viernes, 5 de noviembre de 2010

¿CUÁNTOS MUERTOS MÁS SE NECESITAN PARA PARAR LA VIOLENCIA DESATADA HACIA LAS NIÑAS, NIÑOS Y JÓVENES EN MÉXICO?

1º. de noviembre de 2010

PRONUNCIAMIENTO

El baño de sangre que enluta a las familias mexicanas parece no tener fin. Los expertos en cuestiones de violencia y narcotráfico hablan acerca de que la violencia en el país es apenas el principio, mientras tanto, la sociedad mexicana ve con temor y angustia lo que está viviendo en carne propia, preguntándose: ¿hasta dónde vamos a llegar?, la respuesta es: hasta donde nosotros lo permitamos.

¿Dónde hemos estado para consentir toda esta violencia?¿Cómo hemos llegado a extremos de destrucción de vidas humanas? Quizás hemos vivido tan enajenados por la mediocridad que no nos percatamos que íbamos hacia un abismo. La violencia que el Estado ha introyectando en cada uno de nosotros (as) desde hace muchos años, ha logrado que emocionalmente nos sintamos desolados; paralizados, con la autoestima aplastada. Los hechos tienen causa. La política ha sido denigrada hasta sus últimas consecuencias, y eso es lo que estamos viviendo, una violencia institucional. Los partidos políticos, de cualquier color y de cualquier tendencia, están enfermos de poder y no actúan más que para su beneficio, el pueblo no les importa, simplemente lo utilizan.

Todo está hecho para lograr un profundo desequilibrio emocional en los individuos. Los ricos en su mundo de fantasía y los pobres en el suyo, ambos evadiendo la realidad; la clase media luchando para no perder los privilegios que ve esfumarse poco a poco desde hace tiempo, y los niños, niñas y jóvenes viendo devastadas sus expectativas de vida, estén o no vinculados con el narcotráfico.

México tiene un presidente con rasgos sicóticos que ve la sangre como un estímulo, es como un vampiro que necesita succionar sangre para vivir. Esa sangre está reflejando la sed que también necesita una parte de la sociedad que lo apoya y se proyecta en dicho personaje. Ver las muertes de menores como “daños colaterales” es una percepción perversa y una violación flagrante al mas preciado derecho que tenemos los humanos que es la vida.

La “guerra” contra el narcotráfico es una política criminal que ha cobrado la vida de más de 900 niños y niñas. El Tercer Informe de labores de la Secretaría de la Defensa Nacional, del 25 de mayo al 1 de agosto de 2009, afirma que hasta 30 mil niños cooperan con los grupos criminales y están involucrados en la comisión de 22 tipos de delitos, desde el tráfico de droga hasta secuestro y trata de personas. Los más pequeños trabajan como vigilantes, mientras que los mayores se ocupan del traslado de la droga. A partir de los 16 años, son contratados como sicarios y un número indeterminado de menores de edad son reclutados y utilizados por las Fuerzas Armadas mexicanas para erradicar cultivos de enervantes.

Organizaciones civiles advierten sobre las violaciones a los derechos de las niñas y niños, ya que el Estado mexicano privilegia la “guerra” contra el narcotráfico y pasa por encima de los derechos de la población más vulnerable, señala la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).

Para los niños y niñas y jóvenes el crimen significa obtener recompensas, reconocimiento y dinero que no les otorga la sociedad de manera legal. Al no tener otras alternativas, recuren al delito: “Cuando la falta de opciones de vida se combina con el fácil acceso a las drogas y las armas, y la violencia impregna el vecindario, unirse a la delincuencia organizada es una opción tentadora”.

Frente a esta realidad, la respuesta del Estado, enuncia la REDIM, es focalizarse en la criminalización y la militarización, al considerar que la delincuencia organizada es sólo un problema de seguridad pública y no un problema social, “se responde con medidas policíacas en vez de medidas preventivas”, añade.

Es de destacar que la impunidad es un problema fundamental que demerita el respeto a los derechos humanos y permite que la delincuencia se despliegue en el infinito, al no existir castigo a los responsables, quedando de esta manera demolida la justicia. En otro aspecto, si no se desarrollan acciones de prevención, se corre el riesgo de normalizar la violencia. Desde que se inició la guerra contra el narcotráfico, más de 900 niños han perdido la vida, en Baja California, Chihuahua, Durango y Sinaloa, sedes de los grupos del crimen organizado, los homicidios dolosos contra adolescentes han aumentado, de entre 15 y 17, años hasta en un 543 por ciento.

¿Qué esperamos para actuar y hacer a un lado nuestras diferencias? Somos nosotros y nadie más quienes vamos a poder poner fin a esta masacre. Es el futuro de nuestro país lo que está en juego. No esperemos a que más sangre toque a nuestra puerta.

¡DEFENDAMOS NUESTRO DERECHO A TENER UNA VIDA DIGNA!

¡DEMOS LA ESPALDA A LA CLASE POLÍTICA CORRUPTA QUE NOS HA GOBERNADO POR DÉCADAS, Y SE HA ENRIQUECIDO A COSTA DE NUESTRA POBREZA Y DIGNIDAD DESTRUYENDO EL ESTADO DE DERECHO!

¡ORGANÍZATE EN TU COLONIA, BARRIO, CIUDAD!

¡COMENCEMOS A ACTUAR! ¡RESCATEMOS NUESTRO PAÍS!

¡NO A LA IMPUNIDAD!

Fuerza y Conciencia Ciudadanas.

Difusión: Soberanía Popular

No hay comentarios: