Mientras una nueva contrareforma energética se aprueba en México, las transnacionales de la energía se consolidan: "Adquiere grupo español Caixa 20% de acciones de Inbursa" (La Jornada 16.10.08). La Caixa es accionista mayoritario (33%) de Gas Natural (GN), que es ya la segunda generadora eléctrica privada en México y la primera proveedora de dicho combustible. Previamente y como parte del mismo trato, Carlos Slim, dueño del Grupo Financiero Inbursa (GFI), había adquirido el 15% de las acciones de GN en México. Slim ha recibido ya más de 100 inconstitucionales concesiones de Generación eléctrica en México, distribuidas en toda la república, y es además un importante contratista de Pemex y la CFE. La alianza entre Slim y Caixa, solapada en una legislación inconstitucional, les permite concentrar mayor poder y control sobre el sector energético mexicano.
Asociación "estratégica" ¿para quiénes y para qué?
Autorizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) de México, el 25 de agosto de 2008 se publicó el aviso de Oferta Pública de Adquisición (OPA) realizada por Criteria Caixa Corp. S.A. para obtener poco más de 333 millones de acciones serie "O", ordinarias nominativas, a razón de 82 centavos cada una (unos 12 mil 484 millones de pesos), que representaban en ese momento el 10% del capital social de Grupo Financiero Inbursa S.A.B. de C.V.. La operación final, aprobada por la asamblea de accionistas de Caixa, autoriza la compra del 20%.
La documentación de la OPA detalla que la oferente (Criteria Caixacorp, "sociedad anónima constituida conforme a las leyes del Reino de España") tiene como titular de un 79.65% de sus acciones representativas a la "Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona" y que el resto está distribuido entre el "público inversionista" (español). A su vez, Gas Natural es definida como una "multinacional de servicios energéticos que centra su actividad en el aprovisionamiento, la distribución y la comercialización de gas natural en España, Latinoamérica, Marruecos, Italia y Francia, con una cartera de 10.7 millones de clientes".
La OPA refiere además que Caixa "participa" también (con un 12.68%) en Repsol YPF, otra "compañía internacional integrada de petróleo y gas", con actividad en más de 30 países y "líder" en España y Argentina, siendo "una de las diez mayores petroleras privadas del mundo", con activos que "superan los 46,800 millones de euros". Caixa posee también el 44.1% de Aguas de Barcelona, "operador multiconcesional centrado en el negocio del agua (sic), saneamiento y salud y, en conjunto con la francesa Grupo GDF Suez, "es un proveedor líder de energía eléctrica y gas". Caixa tiene además inversiones en el sector financiero y de seguros, así como en sectores industriales, como la transnacional de las telecomunicaciones Telefónica y la constructora Albertis.
La operación fue precedida por la compra, por parte de Grupo Inbursa, del 15% del capital de Gas Natural, condicionada a la presente operación. GN había comprado antes las plantas eléctricas concesionadas a Electricté de France (EDF) en México bajo la modalidad de Productor Independiente de Energía, y actualmente está en proceso de fusión-adquisición con la eléctrica española Unión Fenosa, que también posee plantas generadoras en México.
Los propósitos y planes declarados por Criteria (Caixa) en la OPA son "apoyar a la emisora (Inbursa), … mediante el aumento y la oferta, en el desarrollo y expansión de su negocio de banca de menudeo aprovechando la experiencia, conocimiento y tecnología de que disponen el oferente y ‘la caixa’". No obstante, el acuerdo establece puntualmente que el oferente "participará de manera activa en el Consejo de Administración de Inbursa y en ciertos comités de sus subsidiarias".
La operación se completó sin contratiempos y en la prensa mexicana apareció publicado (22.10.08) un comunicado de Grupo Financiero Inbursa, para "informar que ha formalizado su alianza estratégica con La Caixa de Barcelona, realizada a través de la subsidiaria Criteria Caixa Corp". ¿Estratégica? ¿para qué? ¿dirigida a qué?
La perversa acumulación del capital globalizado
Lo anterior es un ejemplo de la cada vez mayor concentración del capital industrial y financiero en unas cuantas manos, incuso en sectores estratégicos, proceso que avanza independientemente de las "regulaciones" o "candados" traten de imponérsele. Hecha la ley, hecha la trampa, dice un viejo adagio.
En este caso, la fantástica fortuna del millonario "mexicano" Carlos Slim se constituye por la propiedad de empresas en sectores estratégicos de la producción y los servicios, entre las cuales destaca la telefónica Telmex, no solo por su importancia en el ramo sino por tener la titularidad de más de 100 concesiones para generación de electricidad en la modalidad de autoabastecimiento.
Slim es además dueño del Grupo Financiero Inbursa (GFI), de tal manera que su alianza con el poderoso grupo catalán La Caixa, no solo tiene implicaciones económicas sino también políticas, con repercusiones en el campo social. La alianza de la transnacional Gas Natural con el millonario Carlos Slim no tiene otro objeto sino consolidar la brecha privatizadora del sector energético de México.
Aunque la expansión de Gas Natural afecta a terceros países, sin embargo no ha encontrado mayores objeciones, ni en Sudáfrica ni ahora en México, y solo espera el visto bueno de Colombia, para ser aprobada por las autoridades españolas.
En México, las "autoridades reguladoras" ni siquiera han abierto la boca respecto de la alianza Inbursa - Caixa, como tampoco lo hicieron cuando GN compró EDF, o para objetar su alianza con Fenosa. Inbursa y Caixa, por su parte, se limitaron a informar el aumento de sus capitales. Para evitar suspicacias, Inbursa aclaró que "la mayoría accionaria y la operación de GFI son y seguirán siendo mexicanas". ¡Claro! Porque la normatividad vigente no es sino un conjunto de formalidades burocráticas, suficientemente laxas para impedir que nadie les pida cuentas realmente.
Impunidad globalizada
El sistema financiero internacional vive actualmente otra grave cresta de su permanente crisis. Supuestamente creado para asegurar que cualquier país del mundo pudiera financiar su economía, hoy queda claro que su objetivo ha sido y es favorecer la acumulación de capitales.
Valga recordar que en México, luego de una historia de "desaciertos" cuyo clímax fue la crisis económica a principios de los 80, se realizó la expropiación bancaria con José López Portillo (1982) y al sexenio siguiente se volvió a reprivatizar (una década después, entre junio de 1991 y julio de 1993), como parte de las negociaciones del nefasto Tratado de Libre Comercio (TLC).
Impulsado por el abandono unilateral del "patrón dólar-oro" por parte EU, que provocó la "dolarización" de las reservas a escala global, México, bajo el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, también se sometió a la medida, iniciando al mismo tiempo un proceso de privatizaciones, como parte de un plan dizque para impulsar el desarrollo y modernización de México, e integrar nuestra economía a la de los países más desarrollados.
El modelo entró en crisis casi inmediatamente. En 1995, una de ellas en particular, la de la banca, provocó una nueva caída y la devaluación de nuestra moneda.
El Estado intervino entonces para entregar recursos públicos para el "rescate" de los bancos declarados insolventes. Ante la falta de recursos propios se contrató crédito externo, socializando así la deuda privada. Deuda que todavía hoy y durante las próximas décadas constituye un obstáculo para cualquier intento desarrollista. Los verdaderos responsables del desfalco, por cierto, siguen impunes.
En México, al menos durante los cuatro últimos gobiernos descaradamente neoliberales, es evidente que la renta petrolera sirvió incluso para apuntalar las precarias finanzas del estado y para acrecentar la riqueza de unos cuantos. A estos habrá qué preguntarles:
Si vendemos el petróleo ¿cómo seguir rescatando a los banqueros?
Cuando la crisis zedillista, el banco central de México (Banco de México, banxico) entregó a la banca privada los fondos y divisas necesarios para darle "liquidez" y "solvencia". Son las mismas medidas que actualmente impulsa el Banco Mundial entre los estados miembros para solventar la crisis financiera mundial.
A partir de 2000, tocó a Vicente Fox completó la "extranjerización" de la banca, con la compra de Bancomer por parte de la española BBVA y de Banamex, por parte de Citibank, al menos esta última sin el pago de derechos. Vendría también HSBC a comprar Bital y Santander a comprar Serfin y así otros, hasta que actualmente el capital dominante en el sector es español, seguido de EU.
El proceso, que arranca con la crisis de 1982, provocó el endeudamiento del país y la suspensión de créditos, contraidos con bancos internacionales privados. La deuda motivó diversas "reestructuraciones" hasta el punto en que Ernesto Zedillo terminó por "hipotecar" la renta petrolera en favor de la banca gringa.
Se trata de los mismo bancos y grupos financieros que, mediante distintas asociaciones, participaciones, fusiones o cualquier otro nombre con que quieran disfrazar la concentración de poder de mercado y su control, que tienen una alta participación en el mercado energético de México actualmente, desempeñando no solo funciones estratégicas, sino favorecidos como contratistas, a través de sus distintas subsidiarias. Esta es una tendencia generalizada y sus repercusiones han demostrado ser catastróficas.
La vuelta del modelo de 1982
La primera consecuencia está en el aumento de la deuda pública, toda vez que el legislativo aprobó por unanimidad la Ley de ingresos 2009 que incluye un déficit de 11.9% del PIB, es decir, es la vuelta al esquema de endeudamiento cuyo control era -- se dijo por años--, una de las ventajas del modelo macroeconómico neoliberal.
La pregunta es cómo se hará para financiar en la práctica dicho "déficit", y en su caso, qué programas se recortarán si no se encuentran créditos suficientes o no hay forma de captar capitales extranjeros (supongamos que no se acepta la participación privada en Pemex).
Otro impacto ya visible es la baja de las reservas internacionales, entregadas a la especulación mediante "subastas" de carácter confidencial. Seguramente está en curso la fuga de capitales que acompaña normalmente a este efecto. Pero lo más grave es, como en la crisis de 82, la intentona de reactivar del modelo de exportación de recursos (básicamente petroleros), para lo cual se aceleró la reforma de Pemex.
Todo apunta a que aún la izquierda partidaria, carente de alternativas independientes y de clase, se alineará por la continuación del modelo vigente, aunque ello represente un mayor alejamiento de las luchas populares, que hoy tienen un carácter revolucionario.
Hoy más que nunca: ¡No a la privatización de Pemex!
Con la reciente contra-reforma energética, aprobada por los partidos políticos, el grupo de Carlos Slim será, seguramente, uno de los grandes beneficiarios. Ya actualmente, la empresa Swecomex, perteneciente al Grupo Carso, participa con 49 plataformas de su propiedad en la extracción de petróleo crudo y gas en el Golfo de México. Esto es abiertamente inconstitucional.
Más de 123 permisos para generación eléctrica, otorgados a Telmex por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), hacen de Slim a uno de los mayores privatizadores eléctricos, adicionalmente, a la participación en las centrales de potencia antes de Unión Fenosa, ahora de Gas Natural, de la cual es accionista. Con esta transnacional española participa también en la distribución de gas natural.
El capital no tiene patria y, con la reforma energética neoliberal, no extrañaría que pronto se sepa de incursiones en la exploración de hidrocarburos en el Golfo de México.
Múltiples razones hay para redoblar los esfuerzos y activarnos en todo el territorio nacional. Slim y socios transnacionales irán sobre los hidrocarburos de los mexicanos. Nuestra lucha sigue vigente. El pueblo de México debemos reiterar nuestro rechazo a la privatización furtiva de Pemex y de todas las fuentes de energía, incluida el agua.
Asociación "estratégica" ¿para quiénes y para qué?
Autorizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) de México, el 25 de agosto de 2008 se publicó el aviso de Oferta Pública de Adquisición (OPA) realizada por Criteria Caixa Corp. S.A. para obtener poco más de 333 millones de acciones serie "O", ordinarias nominativas, a razón de 82 centavos cada una (unos 12 mil 484 millones de pesos), que representaban en ese momento el 10% del capital social de Grupo Financiero Inbursa S.A.B. de C.V.. La operación final, aprobada por la asamblea de accionistas de Caixa, autoriza la compra del 20%.
La documentación de la OPA detalla que la oferente (Criteria Caixacorp, "sociedad anónima constituida conforme a las leyes del Reino de España") tiene como titular de un 79.65% de sus acciones representativas a la "Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona" y que el resto está distribuido entre el "público inversionista" (español). A su vez, Gas Natural es definida como una "multinacional de servicios energéticos que centra su actividad en el aprovisionamiento, la distribución y la comercialización de gas natural en España, Latinoamérica, Marruecos, Italia y Francia, con una cartera de 10.7 millones de clientes".
La OPA refiere además que Caixa "participa" también (con un 12.68%) en Repsol YPF, otra "compañía internacional integrada de petróleo y gas", con actividad en más de 30 países y "líder" en España y Argentina, siendo "una de las diez mayores petroleras privadas del mundo", con activos que "superan los 46,800 millones de euros". Caixa posee también el 44.1% de Aguas de Barcelona, "operador multiconcesional centrado en el negocio del agua (sic), saneamiento y salud y, en conjunto con la francesa Grupo GDF Suez, "es un proveedor líder de energía eléctrica y gas". Caixa tiene además inversiones en el sector financiero y de seguros, así como en sectores industriales, como la transnacional de las telecomunicaciones Telefónica y la constructora Albertis.
La operación fue precedida por la compra, por parte de Grupo Inbursa, del 15% del capital de Gas Natural, condicionada a la presente operación. GN había comprado antes las plantas eléctricas concesionadas a Electricté de France (EDF) en México bajo la modalidad de Productor Independiente de Energía, y actualmente está en proceso de fusión-adquisición con la eléctrica española Unión Fenosa, que también posee plantas generadoras en México.
Los propósitos y planes declarados por Criteria (Caixa) en la OPA son "apoyar a la emisora (Inbursa), … mediante el aumento y la oferta, en el desarrollo y expansión de su negocio de banca de menudeo aprovechando la experiencia, conocimiento y tecnología de que disponen el oferente y ‘la caixa’". No obstante, el acuerdo establece puntualmente que el oferente "participará de manera activa en el Consejo de Administración de Inbursa y en ciertos comités de sus subsidiarias".
La operación se completó sin contratiempos y en la prensa mexicana apareció publicado (22.10.08) un comunicado de Grupo Financiero Inbursa, para "informar que ha formalizado su alianza estratégica con La Caixa de Barcelona, realizada a través de la subsidiaria Criteria Caixa Corp". ¿Estratégica? ¿para qué? ¿dirigida a qué?
La perversa acumulación del capital globalizado
Lo anterior es un ejemplo de la cada vez mayor concentración del capital industrial y financiero en unas cuantas manos, incuso en sectores estratégicos, proceso que avanza independientemente de las "regulaciones" o "candados" traten de imponérsele. Hecha la ley, hecha la trampa, dice un viejo adagio.
En este caso, la fantástica fortuna del millonario "mexicano" Carlos Slim se constituye por la propiedad de empresas en sectores estratégicos de la producción y los servicios, entre las cuales destaca la telefónica Telmex, no solo por su importancia en el ramo sino por tener la titularidad de más de 100 concesiones para generación de electricidad en la modalidad de autoabastecimiento.
Slim es además dueño del Grupo Financiero Inbursa (GFI), de tal manera que su alianza con el poderoso grupo catalán La Caixa, no solo tiene implicaciones económicas sino también políticas, con repercusiones en el campo social. La alianza de la transnacional Gas Natural con el millonario Carlos Slim no tiene otro objeto sino consolidar la brecha privatizadora del sector energético de México.
Aunque la expansión de Gas Natural afecta a terceros países, sin embargo no ha encontrado mayores objeciones, ni en Sudáfrica ni ahora en México, y solo espera el visto bueno de Colombia, para ser aprobada por las autoridades españolas.
En México, las "autoridades reguladoras" ni siquiera han abierto la boca respecto de la alianza Inbursa - Caixa, como tampoco lo hicieron cuando GN compró EDF, o para objetar su alianza con Fenosa. Inbursa y Caixa, por su parte, se limitaron a informar el aumento de sus capitales. Para evitar suspicacias, Inbursa aclaró que "la mayoría accionaria y la operación de GFI son y seguirán siendo mexicanas". ¡Claro! Porque la normatividad vigente no es sino un conjunto de formalidades burocráticas, suficientemente laxas para impedir que nadie les pida cuentas realmente.
Impunidad globalizada
El sistema financiero internacional vive actualmente otra grave cresta de su permanente crisis. Supuestamente creado para asegurar que cualquier país del mundo pudiera financiar su economía, hoy queda claro que su objetivo ha sido y es favorecer la acumulación de capitales.
Valga recordar que en México, luego de una historia de "desaciertos" cuyo clímax fue la crisis económica a principios de los 80, se realizó la expropiación bancaria con José López Portillo (1982) y al sexenio siguiente se volvió a reprivatizar (una década después, entre junio de 1991 y julio de 1993), como parte de las negociaciones del nefasto Tratado de Libre Comercio (TLC).
Impulsado por el abandono unilateral del "patrón dólar-oro" por parte EU, que provocó la "dolarización" de las reservas a escala global, México, bajo el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, también se sometió a la medida, iniciando al mismo tiempo un proceso de privatizaciones, como parte de un plan dizque para impulsar el desarrollo y modernización de México, e integrar nuestra economía a la de los países más desarrollados.
El modelo entró en crisis casi inmediatamente. En 1995, una de ellas en particular, la de la banca, provocó una nueva caída y la devaluación de nuestra moneda.
El Estado intervino entonces para entregar recursos públicos para el "rescate" de los bancos declarados insolventes. Ante la falta de recursos propios se contrató crédito externo, socializando así la deuda privada. Deuda que todavía hoy y durante las próximas décadas constituye un obstáculo para cualquier intento desarrollista. Los verdaderos responsables del desfalco, por cierto, siguen impunes.
En México, al menos durante los cuatro últimos gobiernos descaradamente neoliberales, es evidente que la renta petrolera sirvió incluso para apuntalar las precarias finanzas del estado y para acrecentar la riqueza de unos cuantos. A estos habrá qué preguntarles:
Si vendemos el petróleo ¿cómo seguir rescatando a los banqueros?
Cuando la crisis zedillista, el banco central de México (Banco de México, banxico) entregó a la banca privada los fondos y divisas necesarios para darle "liquidez" y "solvencia". Son las mismas medidas que actualmente impulsa el Banco Mundial entre los estados miembros para solventar la crisis financiera mundial.
A partir de 2000, tocó a Vicente Fox completó la "extranjerización" de la banca, con la compra de Bancomer por parte de la española BBVA y de Banamex, por parte de Citibank, al menos esta última sin el pago de derechos. Vendría también HSBC a comprar Bital y Santander a comprar Serfin y así otros, hasta que actualmente el capital dominante en el sector es español, seguido de EU.
El proceso, que arranca con la crisis de 1982, provocó el endeudamiento del país y la suspensión de créditos, contraidos con bancos internacionales privados. La deuda motivó diversas "reestructuraciones" hasta el punto en que Ernesto Zedillo terminó por "hipotecar" la renta petrolera en favor de la banca gringa.
Se trata de los mismo bancos y grupos financieros que, mediante distintas asociaciones, participaciones, fusiones o cualquier otro nombre con que quieran disfrazar la concentración de poder de mercado y su control, que tienen una alta participación en el mercado energético de México actualmente, desempeñando no solo funciones estratégicas, sino favorecidos como contratistas, a través de sus distintas subsidiarias. Esta es una tendencia generalizada y sus repercusiones han demostrado ser catastróficas.
La vuelta del modelo de 1982
La primera consecuencia está en el aumento de la deuda pública, toda vez que el legislativo aprobó por unanimidad la Ley de ingresos 2009 que incluye un déficit de 11.9% del PIB, es decir, es la vuelta al esquema de endeudamiento cuyo control era -- se dijo por años--, una de las ventajas del modelo macroeconómico neoliberal.
La pregunta es cómo se hará para financiar en la práctica dicho "déficit", y en su caso, qué programas se recortarán si no se encuentran créditos suficientes o no hay forma de captar capitales extranjeros (supongamos que no se acepta la participación privada en Pemex).
Otro impacto ya visible es la baja de las reservas internacionales, entregadas a la especulación mediante "subastas" de carácter confidencial. Seguramente está en curso la fuga de capitales que acompaña normalmente a este efecto. Pero lo más grave es, como en la crisis de 82, la intentona de reactivar del modelo de exportación de recursos (básicamente petroleros), para lo cual se aceleró la reforma de Pemex.
Todo apunta a que aún la izquierda partidaria, carente de alternativas independientes y de clase, se alineará por la continuación del modelo vigente, aunque ello represente un mayor alejamiento de las luchas populares, que hoy tienen un carácter revolucionario.
Hoy más que nunca: ¡No a la privatización de Pemex!
Con la reciente contra-reforma energética, aprobada por los partidos políticos, el grupo de Carlos Slim será, seguramente, uno de los grandes beneficiarios. Ya actualmente, la empresa Swecomex, perteneciente al Grupo Carso, participa con 49 plataformas de su propiedad en la extracción de petróleo crudo y gas en el Golfo de México. Esto es abiertamente inconstitucional.
Más de 123 permisos para generación eléctrica, otorgados a Telmex por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), hacen de Slim a uno de los mayores privatizadores eléctricos, adicionalmente, a la participación en las centrales de potencia antes de Unión Fenosa, ahora de Gas Natural, de la cual es accionista. Con esta transnacional española participa también en la distribución de gas natural.
El capital no tiene patria y, con la reforma energética neoliberal, no extrañaría que pronto se sepa de incursiones en la exploración de hidrocarburos en el Golfo de México.
Múltiples razones hay para redoblar los esfuerzos y activarnos en todo el territorio nacional. Slim y socios transnacionales irán sobre los hidrocarburos de los mexicanos. Nuestra lucha sigue vigente. El pueblo de México debemos reiterar nuestro rechazo a la privatización furtiva de Pemex y de todas las fuentes de energía, incluida el agua.
Frente de Trabajadores de la Energía, de México
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