miércoles, 5 de marzo de 2008

CUESTIONES DE MÉTODO II


EN DEFENSA DE PEMEX

Por confiable

Pemex es parte fundamental de la esencia del espíritu de los mexicanos. Esto queda demostrado en las siguientes reflexiones:

El mundo exterior configura el mundo interior. Sin mundo exterior no existiría el mundo interior. En otras palabras: El mundo exterior es la esencia del espíritu. Es también el punto de partida de las anteriores y de las siguientes generaciones. Es comienzo y fin de cada generación. Así de importante es el mundo exterior, el ser exterior.

Y Pemex es parte fundamental de nuestro ser exterior. Es, en consecuencia, parte de la esencia del espíritu de los mexicanos.

Un ejemplo de que nuestro espíritu está hecho –esencialmente-- de nuestro mundo exterior, lo tenemos en los exiliados y expatriados. Desde tiempos inmemoriales las clases gobernantes conocen el sufrimiento que conlleva la expatriación. Por ello, uno de los métodos más socorridos para deshacerse de sus adversarios era –y todavía lo es en muchos países-- precisamente la expatriación. (El otro recurso era la destrucción de su base material, de sus propiedades).

¿Y en qué consiste el dolor que padecen los exiliados y expatriados? Ese dolor lo produce la ausencia, la falta del mundo exterior que formó sus espíritus, que configuró sus conciencias. Los exiliados y expatriados sufren porque sus espíritus quedan vacíos de su mundo exterior. Quedan sin su esencia, sin su medio natural. Van a vivir a otros países, pero viajan sin la esencia de sus espíritus.

Sufren por que YA NO son seres completos. Han sido fragmentados en dos, por así decirlo. Su vida corpórea está en el país que le dio cobijo. Pero sus nostálgicos pensamientos están en su país de origen. Sus miradas ya no pueden posarse en su entorno natural. Ahora sus miradas van al vacío, como viajando por el espacio en un vano intento por abarcar lo ya inasible.

(Un paréntesis: Las miradas al vacío son propias de los despojados, de los que “no tienen ni en que caerse muertos”, de los que carecen de bases materiales que den sustento a sus espíritus o cuyas bases materiales han sido muy debilitadas. Millones de mexicanos padecen esta situación. Me refiero a los indigentes y a los que viven en situación cercana a la indigencia).

Vvolvamos al punto de la correlación que existe entre mundo exterior y mundo interior, entre materia y espíritu, entre fuerza material y fuerza espiritual (o fuerza de voluntad). Veamos un ejemplo más nuestro:

Un dolor similar al de los exiliados y expatriados lo sufren nuestros emigrantes mexicanos. Ellos viven su propio drama también por la ausencia de su mundo exterior. La falta de ese mundo exterior los obliga a regresar a sus comunidades de origen, al mundo exterior que conformó su espíritu, regresan a que su propio ser espiritual mexicano se solace en su medio natural que lo configuró, así sea durante unos días o semanas.

(El párrafo anterior deja ver muy claramente el grave error de los diferentes gobiernos que les importa un bledo la creación de condiciones de vida adecuadas para evitar la emigración y el enorme dolor que ese fenómeno causa a millones de familias mexicanas).

En cambio, los mexicanos nacidos en Estados Unidos, ---es decir, los hijos y nietos de mexicanos que atravesaron la frontera para llegar a ese país---, tienen menos necesidad de venir a México por la simple y sencilla razón de que su ser espiritual ha sido configurado (también) por el ser exterior, pero ahora por el ser exterior de Estados Unidos, ya no del ser exterior de México.

Otros ejemplos los tenemos en la gran crisis de 1929, cuando el derrumbe de la bolsa neoyorkina quebró el espíritu de algunos adinerados y llevó al suicidio a varios de ellos. Lo tenemos también en los suicidios de algunos de los defraudados por las cajas de ahorro popular hace unos años.

Y ES QUE LA BASE MATERIAL ES LA QUE SOSTIENE EL ESPIRITU. Cuando la base material se derrumba, también se derrumba el espíritu. Esto nos lleva a ver con toda claridad que de ninguna manera es fácil que el espíritu de una nación sobreviva sin propia su base material natural, sin la base material que le dio origen. No olvidemos que la palabra nación viene de nacer. Del lugar donde se nace. Y SE VIVE.

Conclusión: No permitamos que dejen a los mexicanos en el vacío. Si queremos una patria con espíritus más fuertes, con más iniciativa, con más capacidad creadora, más y mejor dispuestos para el conocimiento, entonces fortalezcamos sus bases materiales en vez de rematarlas al mejor postor. Por cierto, los compradores extranjeros sí saben, sí conocen la importancia de los recursos naturales. Por eso vienen por ellos.

Un saludo confiable

José B. Oviedo Garza

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