Por Jesús Dávila.
Mientras avanza por el Atlántico Norte con rumbo al Caribe –vigilada por naves de Inglaterra y la OTAN- la flotilla rusa del Pedro el Grande, llegaron a San Juan el U.S.S. Kearsarge y el U.S.S. Farragut, que tienen entre ambos capacidad suficiente para invadir un país pequeño.
El arribo de la fuerza naval estuvo precedido por un fuerte despliegue de agentes de seguridad, que alteró la calma usual de madrugada en la zona portuaria de San Juan, aunque el asunto ha pasado desapercibido para los medios noticiosos nacionales, que prestan poca atención a la Armada de EEUU desde que terminó el uso de la zona de tiro de la isla de Vieques y se cerró la Estación Naval de Roosevelt Roads.
Pero no es lo mismo para los gobiernos de América Latina y se escuchan voces de preocupación sobre la escalada naval desde que EEUU anunció la reactivación de la Cuarta Flota –una de tipo organizacional porque no tiene barcos asignados de manera permanente- para vigilar las aguas del Caribe y las costas de América del Sur. En esta temporada, han cumplido misiones en la zona –además del Kearsarge y Farragut- el portaaviones USS George Washington, el USS Forest Sherman, el USS Kauffman y el USS Boone, entre otros.
La Armada de EEUU, por su parte, ha anunciado que uno de los mensajes que quiere dar es que “América Latina y el Caribe comparten con Estados Unidos intereses comunes”. Además, los mandos navales estadounidenses han hecho hincapié en que no consideran amenazante la esperada llegada de la escuadra rusa.
En la otra cara de la moneda, un vocero naval de Moscú le informó a la Agencia Novosti, que “el objetivo primordial de la armada rusa es garantizar la seguridad del país” y que “aquellos que intentan ver cualquier agenda secreta en las próximas maniobras navales conjuntas entre Rusia y Venezuela están equivocados”.
Según el informe oficial de la Autoridad de los Puertos, el Farragut debía hacerse a la mar de nuevo hoy martes y el Kearsarge en puerto hasta el jueves. El segundo, que tiene asignado permanecer en aguas del Caribe en octubre y noviembre, visitará República Dominicana y navegará hacia las cercanías de Venezuela, con paradas en Trinidad y en Guyana, según los informes oficiales de la Armada de EEUU.
Mientras tanto, el Farragut tiene pendientes más misiones en el Caribe luego de haber estado también cerca de Venezuela, en la isla holandesa de Curacao, y de parar en Guantánamo, Cuba.
La presencia de ambos es la señal más notable hasta ahora del tipo de recepción que EEUU podría estar preparando para la llegada del Pedro el Grande y el Almirante Chabanenko con sus dos barcos auxiliares, que participarán en maniobras navales conjuntas con Venezuela a partir del 10 de noviembre. La operación naval rusa da continuidad a los ejercicios de dos bombarderos estratégicos en las costas venezolanas hace varias semanas.
La escuadra rusa zarpó el día 22 de los corrientes y ya ha recorrido una distancia de 1,000 millas náuticas (cerca de 2,000 kilómetros). Al presente está llevando a cabo ejercicios de práctica en el Atlántico Norte vigilada por la nave británica HMS Argyll y aviones de la OTAN, según informó la Agencia Novosti.
El Kearsarge, de 40,500 toneladas y 844 pies de eslora y que desde 2005 es el buque insignia de su propia fuerza de ataque con media docena de barcos más, cuenta con helicópteros artillados de distintos tipos, aviones de combate, misiles, y una tripulación de 77 oficiales y 1,000 marineros, así como una fuerza expedicionaria de 2,000 infantes de marina con sus tanques y camiones. Además, cuenta con un hospital naval completo a bordo con capacidad para 600 heridos.
El más pequeño Farragut, de 509.5 pies de eslora y 9,300 toneladas, es una máquina de destrucción que tiene “el arsenal más mortífero instalado jamás”, según el informe oficial. Tiene cinco sistemas de radares, con los cuales es capaz de vigilar cientos de blancos a la vez y misiles Tomahawk y ASROC, así como varios tipos de misiles tierra-aire y tierra-tierra y un helipuerto.
El Pedro el Grande, mientras tanto, es un crucero lanza misiles pesado impulsado por cuatro reactores nucleares y tres turbinas auxiliares, que tiene capacidad instalada para lanzar una enorme cantidad de misiles – incluyendo atómicos- hasta distancias de 500 millas. Su variada capacidad de fuego le permite enfrentar varios adversarios a la vez, incluyendo portaaviones. Complementa su fuerza con torpedos y helicópteros de combate.
El destructor Almirante Chabanenko está diseñado para la guerra antisubmarina.
Las maniobras de noviembre serán las primeras en que una escuadra rusa participará en aguas del Caribe desde el fin de la llamada Guerra Fría a finales del siglo pasado.
Fuente: Alternativa Bolivariana.
Mientras avanza por el Atlántico Norte con rumbo al Caribe –vigilada por naves de Inglaterra y la OTAN- la flotilla rusa del Pedro el Grande, llegaron a San Juan el U.S.S. Kearsarge y el U.S.S. Farragut, que tienen entre ambos capacidad suficiente para invadir un país pequeño.
El arribo de la fuerza naval estuvo precedido por un fuerte despliegue de agentes de seguridad, que alteró la calma usual de madrugada en la zona portuaria de San Juan, aunque el asunto ha pasado desapercibido para los medios noticiosos nacionales, que prestan poca atención a la Armada de EEUU desde que terminó el uso de la zona de tiro de la isla de Vieques y se cerró la Estación Naval de Roosevelt Roads.
Pero no es lo mismo para los gobiernos de América Latina y se escuchan voces de preocupación sobre la escalada naval desde que EEUU anunció la reactivación de la Cuarta Flota –una de tipo organizacional porque no tiene barcos asignados de manera permanente- para vigilar las aguas del Caribe y las costas de América del Sur. En esta temporada, han cumplido misiones en la zona –además del Kearsarge y Farragut- el portaaviones USS George Washington, el USS Forest Sherman, el USS Kauffman y el USS Boone, entre otros.
La Armada de EEUU, por su parte, ha anunciado que uno de los mensajes que quiere dar es que “América Latina y el Caribe comparten con Estados Unidos intereses comunes”. Además, los mandos navales estadounidenses han hecho hincapié en que no consideran amenazante la esperada llegada de la escuadra rusa.
En la otra cara de la moneda, un vocero naval de Moscú le informó a la Agencia Novosti, que “el objetivo primordial de la armada rusa es garantizar la seguridad del país” y que “aquellos que intentan ver cualquier agenda secreta en las próximas maniobras navales conjuntas entre Rusia y Venezuela están equivocados”.
Según el informe oficial de la Autoridad de los Puertos, el Farragut debía hacerse a la mar de nuevo hoy martes y el Kearsarge en puerto hasta el jueves. El segundo, que tiene asignado permanecer en aguas del Caribe en octubre y noviembre, visitará República Dominicana y navegará hacia las cercanías de Venezuela, con paradas en Trinidad y en Guyana, según los informes oficiales de la Armada de EEUU.
Mientras tanto, el Farragut tiene pendientes más misiones en el Caribe luego de haber estado también cerca de Venezuela, en la isla holandesa de Curacao, y de parar en Guantánamo, Cuba.
La presencia de ambos es la señal más notable hasta ahora del tipo de recepción que EEUU podría estar preparando para la llegada del Pedro el Grande y el Almirante Chabanenko con sus dos barcos auxiliares, que participarán en maniobras navales conjuntas con Venezuela a partir del 10 de noviembre. La operación naval rusa da continuidad a los ejercicios de dos bombarderos estratégicos en las costas venezolanas hace varias semanas.
La escuadra rusa zarpó el día 22 de los corrientes y ya ha recorrido una distancia de 1,000 millas náuticas (cerca de 2,000 kilómetros). Al presente está llevando a cabo ejercicios de práctica en el Atlántico Norte vigilada por la nave británica HMS Argyll y aviones de la OTAN, según informó la Agencia Novosti.
El Kearsarge, de 40,500 toneladas y 844 pies de eslora y que desde 2005 es el buque insignia de su propia fuerza de ataque con media docena de barcos más, cuenta con helicópteros artillados de distintos tipos, aviones de combate, misiles, y una tripulación de 77 oficiales y 1,000 marineros, así como una fuerza expedicionaria de 2,000 infantes de marina con sus tanques y camiones. Además, cuenta con un hospital naval completo a bordo con capacidad para 600 heridos.
El más pequeño Farragut, de 509.5 pies de eslora y 9,300 toneladas, es una máquina de destrucción que tiene “el arsenal más mortífero instalado jamás”, según el informe oficial. Tiene cinco sistemas de radares, con los cuales es capaz de vigilar cientos de blancos a la vez y misiles Tomahawk y ASROC, así como varios tipos de misiles tierra-aire y tierra-tierra y un helipuerto.
El Pedro el Grande, mientras tanto, es un crucero lanza misiles pesado impulsado por cuatro reactores nucleares y tres turbinas auxiliares, que tiene capacidad instalada para lanzar una enorme cantidad de misiles – incluyendo atómicos- hasta distancias de 500 millas. Su variada capacidad de fuego le permite enfrentar varios adversarios a la vez, incluyendo portaaviones. Complementa su fuerza con torpedos y helicópteros de combate.
El destructor Almirante Chabanenko está diseñado para la guerra antisubmarina.
Las maniobras de noviembre serán las primeras en que una escuadra rusa participará en aguas del Caribe desde el fin de la llamada Guerra Fría a finales del siglo pasado.
Fuente: Alternativa Bolivariana.
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