Lunes, 13 de Diciembre de 2010 00:00
Escrito por Gilberto Herrera Medina
En estos momentos en que Michoacán, la tierra de tantos hombres que han contribuido a los procesos históricos más avanzados del país, entre ellos destacadamente el General Lázaro Cárdenas del Río, atraviesa por uno de sus momentos más difíciles, convulsos por cierto, uno tiene que preguntarse el ánimo que privaría en la conciencia serena de aquel gran mexicano, que fue el ex Presidente de México.
Al nacionalizador del petróleo, estos episodios funestos no le eran desconocidos, sabía conducirse en las tormentas sociales y políticas y en las otras; y siempre tuvo un juicio sereno y ponderado en las más difíciles condiciones de la realidad nacional e internacional.
El propio general Lázaro Cárdenas, fue objeto de tratos descorteces y poco considerados de los jefes de Estado en turno que estuvieron en Los Pinos, después de él. Así pasó durante la toma del Instituto Politécnico Nacional, al cierre de su internado; lo mismo ante el movimiento ferrocarrilero, que con los acontecimientos del 2 de octubre y otras muchas crisis, como cuando tuvo la decisión de asistir a un mitin estudiantil y popular durante la crisis de Bahía de Cochinos y Playa Girón.
Al general Cárdenas se le pedía mucho, hasta el querer convertirlo en un dirigente taumatúrgico, que tuviera que resolver las contradicciones que se dan en el difícil transcurrir de la nación mexicana. Era cauto, pero nunca medroso, ni atrabancado; nada más alejado de su manera de ser social y político; pero uno tiene que preguntarse: ¿esto que está pasando en Michoacán, qué observación le merecería, al menos en la expresión, si es que alguien inquiriera sobre los sucesos que hoy traquetean una de las regiones más queridas, si se puede decir, de Michoacán, como es la región de tierra caliente, desde Apatzingán, hasta Lázaro Cárdenas y sus contornos?
¿Son necesarios esos operativos armados, a pretexto de detener o aprehender a unas decenas o centenas de gavilleros, que en todas las épocas han existido y cuyos comportamientos sociales van al unísono con el entramado económico progresivo o regresivo que se viven en el país?
Primero tendríamos que respondernos y responder de otros problemas y procesos que en Michoacán se han llevado a cabo, como formularnos si la privatización de la siderúrgica conocida como Las Truchas, debió privatizarse y todos los procesos de internacionalización especulativa que le han seguido.
En aquel desarrollo o desarrollismo económico, con todos sus asegunes, no habían surgido las inversiones turísticas extranjeras de sus playas y ciudades litorales, como Zihuatanejo, Playa Azul y otros. Los procesos especulativos eran pocos y débiles; el empeoramiento de la vida y los contrastes, tanto del enriquecimiento, como del empobrecimiento corrían al parejo del desarrollo general del país e internamente de Michoacán.
Los presupuestos estatales eran de poca cuantía, la educación y la salud pública fueron accesibles para su población, lo mismo que el costo de la vida y fue un placer andar por Michoacán entonces.
¿Qué ha pasado ahora? ¿Qué está pasando ahora? ¿Hay un revanchismo acumulado, sórdido, cupular contra todo a lo que sepa y suene a democrático en Michoacán? Hay mucho ingrediente de esto, mucho y la población michoacana lo sabe, se advierte en el aire y en estos torpes operativos que ni siquiera Mussolini emprendiera contra los capos de Sicilia.
Siempre tomo como parangón a Sicilia y voy a decir por qué. El narcotráfico tradicional tiene sus raíces en la estructura feudal, combinada con la obra pública, esto último se da en Palermo.
Otro tipo de organización mafiosa se da en los centros urbanos, en EU lo saben mejor que nosotros y hasta interesantes filmes se han producido al respecto. ¿En qué fase operativa y organizativa se encuentra ese problema en nuestro país? Somos subsidiarios de nuestra dependencia económica, crediticia, internacionalización de la economía y tras eso en mínima parte se encuentra activo la capitalización del narcotráfico. Pero llegados a este punto, hay que ver que no es para tanto, que Michoacán no merece esos operativos y sí una conducción política de gobierno diferente, en donde las masas populares tengan un lugar de participación y de respeto por parte de los poderes federales.
Fuente: La Jornada de Morelos
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