miércoles, 5 de noviembre de 2008

Testimonios de la explosión


MARCELA TURATI

MÉXICO, D.F., 4 de noviembre (apro).- "Al 15 para las siete se escuchó una explosión muy fuerte y después cinco más, una tras otra, y ruidos de vidrio. Todo se cimbró", dijo una vecina de Polanco, mientras veía la operación detrás de la valla de militares y policías.

La señora Margarita Camilo escuchó la explosión tras de sí y al voltear sólo vio una cortina de fuego.

Varios empleados del banco HSBC corrieron con extinguidores para tratar de apagar las llamas.

Los carros de la calle Monte Pelvoux y Ferrocarriles de Cuernavaca, entre ellos el Peyot que Margarita aún no acababa de pagar, se quemaron tras la explosión. En algunos autos, había gente dentro.

Margarita, que desde hace 20 años vende dulces cerca del lugar del accidente, corrió a buscar a su hijo quinceañero, a quien horas después encontró.

"Por suerte no trajimos hoy a los niños, siempre los dejamos dormidos dentro del carro", dijo otra vendedora ambulante.

Luego de la explosión en Palmas y Periférico, José Andrés de la Cruz, del grupo de apoyo de Telmex, llegó al lugar para rescatar heridos.


"No vi el avión, sólo escuché el motor andando. Luego explotó el avión al tocar tierra y los autos se quemaron. Sólo vi un Passat gris y, a partir de ese, no se veía nada", afirmó, en el lugar de los hechos, el hombre que corrió a sacar del auto a una pareja de la tercera edad y de la calle recogió a un hombre gravemente herido.

"La mujer estaba inconsciente, se quejaba, no respondía. Su marido sí estaba consciente, el otro señor estaba muy quemado y preguntaba por sus hijos", señaló el rescatista.

Minutos después del accidente, elementos del Ejército y la policía acordonaron la zona, donde se instalaron lámparas de luz incandescente. Ya noche, aún se podía observar a decenas de personas levantando evidencias y analizando pedazos del avión.

Los vidrios de cinco pisos de un edificio de Monte Pelvoux quedaron destrozados. Los demás edificios no tenían ningún vidrio roto y el cableado de la luz estaba intacto. Cuatro cuadras a la redonda fueron cerradas con cinta amarilla y no se permitió el acceso por ninguna parte.

"No puedo hablar, me tienen vigilado", dijo un paramédico, quien a las 10:30 de la noche salió del lugar que estaba cercado.

Desde el momento de la explosión el tráfico se detuvo en Reforma, Periférico y Avenida Palmas. Alrededor de las 21 horas se normalizo el tráfico.

Al cierre de esta edición, agentes de la Procuraduría General de la República (PGR) "peinaban" todos los edificios aledaños e interrogaban a empleados que pudieran haber visto o escuchado algo relacionado con el accidente.

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