viernes, 3 de diciembre de 2010

Sólo ridiculeces en el festejo oficial del Centenario de la Revolución: Taibo II


JUAN CARLOS G. PARTIDA /

Guadalajara, Jal., 1 de diciembre.- Si la celebración oficial de los centenarios fue tan intrascendente, se debió a que los gobiernos federal y muchos estatales “en el fondo de sus más pútridos, perversos y reaccionarios corazones le hubieran querido hacer homenajes a Victoriano Huerta, pero no tienen güevos”, dijo Paco Ignacio Taibo II.

Al hacer un balance de los festejos organizados por el gobierno, en entrevista con La Jornada, dijo que en cambio, desde abajo, el debate fue tan intenso en los hogares que la efervescencia fue subiendo hasta manifestarse en situaciones tan claras como el incremento de hasta un 40 por ciento en la venta de los libros de historia, lo que palió la falta de un análisis formal incluso entre los intelectuales y universidades del país.

“Por un lado hubo una celebración oficial a nivel nacional y estatal que, en términos generales salvo contadísimas excepciones muy chingonas, fue de dar pena y vergüenza. Fue confeti, serpentinas y circo pa’ pobres. Los gobiernos federales y muchos de los gobiernos estatales no sintonizaban, no era su independencia. Un Hidalgo loco que llama a 25 mil indígenas a tomar las armas no era suyo, un Pancho Villa, un Flores Magón, un Zapata… No, métanlos en el cajón, que no salgan. No hay identidad entre las oligarquías que hoy nos gobiernan y los movimientos revolucionarios populares de independencia y de revolución”, afirmó.

–¿Nada rescatable, entonces?

–Hicieron circo mediático, ruido, ridiculeces, ponerle el nombre de un insurgente al borde de una carretera es la mejor manera de olvidarlo; un partido de basquetbol en Chihuahua de la NBA ¡no mames!, si Villa viviera a tiros trajera al árbitro; la iluminación de un santuario en Guanajuato, el mismo que en la época de Hidalgo colgó en la puerta el decreto de excomunión del cura Hidalgo y ahora se celebra poniéndole luces a los mochos de Guanajuato.

–¿Y a nivel ciudadano ese circo mediático contagió o no a la población?

–El ruido tuvo una enorme virtud que es, creo, entre la población y entre la comunidad intelectual, hacer notar sus intereses. Empezaron a salir libros, folletos, materiales, debates, discusiones, curiosidades, y ha sido muy positivo. Hay todo un fermento a nivel popular de búsqueda de los mexicanos, de su historia, de sus identidades, de qué pasó, y eso ha sido extraordinariamente positivo. Yo creo entonces que la celebración del bicentenario, a pesar del gobierno, fue chingonsísima, no los actos de serpentina, sino la conversación de un chavito en casa que le pregunta a su papá sobre Allende e Hidalgo, lo que obligó a que el papá se documentara.

–Pero no hubo debate intelectual, las universidades se mantuvieron al margen prácticamente.

–-Ese valió madre, pero lo logramos, los trajimos locos. (Alonso) Lujambio no durmió en seis meses. “Voy a sacar los huesos”, decía. Y nosotros: “Esos no son”. Lo traíamos frito. “¿Y usted qué sabe de la independencia?” La parte bonita del asunto es el incremento de ventas de libros de historia, un 40 por ciento de cinco años a la fecha. A la ciudadanía le interesó, quiere saber, por eso este movimiento de abajo.

Tigres, Pancho, El Che y los texanos

Paco Ignacio Taibo II se encuentra fundamentalmente en la FIL para presentar su más reciente libro, El retorno de los tigres de Malasia, pero también su presencia coincide con la edición de las obras completas de su personaje literario paradigmático, Héctor Belascoarán Shayne, y con la reedición ampliada de Ernesto Guevara, también conocido como Che, un libro con más de 40 reediciones que, reconoce, en México es el que más le ha funcionado en ventas, aunque ya su biografía de Pancho Villa se acerca.

“La versión del Che tiene más de 100 paginas nuevas más y 450 fotos, no usadas como ilustración sino como información. Las fotos forman parte del trabajo informativo del libro y se añadieron un montón de cosas nuevas que habían aparecido, toda la reflexión política del Che de cómo la Unión Soviética se iba pa’l carajo que hace en Checoslovaquia, la aparición del libro de su mujer. Todas las cosas que han aparecido nuevas entre la última edición del libro y esta, las incorporé”, comentó.

–¿Y por qué se decidió por editar un tomo con las obras completas de Belascoarán?

–Fue una idea muy bonita de la editorial de vamos a hacer un tomo con las obras completas de Belascoarán porque hubo una generación de personas que las compraron, que las leyeron y no las tienen porque las prestaron, se las dieron a sus hijos, se las robaron sus primos, y esta es como la oportunidad de tenerlas en un solo tomo y releerlas. Por otro lado llegarían los nuevos lectores de Belascoarán con un solo tomo. Las dos ideas a mí me gustaron y coincidió la FIL con la salida del libro de El retorno de los tigres de Malasia y estas dos nuevas ediciones.

–Cuente un poco de la génesis de una novela de aventuras como esta de El retorno…

–Llevo once años tratando de hacer este libro, no es un libro fácil. Yo quería hacer una novela de aventuras que me reconstruyera la sensación que yo tenía a los ocho años de “híjole ahora que pasa, qué sigue, cómo es”. Esta manera de leer que la novela de aventuras nos produjo cuando éramos chavillos, yo quería reproducirla para un público adulto y para ese montón de jóvenes que están leyendo novelas más o menos descafeinadas. Decirles que hay otras posibilidades de novelas de aventuras, igual o más atractivas, pero sin dragones o varitas mágicas.

Fuente: La Jornada de Michoacán

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