lunes, 12 de mayo de 2008

Refundamos al PRD

Alejandro Encinas es contundente: el modelo actual para hacer política en el PRD se agotó. Por eso propone, para refundar al partido, un acuerdo político en el que participen todas las corrientes

Encinas comenta que después de ocho semanas de crisis interna es necesario dar ese paso y superar el conflicto interno. Para él, la única solución previsible es lograr un acuerdo político

Rosalía Vergara /Proceso



MÉXICO, D.F., 11 DE MAYO / El PRD debe cerrar el ciclo que inició en 1989 y dejar atrás su vida tribal, sostiene Alejandro Encinas, quien compitió en los comicios internos por la presidencia de este partido como candidato de Izquierda Unida.

El viernes 9 por la noche, poco antes de que la Comisión Técnica Electoral (CTE) perredista diera a conocer el acta en la que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le ordenaba realizar el conteo del 100% de las casillas, Encinas dice a Proceso: “El actual modelo de partido del PRD ya se agotó. Llegó a su fin este ciclo. Hay que iniciar una nueva etapa; hay que acabar con la burocracia que llevó al partido a la descomposición”.

Encinas comenta que después de ocho semanas de crisis interna es necesario dar ese paso y superar el conflicto interno. Para él, la única solución previsible es lograr un acuerdo político.

En este tiempo, dice, se reunió en cuatro ocasiones con Jesús Ortega, el candidato de Nueva Izquierda, lo mismo que con gobernadores y coordinadores parlamentarios. El 28 y 29 de abril volvió a hacerlo para plantear la anulación de la elección, nombrar al presidente y al secretario general sustitutos por cuatro meses e intentar refundar al PRD.


Pero no hubo acuerdo.


El 29 de abril la Comisión Nacional de Garantías emitió un resolutivo sobre resultados del conteo del 83% de los votos, que le daban ventaja a Encinas.


Casos críticos


El deterioro de la vida interna en el PRD responde, de acuerdo con Encinas, a la “lumpenización” de los cuadros y esto incluye la corrupción en las corrientes de opinión, principalmente en el Estado de México, Veracruz, Puebla, Chiapas y Oaxaca.

En esta última entidad, afirma, hay dirigentes del partido vinculados directamente con el gobernador Ulises Ruiz. Y menciona a Amador Jara, Lenin López Neri y Raymundo Carmona, de Nueva Izquierda. “Hay vínculos, relaciones, financiamiento, trabajo de colaboración con uno de los gobiernos más deleznables en este país”, suelta Encinas.

Y sigue: En Chiapas, el dirigente estatal del PRD, Luis Miguel Barbosa, intervino en el proceso electoral a favor de Nueva Izquierda; en Veracruz hay dirigentes del PRD que cobran en la nómina del gobierno priista de Fidel Herrera, como el senador Arturo Herviz.

En el Estado de México, continúa, el grupo parlamentario del PD “no actúa como partido de mayoría en el Congreso estatal, sino en función de las negociaciones con gobiernos estatales”. Recuerda que cuando los legisladores perredistas aprobaron la revisión a las cuentas públicas de Arturo Montiel cuando fue gobernador, nombraron como encargado a Eduardo Segovia Abascal, quien había sido contralor del propio Montiel. Por supuesto que lo exoneró de las acusaciones por enriquecimiento ilícito, dice.

En cuanto a Puebla, destaca que algunos legisladores perredistas tienen “vínculos claros” con el gobernador priista Mario Marín. “Son cosas que ya tocaron fondo y deben resolverse” para evitar la ruptura interna, asegura Encinas, ya que este tipo de relaciones con el poder refleja la pérdida de autonomía del partido y evidencia “la corrupción de los órganos de dirección”.

“Se subordina la relación con el dirigente. Es un fenómeno de descomposición e incluso de lumpenización de la práctica política del partido. Me negaba a creer que en el PRD se vendían candidaturas, hasta que me lo confesó quien la compró en Chiapas. No creía que se llegaban a acuerdos con gobiernos de los estados para no registrar candidaturas a los ayuntamientos, como sucede en Puebla. Son signos de descomposición que marcan que el ciclo del partido ha concluido. Esto ya llegó a su fin, ya tocó fondo. Hay que ir a algo nuevo”, advierte.

Pese a todo, admite que hay gente de Nueva Izquierda que no es así.


Elección amañada


El viernes 9 por la noche los coordinadores de las áreas de Planeación y Jurídica de la Comisión Técnica Electoral del PRD, Amet Ramos y Fermín Pérez, respectivamente, emitieron el acta de cómputo de la elección para presidente y secretario general del PRD que le daba el triunfo a Jesús Ortega con una ventaja de 16 mil 214 votos.

Previamente, el miércoles 7, el TEPJF ordenó a dicha comisión que contara el 100% de las casillas de la elección del domingo, lo cual revirtió el acta emitida por la Comisión Nacional de Garantías el viernes 2, con el 83% del conteo y que le daba el triunfo a Encinas.

–¿Cuál es la diferencia fundamental con Ortega? –se le pregunta

–Él dice que se debe computar todo porque así gana. Yo estoy de acuerdo que se compute todo, menos el fraude. Es una autoincriminación de Jesús. Yo pido que no se computen casillas que no se instalaron y que después aparecieron con boletas electorales, como la casilla de Cosoleacaque, Veracruz. Ahí, Nueva Izquierda destruyó la paquetería y al día siguiente apareció la boleta.

“Pido que no se computen las casillas con más votos que boletas entregadas, con más votos que electores registrados, cuyas actas están firmadas por funcionarios que no fueron designados y en 172 casillas de Oaxaca, Veracruz, Chiapas que favorecen a Nueva Izquierda con más de 60 mil votos; yo no quiero ser cómplice de eso”.

Así mismo, critica al expresidente de la CTE, Arturo Núñez, quien argumentó que no había norma para no computar las no instaladas. “Francamente llegamos al absurdo, por no usar otro calificativo. ¿Cómo computas lo que no existió?”, se pregunta Encinas.

–¿Plan con maña?

–Hay que decirlo: Nueva Izquierda hizo una elección a su modo. Modificaron los estatutos; establecieron de manera arbitraria las bases de la convocatoria. Tenían el control del aparato desde hace casi 12 años, desde que Jesús ocupó la secretaría general con López Obrador. Desde entonces han sido secretarios Jesús Zambrano, Carlos Navarrete y Guadalupe Acosta Naranjo. Son 12 años de control partidario.

Encinas asegura que no piensa acudir al TEPJF a impugnar la decisión. No lo hará, dice, porque no quiere que el Estado intervenga en el problema interno y decida quién será el presidente del PRD. E insiste en que se debe limpiar el proceso electoral; le incomoda que “un pequeño grupo que hizo trapacerías empañe al partido”, asegura, en alusión a Nueva Izquierda.

Y remata: “Un punto de partida es no dejar en la impunidad actos fraudulentos. Esta debe ser una parte del acuerdo político, y no nombrar a un interino. Hay que cerrar este capítulo porque no podemos esconder la basura debajo del tapete. Se requiere un arreglo de largo plazo”.

Nota del Proceso en La verdad del Sureste

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