El presidente de Brasil, Lula, se ha presentado en México el pasado 6 de agosto y ha extendido la mano para la privatización de los energéticos en México, ofreciendo su apoyo para transferir la tecnología para producción de etanol en México.
Ni tarde ni perezoso Felipe Calderón (FECAL) se apresuro a felicitar la privatización de PETROBRAS (Empresa petrolera de Brasil) haciendo énfasis en lo bien que les va a los brasileños con el petróleo en manos de particulares.
Esperando no herir susceptibilidades, es pertinente decir que el gobierno izquierdista de Luiz Inácio Lula da Silva se ha convertido en una muestra del claroscuro de los gobiernos que sorprendieron con el “giro” a la izquierda el siglo XXI en Latinoamérica.
El PT, partido al que pertenece Lula llego al poder por primera vez con un enorme apoyo de los desposeídos del país; pero tras dos peridos de gobierno, las desigualdades que no se acaban en Brasil, uno de los países que al igual que México tienen una de las mayores condiciones de mala distribución de la riqueza entre su población.
¿De qué sirve un gobierno socialista que siga las medidas económicas del imperialismo? Como lo ha demostrado Lula de nada.
Lula fue a México al igual que Zapatero a promover la privatización del petróleo para sus oligarquías respectivas, y no es que calderón necesite que lo animen, es que necesita la campaña mediática para convencer a los mexicanos de que es “pertinente” entregar las reservas petroleras de manera definitiva a los capitales extranjeros (españoles y americanos).
La campaña frenética en la que se encuentra montada la oligarquía norteamericana por controlar el petróleo mexicano de manera definitiva le hace echar mano de todos sus aliados tácticos para movilizar a la “opinión pública” en México, buscando con ello respaldar a FECAL y compañía en el país.
La privatización de PETROBRAS representó el despido de 30 mil trabajadores en el sector en Brasil y sus puestos fueron ocupados por subcontratistas controlados por firmas extranjeras pero cuya labor la hacen los propios brasileños, habría que preguntarnos ¿Para quién es el negocio de la subcontratación? Esa vulgar intermediación en la fuerza de trabajo es una de las denigrantes formas de empleo del imperialismo.
La llamada “inversión de capitales privados” en el sector energético (petróleo) se ha caracterizado en México en los últimos años como una de las formas de evadir impuestos de la grandes trasnacionales, hacer negocios de “oportunidad” entre los amigos de la presidencia y en los hechos alentar la corrupción en el país.
Por esas entradas fáciles de capital vía la asignación de contratos millonarios es que los políticos mexicanos están desesperados por comerse a PEMEX, no les importa si en ese reparto les tocan las migajas, para ellos dinero sin trabajar en el mejor dinero que puede haber, es el ingreso que les demuestra, como decimos en México que ya “chingaron” y han asegurado su futuro y el de sus parasitas familias.
Referencias:
Visión Corporativa de PETROBRAS http://www2.petrobras.com.br/Petrobras/espanhol/visao/vis_plano.htm
Rodríguez, Israel (2007) Con su privatización, Petrobras despidió a 30 mil trabajadoresRebelión http://www.rebelion.org/noticia.php?id=54637
Fuente: Kaos en
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