La represión que se nos viene encima.
Por Jaime Avilés
Revista El Chamuco No. 142,
Febrero de 2008
No se lo digan a nadie, pero gracias a los diputados y senadores del PRI, del PAN e incluso del PRD, dentro de poco cualquier policía podrá entrar a cualquier casa a cualquier hora y con cualquier pretexto, para esculcarla a su antojo, robarse lo que más le guste y llevarse a las personas que encuentre en su interior; con la hospitalaria intención de incomunicarlas en un centro de arraigo hasta por 40 días,
¿No lo sabían? Pos entérese porque éstas son apenas algunas de las medidas que entrarán en vigor al amparo de la llamada “reforma judicial”, mejor conocida como Ley Gestapo: un conjunto de modificaciones a los artículos I6, 17, 20, 21 Y 123 de la Constitución y, por favor; no bostecen, porque la cosa va muy en serio,
En primer lugar; la tal reforma hará posible que organizaciones como eI Yunque pueda desempeñar funciones policíacas. Gracias a un párrafo que se anexó al artículo 16 constitucional, “cualquier persona podrá detener a otra, si ésta comete un delito en flagrancia”. Esa posibilidad ya es aceptada en los códigos penales del país: ¿para qué elevarla a rango constitucional? A la mejor para lo siguiente, Imagínense: un grupo de yunquistas acusará a una pejeviejita -nomás porque le cae gorda- de estar “vendiendo cocaína a la puerta de un colegio”. Bastará que la agarren, la entreguen en la delegación más cercana, la acusen y presenten el cuerpo del delito y los testigos, que serán por supuesto ellos mismos, ¿No es un traje a la medida del fascismo?
Ese mismo artículo 16, remodelado, señala que “la policía podrá ingresar sin orden judicial a un domicilio cuando exista amenaza grave”. Este es otro concepto que ya figura en los códigos penales. Si unos ladrones secuestran a una persona en la calle y la policía los persigue y ve que se esconden en una casa, lo único que tiene que hacer es entrar a esa casa y rescatar a esa persona sin pedir la autorización escrita de un juez. Gracias a la Ley Gestapo, sin embargo, esta excepción se volverá la regla, y todo policía podrá catear cualquier casa a toda hora, y los jueces que antes autorizaban esta clase de operaciones ahora tendrán más tiempo libre porque ya no serán requeridos para estos trabajos.
¿No es una treta para intensificar la represión generalizada con el pretexto de que la policía debe aumentar su eficacia? En forma complementaria, en el propio artículo 16 se institucionalizan los arraigos “hasta por 40 días”, Durante ese lapso, los detenidos no podrán hablar con sus familiares ni contar con la ayuda de un abogado defensor. El arraigo se concibe, explican los enterados, como un recurso para que la policía obtenga pruebas que permitan demostrar la culpabilidad de una persona a la que no pueden encarcelar por falta de elementos.
Pero esos centros de “arraigo” serán también de tortura, en donde los policías podrán aplicar las nuevas técnicas de “investigación” desarrolladas por el ejército de Estados Unidos en Iraq y Guantánamo, como esa de obligar a los cautivos a escuchar música de rap a todo volumen, las 24 horas del día, durante varias semanas. Y como Bush está extendiendo la doctrina de que la tortura es válida -aunque viole todos los acuerdos internacionales que la condenan-, ésta se intensificará en México, donde ya es de por sí una práctica cotidiana.
Ahora bien, para evitar que se cometan abusos al amparo de las nuevas normas, la Ley Gestapo establecerá un mecanismo de vigilancia creando, en el artículo 17, la figura de los “jueces de control”. Estos en realidad serán unos súper jueces, con facultades para resolver situaciones anómalas casi al instante. Lo malo es que -como lo denunció el jurista Raúl Carrancá y Rivas- entrarán en funciones... ien 2016! Dentro de ocho años. ¿Ese es el plazo que Calderón supone que necesita para imponer; la paz de los sepulcros en todo el país?
007 “bajo el mando” de Godínez
La Ley Gestapo comenzó a cocinarse en 2005, tras la insurrección cívica que impidió el desafuero de Andrés Manuel López Obrador. Los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México estaban definiendo una serie de acuerdos para reforzar la “seguridad estratégica” de América del Norte, y George WC Bush le exigió a Vicente Century Fox que adaptara a la Constitución mexicana las disposiciones “antiterroristas” de la tenebrosa Acta Patriótica II, una serie de excepciones que le permite a la policía leer la correspondencia de los ciudadanos, espiar sus cuentas de internet, conocer el estado de sus finanzas, oír sus conversaciones telefónicas, etcétera. Y todo con el pretexto de Al Qaeda.
Como en México no tenemos Al Qaeda y lo que quieren panistas, priístas y algunos perredistas es reprimir a los movimientos sociales que crecen por todas partes, nos dicen que la Ley Gestapo ayudará a combatir con mano durísima al crimen organizado. Pero esas son patrañas. En ningún país y en ninguna época la fuerza bruta ha sometido al narcotráfico, y Calderón lo sabe (o a lo mejor no: es tan ignorante). Además, para la Ley Gestapo, serán “delincuencia organizada” los grupos de tres o más personas que se unan para cometer un ilícito. Si tres chavos se roban unas papas y unas chelas en una tiendita, los perseguirán y juzgarán como delincuencia organizada, y a la mejor acaban en Almoloya. O si tres o más personas se unen para oponerse a la privatización de Pemex...
Usar la mano dura para luchar contra el hampa, dice el maestro Bernardo Bátiz, es tan eficaz como disparar una pistola para matar los mosquitos que no nos dejan dormir. Hay que buscar el origen del problema, agrega, hay que secar el charco donde nacen los mosquitos y atender las causas que orillan a la gente a delinquir. En una ponencia acerca de la Ley Gestapo, de la que tomé las notas que ustedes están leyendo, el ex procurador del Distrito Federal explicó, asimismo, que esta reforma modificará también el artículo 20, para que los juicios se realicen en menos tiempo, “al estilo de las películas de Estados Unidos”, y el 21, para que la investigación de los delitos quede a cargo de la policía y ya no del ministerio público.
En su redacción actual, el artículo 21 dispone: “la investigación de los delitos la realizará el ministerio público auxiliándose de la policía judicial”. Ahora, si la Ley Gestapo se aprueba, “la investigación y persecución de, los delitos la realizarán los policías bajo el mando del ministerio público”. Perdón, dijo Bátiz, pero, ¿a qué policías se refiere? Respuesta: a todas, desde la PFP, la AFI y la PGR hasta las judiciales estatales, las municipales y las bancarias, o sea a todas, absolutamente todas sin distinción. Y todas podrán meterse a la casa cuando quieran.
Ah, pero según la Ley Gestapo esos policías actuarán “bajo del mando del ministerio público”. ¿Cómo? ¿Un pobre agente del MP, que gana salario mínimo y no deja de ser un pobre tinterillo, le dará órdenes a un súper agente de la AFI? Por favor. Sin embargo, en este aspecto, la reforma también toma sus precauciones incorporando un inciso al artículo 123 de la Constitución, para advertir lo siguiente: cuando los agentes del ministerio público sean despedidos, incluso sin causa justificada, no podrán volver a ser reinstalados en su puesto de trabajo. Esa medida se les aplicará también a los peritos, miembros del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea, así como a los cónsules y embajadores de México.
Los del MP vivirán bajo una amenaza constante: si no se comportan como sirvientes de los súper policías que realicen las investigaciones, serán despedidos y nunca recobrarán su empleo. Y los peritos que no dictaminen lo que les convenga a los poderosos, igual. ¿Que el licenciado Godínez no quiere obedecer al comandante de la PGR que tiene “bajo su mando”. Pues que lo corran y le digan que nunca más podrá recuperar su empleo. ¿Que el perito va a dar un dictamen contrario a los intereses de la prima de Calderón? Pos que le recuerden lo mismo.
La Ley Gestapo, que, como salta a la vista, es un instrumento para consolidar una dictadura, fue aprobada en la Cámara de Diputados con el voto de Ruth Zavaleta, Javier González Garza y 42 perredistas más, mientras otros 52 se pronunciaron en contra y algunos pocos se abstuvieron. El Senado la “revisó” y la devolvió con mínimos cambios a San Lázaro, y ahora ya sólo falta que la respalden 20 de los 30 congresos estatales para que se convierta en realidad, Calderón la proclame y la pesadilla entre en vigor. ¿No hay nada que podamos hacer para frenarla? Se me ocurren mil cosas pero el espacio de agotó.
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