miércoles, 26 de marzo de 2008

TIBET Y CHINA: UNA HISTORIA LARGA Y COMPLICADA



(Guía del Mundo)

Poco se sabe acerca del origen del pueblo tibetano, descendiente de tribus nómades y belicosas conocidas como Qiang (Chiang). La primera religión conocida en la región, el bon, combinaba distintas creencias en dioses, demonios y espíritus ancestrales que respondían a los sacerdotes, o chamanes. El budismo chino fue introducido en la antigüedad ­las primeras escrituras se remontan al siglo III d.C.­, pero la mayor parte de la doctrina budista llegó al Tibet desde la India en el siglo VII. La mezcla de ambas produjo el budismo lamaísta, propio de la región, así como sus muchas y diferentes sectas.

Cuando la expansión del Imperio Yarlung por el Asia central, en el siglo VIII, Tibet controlaba la Ruta de la Seda y cobraba tributo del Imperio Tang de China. En los siglos XIII y XIV, el Imperio Mongol conquistó China y aceptó la sumisión de Tibet, sin invadirlo, antes de salir a conquistar la mayor parte de Eurasia. Los tibetanos crearon un alfabeto fonético alrededor del 600 d.C., y a principios del siglo X, después de siglos de rivalidades, se estableció una suerte de estado feudal teocrático. Los lamas (sacerdotes tibetanos), divididos en sectas y con una compleja jerarquía interna, tenían el poder político y el religioso, entronizándose como dirigentes de la clase gobernante, con control sobre los siervos y los productos de la tierra.

En 1247, Köden, hermano menor de Güyük Khan, invistió simbólicamente a quien ejercía la posición de Sa-skya lama como autoridad temporal del Tíbet. Kublai Khan, nieto de Genghis Khan, nombró al Phags-pa lama como su «preceptor imperial». La relación político religiosa entre el Tibet y el Imperio Mongol consistía en un vínculo personal entre el emperador, en su carácter de patrono, y el lama (y sus sucesores) como sacerdote. Durante un siglo, muchos sa-skya lamas que vivieron en la corte mongola se convirtieron en virreyes del Tibet en representació n de los emperadores mongoles.

Durante la Dinastía china Ming (1368-1644), Tibet fue gobernado independientemente por las dinastías tibetanas Pagmodru, Rinpung y Tsangpa. En XVII, China fue conquistada por los manchúes, al tiempo que Tibet fue gobernada entre 1642 y 1682 por el quinto Dalai Lama. Gradualmente se desmilitarizó el país y para evitar mantener un ejército, se negoció una alianza protectiva con el emperador manchú alrededor de 1650.

El asesinato de dos altos comisionados chinos en 1751 produjo una reacción inmediata de la Dinastía Manchú, que, en represalia, resultó en una sangrienta incursión militar a Lhasa ordenada por el emperador. A partir de ese momento la relación de los sucesivos dalais con China fue más compleja que la de los panchens, la otra cabeza de la jerarquía religiosa. La competencia terrenal entre las dos dirigencias del budismo lamaísta a menudo fue campo fértil de discrepancias y sectarismos.

En 1910, las tropas chinas conquistaron Lhasa. El Dalai Lama pidió ayuda al Reino Unido para expulsarlas, pero le fue negada. Sin embargo, el imperio chino estaba en sus estertores, y cayó frente a los nacionalistas en 1911. Los tibetanos aprovecharon la oportunidad de expulsar a los invasores, y en junio de 1912 el Dalai Lama proclamó la independencia de Tíbet. Cerca de diez años después, los desacuerdos entre el dalai y el panchen terminaron en la huida de este último a Beijing. Bskal-bzang Tshe-brtan, un niño de padres tibetanos nacido alrededor de 1938 en la provincia china de Tsinghai, fue reconocido como su sucesor por el gobierno chino y llevado a Tibet en 1952. Finalmente, entró a Lhasa con la escolta militar comunista y fue designado abad jefe del monasterio Tashilhunpo.

China invadió Tibet en 1950, un año después de la revolución comunista liderada por Mao Zedong. Desde la invasión china, una gran parte de los tesoros artísticos, literarios y arquitectónicos tibetanos han sido destruidos. Antes de la invasión, existían cerca de 6,250 monasterios budistas en el Tibet. En 1979 sólo quedaban 13. Los monjes y monjas fueron detenidos en campos de concentración, asesinados o simplemente obligados a abandonar la vida monástica.

Los dre-lugs-pa obtuvieron supremacía en el siglo XVII y rigieron la vida política y religiosa del Tibet hasta 1959, cuando la secta «Sombrero amarillo» inició una fallida sublevación contra los comunistas chinos, instalados en el país después de la revolución de 1949. Los comunistas habían abolido el sistema feudal de siervos y señores, crearon las primeras comunas «comunistas» y lucharon contra el sistema religioso tibetano.

La sublevación de 1959 fracasó, el panchen permaneció en Tibet mientras que el Dalai marchó al exilio a la India y bregó contra la ocupación y en favor del regreso de la sociedad tradicional. La negativa del panchen a denunciar al dalai como traidor lo enemistó con el gobierno chino, que lo encarceló en Beijing en 1964. Fue liberado a fines de los '70 y murió en 1989.

En 1994 los chinos y las autoridades religiosas tibetanas declararon a un niño tibetano de cinco años como Panchen Lama, pero el Dalai desconoció la legitimidad del nombramiento. A fines de 1999 logró fugar de Tibet a India el líder budista de 14 años Karmapa Lama, reuniéndose con el Dalai Lama. El hecho alentó en el exterior las aspiraciones independentistas de Tibet, en tanto en India hubo aprensión por un posible enfrentamiento con Beijing.

Tibet ­en la actualidad una de las cinco regiones autónomas chinas­ tenía una población mayoritariamente tibetana hasta que se produjo una fuerte inmigración de han, integrantes de la mayoría china, propiciada por Beijing. Los tibetanos han dejado de ser mayoría en Lhasa. Además, habitan la región los huis (chinos musulmanes), los hus y los monbas, entre otros. Se estima que, desde la ocupación china, 1,2 millones de tibetanos han huido de la región.

En noviembre de 2000, una delegación de la Unión Europea le propuso al canciller y líder chino Li Peng que el Dalai Lama fuera designado gobernador de Tibet. Esta idea fue rechazada aduciendo que para ello éste debía renunciar a la ciudadanía tibetana y adoptar la China.

La
Asamblea General de las Naciones Unidas no ha implementado las resoluciones adoptadas sobre el Tíbet en 1959, 1961 y 1965. El Congreso de Jóvenes Tibetanos (TYC), uno de los grupos más radicales que luchan por la libertad del Tibet, recurrió a una huelga de hambre ante la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, a partir del 2 de abril 2004. La exigencia consistía en que la ONU tomara partido para evitar la pena de muerte impuesta por las autoridades chinas a un líder religioso tibetano, y para que investigaran la situación del panchen lama, la segunda figura más importante en el budismo tibetano, que estaba recluido en paradero desconocido por las autoridades chinas.

China implantó un sistema de vigilancia de Internet en Tibet, desde el cual se controlan las actividades de los activistas de la red en el territorio ocupado, según informó la organización International Campaign for Tibet (ICT). La primera línea ferroviaria entre la provincia china de Qinghai y Lhasa fue inaugurada en octubre de 2005.

En enero de 2006 la Audiencia Nacional Española (ANE), amparada por una sentencia del Tribunal Constitucional de España que permitía a las cortes de esa nación juzgar crímenes de lesa humanidad cometidos en otros países, se declaró competente para procesar un presunto caso de genocidio en Tibet. El caso involucraba a varios líderes chinos, incluido el ex presidente Jiang Zemin. Activistas tibetanos acusaban al gobierno chino, desde la invasión, de la muerte de miles de personas, así como de la destrucción del legado religioso de la región.

No hay comentarios: