Aída Mendoza Flores
* Crisis severa con la entrada en vigor del capítulo agropecuario del TLCAN * Excedente en la producción pero se importa alta fructuosa * Los empresarios anuncian pérdidas por 5 mil millones de pesos * Los bajos precios estimulan la incapacidad de pagos: Cortina Gallardo * Provocaría movilizaciones de tres millones de trabajadores
A ocho meses de que entró en vigor la desgravación total de múltiples productos agropecuarios establecidos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre ellos el azúcar, los ingenios mexicanos viven una crisis severa, según afirman industriales involucrados en este sector, quienes insisten en la necesidad de crear nuevas políticas que permitan solventar la economía de las empresas azucareras.
Para hablar de este tema es importante recordar algunas cifras del pasado inmediato. Durante el periodo de 2005-2006 la producción mundial de azúcar fue de 147 millones de toneladas y se consumieron 145 millones, manteniéndose un excedente de dos millones. El principal país productor fue Brasil con 31.1 millones (19.1 por ciento) y le siguen India, China y Estados Unidos con 6.7 millones de toneladas (5.2 por ciento).
En esta lista México ocupó el sexto lugar con 5.4 millones de toneladas (3.8 por ciento), producción suficiente para cubrir su demanda interna que es de 4.9 millones de toneladas anuales. En nuestro país funcionan 58 ingenios azucareros, distribuidos en 15 estados, en donde se cosechan más de 45 millones de toneladas de caña al año y se producen 5.4 millones de toneladas de azúcar. Veracruz participa con el 41 por ciento de la producción nacional al tener 22 fábricas.
Pese a que hay un excedente en la producción de azúcar, la importación del endulzante de otras naciones hacia México y los bajos costos en el mercado internacional han puesto en jaque a la industria azucarera mexicana, según denunciaron integrantes de
Agrega que los dueños de los 58 ingenios del país han perdido alrededor de cinco mil millones de pesos desde que se estableció el precio de la caña de azúcar, en diciembre pasado. “Ahora los costos de los insumos representan el 80 por ciento del gasto y no el 57 por ciento que se prevé en
Desde este panorama, dijo el representante de
De acuerdo con el director de la cámara, 20 por ciento de los ingenios no cuenta con nueva tecnología, están rezagados; otro 20 por ciento ya adquirió tecnología de punta y el resto se encuentra a la mitad del camino.
Al respecto Roberto Rincón Aguilar, de
¿El rezago tecnológico qué papel juega en todo esto?
—La falta de tecnología no sólo afecta la producción cañera, sino a cualquier cultivo. La tecnología, la asistencia técnica, los métodos actualizados son necesarios en cualquier actividad agropecuaria y el sector cañero no se puede quedar atrás, debe mejorar para poder hacerle frente a ese mercado abierto a partir de la firma del TLCAN.
Yo creo, indica el entrevistado, que el verdadero problema es la falta de información, porque no se ha hecho una verdadera promoción de los beneficios del azúcar. “Debemos convencer a la gente y a los empresarios, cuya materia prima son los endulzantes, de que consuman azúcar derivada de la caña y se evite el uso de otros endulzantes que no tienen la misma calidad ni el mismo contenido de calorías”
Tal es el caso del endulzante conocido como alta fructuosa que utiliza la mayoría de las empresas refresqueras y que se importa de otros países. “Ahora lo lamentable es que, en México, ya se están instalando industrias para la producción de alta fructosa, derivado del maíz, algo que indiscutiblemente pega a la industria azucarera. Entonces, a lo mejor tendríamos que dar, sobre todo, una importante difusión al consumo de azúcar de caña, vía empresas, vía refresqueras, vía elaboración de otros productos. Pienso que eso es parte importante de lo que debe hacer la industria cañera para promover su producción, aunque México está considerado entre los países con mayor consumo de azúcar a nivel mundial”.
Al ser interrogado sobre las acciones que se requieren a corto, mediano y largo plazos para la recuperación y consolidación de la industria, Roberto Rincón Aguilar, comenta: “Tenemos que fijar las metas; cuando son estructurales hablamos de cuestiones de largo plazo, es decir, de crear toda una estrategia de desarrollo tecnológico en el campo, de crear una nueva cultura de la productividad, de integrar las mejores opciones de organización dentro del sector cañero.
Y en cuanto a las metas a mediano y corto plazos: tenemos que brindar mejores oportunidades para el financiamiento de este cultivo, impartir también asistencia técnica y asesoría para penetrar en los mercados, que es donde también tenemos que incursionar. Todo eso, indudablemente sólo es posible si la industria es propiedad de la iniciativa privada.
Industria azucarera y TLCAN
No se puede negar que la agroindustria azucarera de México inició con tropiezos desde su incorporación al TLCAN por una deficiente negociación que llevó a la firma de tratados paralelos, una defectuosa desincorporación de los ingenios del sector público y una errática política gubernamental que continúa hasta la fecha”, advierte ante este medio de comunicación Manuel Enríquez Poy, director de Central Motzorongo e ingenio El Refugio.
Recordemos que, explica el empresario, en el anexo 703.2 del TLCAN se fijan las condiciones de la transición en comercio de azúcares y jarabes entre México y Estados Unidos, excluyéndose a Canadá que no negoció este sector donde se establecía que si nuestro país era superavitario, a partir del octavo año de entrar en vigor el tratado y hasta los 14 años, se podría exportar todo el excedente de producción para que finalmente en el 2008 desaparecerían las restricciones arancelarias.
Sin embargo, recuerda, Estados Unidos no cumplió en admitir sin arancel las cuotas establecidas y México entabló una controversia que aún no finaliza. Además, para vencer las resistencias de la parte estadunidense, México firmó una carta paralela para incluir el mercado de la fructuosa limitando a México ser exportador en los años posteriores a la firma, y castigando internamente a los productores pues ese producto es sustituto del azúcar en varias industrias.
Antecedentes
Cabe señalar que los actuales antecedentes de la industria del azúcar, en México empiezan en 1974, cuando el presidente Luis Echeverría (1970-1976) expropió 67 ingenios azucareros controlando la industria por 15 años. Luego en 1988-1990 se privatizaron 52 ingenios durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), imperando en algunos casos prácticas de corrupción. En 1991, los nuevos dueños adeudaban 400 millones de dólares a
Algunos empresarios azucareros fracasaron y en el año 2000, al final del gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000) adeudaban al gobierno 2 mil 500 millones de dólares y estaban en quiebra 25 ingenios.
Para el presidente Vicente Fox (2000-2006) esto ponía en peligro el abasto nacional, la viabilidad de la industria, los empleos de miles de trabajadores y se operó un cuestionado rescate azucarero. Expropió el 2 de septiembre de
El 13 de febrero de 2004, el Octavo Tribunal de Circuito, del Distrito Federal, obligó al gobierno a regresar cuatro ingenios al Grupo Azucarero México, luego, en enero de 2006,
Se pensaba que habría una reprivatización en 18 meses y duró cinco años y medio. El costo fiscal del raro rescate fue superior a 17 mil 500 millones de pesos más algunas indemnizaciones de los ingenios que el gobierno conservó, es decir, más de cinco veces lo estimado.
Tras esos traspiés, de nuevo la industria está activa y puede entrar a otra etapa de desarrollo y uno de sus principales desafíos es la cuestión laboral. En la actualidad la agroindustria azucarera emplea a 439 mil 204 personas, de la cuales 164 mil 232 son productores de caña, 137 mil 896 jornaleros, 67 mil 726 cortadores, 33 mil 632 transportistas, 29 mil 630 obreros y 6 mil 80 personal de confianza. Las empresas, además, pagan 12 mil 225 jubilados sindicalizados y de confianza.
Nuevo rescate
El pasado 3 de julio, el presidente Felipe Calderón dio a conocer un paquete de medidas de apoyo a la industria azucarera, en el que se incluye una partida de recursos federales por 900 millones de pesos, tendiente a superar la crisis de liquidez que presenta este sector, mismo que afecta a 57 ingenios en el país, alrededor de 150 mil cañeros y cerca de 10 millones de mexicanos que operan de forma directa e indirecta en esta industria.
El acuerdo pactado desde el pasado 26 de junio del presente año entre productores de caña de azúcar de todo el país, industriales del ramo y el gobierno federal, implicará el pago de remanentes, preliquidaciones y liquidaciones de las zafras 2006-2007 y 2007-2008, dando prioridad a las retenciones, en apoyo a los abastecedores de la materia prima, estimando un precio de 5 mil 996 pesos la tonelada de azúcar base estándar, lo que se contiene en las actas de fin de zafra 2007-2008.
En los lineamientos del acuerdo se estableció el cumplimiento del programa de exportación de azúcar correspondiente a las zafras 2006-2007 y 2007-2008, cuyos excedentes se calculan en 890 mil toneladas, proceso que deberá dar inicio en los próximos 35 días y deberá terminar en febrero del 2009, dio a conocer
De acuerdo a
En este apartado los industriales recibirán un apoyo de 25 pesos por costal de azúcar exportado, que implicará una erogación gubernamental por 500 millones de pesos. Respecto a las liquidaciones y retenciones correspondientes a la zafra 2007-2008 éstas serán cubiertas bajo calendario, a fin de establecer fechas de pagos periódicos en cada ingenio, a partir de agosto del presente año y hasta el 30 de septiembre próximo cuando termina el ciclo azucarero; por cuanto hace a la zafra 2006-2007 los pagos tendrán como referencia el precio de 6 mil 356 pesos con 45 centavos por tonelada de azúcar recuperable base estándar.
En lo que ya se denomina “el tercer rescate azucarero”, luego del realizado en 1996 por un monto de 300 millones de pesos y al que siguió la expropiación de 27 ingenios azucareros en septiembre de 2001, cuyo costo final se calcula en 600 millones de pesos, se esperan anuncios que permitan a esta industria incursionar en la biotecnología con la producción de etanol y otros alcoholes.
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