sábado, 4 de octubre de 2008

Cocalero

Dirección: Alejandro Landes

Año: 2006

País de producción: Bolivia-Argentina

Producción: Julia Solomonoff, Alejandro Landes.

Fotografía: Jorge Manrique Behrens.

Montaje: Kate Taverna, Jorge Manrique Behrens, Lorenzo Bombicci y Jacopo Quadri.

Música: Leo Heiblum, Jacobo Lieberman.




Sinopsis


Alejandro Landes dice que Cocalero es menos una película sobre Evo Morales que sobre el movimiento de los cultivadores de coca, que después de dos décadas consiguió llevar a uno de los suyos al poder. Landes –nacido hace 26 años en Brasil, criado en Ecuador y graduado en Economía en la universidad norteamericana de Brown– empezó a pensar en la figura de Evo cuando trabajaba para el programa Oppenheimer presenta, del periodista Andrés Oppenheimer, destinado al público latino aunque producido en Estados Unidos. Landes le propuso a la producción un diálogo vía satélite entre el líder cocalero y Gonzalo Sánchez de Lozada, quien acababa de abandonar La Paz para instalarse en Estados Unidos. “Era octubre del 2003, una semana después de lo que para Sánchez de Lozada había sido un golpe de Estado y para Evo una fuga. Era como tener a Batista y a Fidel”, cuenta Landes. “Evo tenía de fondo una bufanda de wipala, la bandera indígena, que decía Evo Presidente y se caía. Alguien tenía que entrar en cuadro mientras Evo hablaba y volver a ponerla. Era una cosa de color que resultaba muy graciosa pero a la vez te hacía notar la bandera. Y te hacía pensar por un momento ¿será que este hombre puede ser presidente?”

La anécdota de la bandera es mínima, pero Landes sabe que expresa algo que en la película aparece reflejado en el seguimiento de la campaña de Evo Morales, dos años después de aquel programa, a fines de 2005: la precariedad de recursos con los que parece construirse su carrera hacia la presidencia. El “seguimiento de campaña” es un subgénero documental que ya cuenta con cierta tradición; Landes evoca uno de sus mayores referentes, que es The War Room, la película de D. A. Pennebaker y Chris Hegedus sobre Stephanopoulos y Carville, los estrategas de la operación electoral de Bill Clinton para su primera presidencia, en 1992. Y en parte la menciona para establecer diferencias: las que tienen que ver con el enorme aparataje que rodea a un candidato a jefe del país más poderoso del mundo, y la aparente inmediatez en la que, por momentos, parece moverse el líder cocalero en campaña. “En Cocalero no hay una estructura dramática clásica como la que se construye con Clinton, en choque con la voz en off de Bush. Acá era sólo observarlo a él, lo más detenidamente posible, para permitir que afloren los matices. En todo caso, Cocalero es mucho más parecida a Entreatos, el film de Joao Moreira Salles (el hermano de Walter) sobre la llegada de Lula al poder, y Peones, de Eduardo Coutinho, que explora las raíces sindicalistas de Lula, su trabajo en la ensambladora de autos y la consolidación del PT.”

Pero la película sobre la construcción de un candidato político y el marketing electoral más interesante de los últimos años, dice Landes, es Our Brand is Crisis: “La hizo una chica norteamericana que accedió a una compañía consultora de James Carville –el socio del protagonista de The War Room–, cuando estaba haciendo trabajos de consultoría para candidatos en Africa, Asia y América latina. Su intención era estudiar varios casos, pero el boliviano terminó pareciéndole el más interesante; entonces llegó con el equipo consultor para asesorar la campaña de Sánchez de Losada, lo ayudó a ganar, y después pasa lo que pasó y ella sigue todo este proceso. Pero lo que ella hace es acompañar al candidato más rico con la compañía de mercadeo político más cara y sofisticada del mundo, mientras que en Cocalero tenemos una mirada sobre alguien con un olfato político impresionante, con una astucia en circunstancias muy precarias, en un movimiento medio cenicienta, en el sentido de que nadie cree que pueda llegar, y con una mirada verdaderamente de abajo hacia arriba”.

COCALERO

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