Queridos colegas, hermanos y amigos,
Los niveles de iniquidad a los que ha descendido la Suprema Corte de Injusticia no permiten ya quedarnos sólo en la denuncia y nos compelen a dar pasos más contundentes, sin que esto se interprete como incurrir en actos de insurgencia armada, sino en medidas que efectivamente se traduzcan en la remoción de los seis magistrados que han pisoteado no sólo el espíritu mismo de la justicia, sino los derechos de Lydia Cacho y de los miles de niñas y niños que en estos momentos están siendo traficados como objetos por una red de sabandijas que cuentan con la complicidad de "servidores públicos" como el líder de la Cámara de Diputados, Emilio Gamboa Patrón, el flamante Director del ISSSTE Miguel Ángel Yúnes, el dilecto "gober precioso" Mario Marín y su compinche Kamel Nacif y, claro, los anquilosados y vendidos jueces de la SCJN, que tampoco han podido emitir ninguna opinión o fallo en los casos de crímenes de lesa humanidad del 2 de Octubre de 1968 y 10 de junio de 1971, de Aguas Blancas, de Acteal, de San Salvador Atenco, de Oaxaca, etc etc etc...
La remoción de los seis magistrados que con su oprobiosa actuación dieron la razón al Presidente Legítimo de México cuando expresó "al diablo con sus instituciones", sería el primer paso en la imprescindible e impostergable limpieza de fondo de todas las instituciones cuyos titulares y mandos medios están conduciendo a nuestro país a una situación que de no detenerse a tiempo puede llegar a ser irreversible.
En lo que a nosotros respecta, no hay mucho que celebrar...el ver almacenes repletos de mercancías, calles adornadas y luminosas y gente apurada comprando después de haber solicitado más créditos de los que puede pagar, es sólo una cortina que se desvanecerá en cuestión de 2 semanas después de las cuales la gente se topará con una realidad que la sacudirá más inmisericordemente que nunca...¿aprenderemos la lección como hace años la aprendió el hermano pueblo Venezolano? ¿cuánto nos tardaremos en reaccionar?
Patricia Barba
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