Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Sólo a Felipe de Jesús Calderón Hinojosa se le pudo ocurrir, en Monterrey, Nuevo León, comparar con un juego de futbol a la cruenta batalla que libra su gobierno contra el narcotráfico y el crimen organizado.
Menos aún cabe la ocurrente comparación, si el michoacano que presumió a los regiomontanos de ser maestro egresado de Harvard, gusta mucho de llamarle guerra a la orgía de sangre y muerte que cada día significa al país, con todo y los notables avances que también presume Juan Camilo Mouriño Terrazo, el madrileño de origen gallego que es de la absoluta confianza de Calderón Hinojosa. Por cierto, Jorge Meléndez Preciado insiste en Botica de El Financiero que éste no concluyó siquiera los estudios de maestría.
Que las desafortunadas comparaciones, sobre todo para los hijos y las viudas de los oficialmente 34 militares caídos en combate, en 14 meses y 19 días, no fueron producto de improvisaciones discursivas que dejan amplios espacios a los dislates y pifias a que nos acostumbró el ahora enriquecido Vicente Fox Quesada, lo muestran en forma clara las fotos e imágenes del tiro penal que Margarita Zavala Gómez del Campo lanzó a la portería que defendió su esposo.
Conforme pasan las semanas y los meses, dicho sea de paso, la pareja que despacha y pernocta en Los Pinos, se toma mayores confianzas con la ciudadanía e incrementa un protagonismo que ya empieza a rebasar los actos y las actitudes oficiales, formales, para internarse en el terreno del exhibicionismo personal, que en el presidencialismo omnímodo muchos festinaban con ovaciones y hasta puestos de pie, pero ahora pueden resultar hilarantes.
El repertorio de ocurrencias y frivolidades del egresado de
Al gobernador José Natividad González Parás, priísta clave en la obtención del .36 por ciento para ocupar en la silla presidencial, le dio su mejor espaldarazo. En tanto que al panista alcalde de Monterrey, Adalberto Madero Quiroga, prácticamente lo amenazó en publico: “Hay de él si no” se encarga de cuidar el parque recién inaugurado.
Para rematar la jornada pletórica en desatinos y chabacanerías, dijo el de Morelia: “Sí, es una batalla dura, como siempre lo dije; no es fácil. Como decía algún comercial hace muchos años: ‘si las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualesquiera las haría’. Esto no es fácil”.
El lenguaje coloquial es frecuente que se use para lograr una comunicación mejor o un acercamiento mayor con el auditorio, sobre todo por gobernantes ávidos del aplauso. No pareciera ser el caso.
El entusiasmo y la alegría creados bajo el influjo de los néctares etílicos es cada vez más referida a Felipe de Jesús Calderón. Pero colegas y conocidos del Partido Acción Nacional siempre aseguraron a Utopía que no existió durante la campaña presidencial ni existe actualmente un exceso en el consumo de güisquis o de cualesquiera otros licores de parte del primer empleado de los mexicanos.
Si nunca olvidaran los presidentes de
Naturalmente que sin abandonar el estilo personal de gobernar.
Acuse de recibo
Comenta el abogado Humberto Hernández Haddad: “… he pedido a
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