamericano, además de que se permitió la colocación de portaviones norteamericanos frente a las costas del puerto de Progreso, Yucatán.
Ante esta visita, diversos colectivos y organizaciones de izquierda, pero sobre todo grupos de jóvenes estudiantes, nos organizamos y reaccionamos por medio de protestas en las calles de la ciudad y en los centros de reunión de los presidentes de EU y México. Claro que las autoridades mexicanas, como siempre al servicio del capital norteamericano, ya se esperaban las diversas movilizaciones, porque también desplegaron un fuerte dispositivo policial con el objetivo de reprimir a los que nos habíamos organizado en esas fechas.
En estas manifestaciones los jóvenes expresamos nuestro repudio por la política imperialista del país norteamericano que ha arrasado con culturas y pueblos por todo el mundo, principalmente en América Latina y Medio Oriente, además de expresar nuestro descontento por la violación sistemática de los derechos humanos de los migrantes mexicanos en suelo estadounidense. Pero sobre todo, deseamos mostrar nuestra condena a la actitud servil de la clase política mexicana ante el capital norteamericano a costa del propio pueblo mexicano.
Las muestras de rechazo al gobierno de Bush enojaron a las autoridades mexicanas, sobre todo porque se hacia muestra de la visión critica del sector estudiantil de Mérida; le gritábamos a las autoridades que no aceptaríamos que el imperio norteamericano dictara sus normas en América Latina y el resto del mundo.
Es por ello que el régimen calderonista, con el consentimiento del gobernador de ese momento, Patricio Patrón Laviada, decidió dar un duro escarmiento. Después de diversas provocaciones por parte de los cuerpos policíacos, y ante las cuales reaccionaron algunos de los participantes en las protestas, aproximadamente 500 policías arremetieron las contra 150 manifestantes la noche del 13 de marzo de 2007; el saldo de esta represión desproporcionada y brutal fue el de casi 50 jóvenes arrestados de manera totalmente injusta, los cuales fueron vejados, golpeados y torturados física y sicológicamente. 23 de estos jóvenes fueron sometidos a un juicio torcido y prefabricado, donde se inventaron cargos con el fin de dar un castigo ejemplar a los jóvenes que se atrevieron a desafiar al poder.
El día de hoy 3 de esos manifestantes continúan bajo este injusto proceso sin que se pueda vislumbrar si quiera un poco de voluntad política por hacerles justicia. Por justicia entendemos no solamente la exoneración de los tres compañeros inocentes, si no también el castigo a los responsables directos de la brutal represión que vivimos los manifestantes aquella noche del 13 de marzo de 2007, es decir, exigimos que se castigue al ex Secretario de Protección y Vialidad, Javier Medina Torre; al actual jefe dela Policía Municipal de Mérida, Francisco Calero Reyes y a los policías que participaron en los actos de tortura que sufrieron nuestros compañeros.
Tal parece que las autoridades yucatecas pretenden utilizarlos para mandar un mensaje claro a la sociedad: “si me desafías tu castigo es la tortura y la cárcel”.
Fuente: Kaos en
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