martes, 11 de mayo de 2010

¿Ya se agregó a “Fidebook”?


Pulso Crítico

J. Enrique Olivera Arce

Dejada llevar por la desinformación mediática, nuestra aldeana clase política toma como paradigma comunicacional a las “redes sociales” y su papel en la campaña electoral y elección de Barack Obama, como presidente de EE.UU. A cual más de nuestros políticos, orgullosos se vanaglorian de contar con un sitio en Facebook, en Twitter, etc., etc., a través del cual pretenden lo mismo darse a conocer promoviendo su imagen, que ganar adeptos a sus aspiraciones de ascenso en la vida política del país y, en nuestro caso, de Veracruz. Obteniendo como respuesta, en el mejor de los casos, una modesta y tímida mentada de madre de algún despistado internauta que bien puede residir en Santiago de Chile, Puerto Rico ó Hong Kong..

Si el hoy presidente norteamericano tuvo éxito en su estrategia comunicacional a través de la internet, no fue como resultado de la espontaneidad de internautas desconocidos que encontraran per se en el candidato la mejor opción para gobernar a su país.

Redes sociales, páginas web y blogs, tras un meticuloso análisis de su penetración e influencia, sobre todo en las nuevas generaciones de votantes potenciales familiarizadas ya con las nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), se adoptaron por el Partido Demócrata como instrumento de campaña con un propósito, objetivos y metas claramente definidas; promoviendo y auspiciando el debate en red sobre propuestas concretas de su candidato presidencial y del adversario republicano, convenciendo a los indecisos; organizando a sus propias fuerzas en áreas y sectores específicamente determinados, y fortaleciendo la campaña de financiamiento con aportaciones de miles de seguidores en red. Tarea que en el espacio virtual no hubiera tenido éxito sin la organización, estructura y movilización ciudadana en el mundo real.

En el actual proceso electoral en la entidad, el uso de la red de redes y, específicamente las llamadas “redes sociales”, no se observa nada de lo anterior. Aspirantes a la gubernatura, a diputaciones y alcaldías, lejos de encontrar mediante las nuevas tecnologías comunicacionales foro propicio para sus propósitos electorales, son víctimas en el ciberespacio de la espontaneidad anónima de detractores gratuitos que encuentran oportunidad de desahogo social mediante la ofensa de mal gusto, la calumnia y la descalificación a priori. Propiciándose más que el enriquecimiento de la política y la participación democrática de la ciudadanía en la internet, su paulatina pero constante denigración; así como el repudio generalizado para quienes profesionalmente tienen a la “representación popular” como modus vivendi.

Para infortunio de quienes recién se valen, -a la “pela vaca” como le dicen coloquialmente los tabasqueños a la improvisación-, de las “redes sociales” para promoverse, en el pecado llevan la penitencia. Es más lo que reciben en contra que lo que esperaban recibir de un auditorio, en su mayoría de jóvenes, desencantado y frustrado. En primera y última instancia, del mundo virtual obtienen lo que sembraran en el mundo real. Si la estrategia comunicacional de partidos políticos y candidatos es de declarada “guerra sucia” mediática, “guerra sucia” cosechan en la internet. No hay de otra.

También, para infortunio de la libertad de expresión en Veracruz, algunos sedicentes periodistas toman el camino fácil de la diatriba, la injuria y la calumnia; valiéndose de las “redes sociales”, el correo electrónico, páginas web y teléfono celular, se asumen beligerantes en la “guerra sucia”, sin más motivación que volcar resentimiento o satisfacer apetitos económicos personales pretendiendo quedar bien con el partido, candidato o candidatos que mejores expectativas les ofrecen en la coyuntura electoral o en un aún incierto futuro. Tal intencionalidad se percibe de inmediato en la red. Así que podrán obtener temporalmente simpatía entre lo más atrasado, política y moralmente pero, a muy corto plazo, serán desechados por indeseables, como es el caso de aquellos que colocándose al mismo nivel que Cesar del Ángel y sus “cuatrocientos pueblos”, calumnian con impunidad absoluta y sobre pedido a uno u otro candidato a la gubernatura.

Pero no para ahí la cosa. Lamentablemente entre los jóvenes “blogueros” veracruzanos, con un amplio camino andado en el respaldo nacional al ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, desvirtúan su labor tendiente a romper el cerco informativo alejándose de sus propósitos iniciales de difusión y organización. Observándose que incurren en lo mismo que han venido denunciando y condenando, al sumarse a la guerra sucia que domina al actual proceso electoral en Veracruz; haciendo suya la injuria y la calumnia, como herramental político en red, perdiendo influencia y credibilidad ganada a pulso en más de cinco años de lucha en el ciberespacio. Lamentablemente, tal conducta ni contribuye al fortalecimiento del movimiento social independiente ni ayuda a la formación política de los seguidores de AMLO. Les invitaría a reflexionar y corregir en bien de la dignificación de la política y de la participación consciente de la juventud en su búsqueda de mejores derroteros.

Todo lo anterior viene a cuento ante el cúmulo de mensajes electrónicos basura que inundan nuestros buzones, en su mayoría pedestres bacinicazos electoreros, así como un cada día mayor número de invitaciones de conocidos políticos a sumarnos a tal o cual sitio de las redes sociales en la internet, sin más propósito que hacernos partícipes del cotidiano insulto a la inteligencia de inermes votantes potenciales.

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