lunes, 12 de mayo de 2008

Petróleo: ¿a 200 dólares el barril?


Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme

■ Petróleo: ¿a 200 dólares el barril?


La gran noticia no es que el oro negro haya alcanzado 126 dólares el barril, sino su vertiginosa aceleración alcista en menos de un año, en lo que ha contribuido sustancialmente la especulación financiera de los grandes bancos de inversiones israelí-anglosajones que, a nuestro juicio, pretenden resarcir sus cuantiosas pérdidas en el sector hipotecario mediante el artificial incremento antigravitatorio tanto de los hidrocarburos como de las materias primas, fundamentalmente los alimentos, lo cual ha creado un círculo vicioso que se impulsa mutuamente.

Arjun Murti, analista del principal banco de inversiones del mundo, Goldman Sachs (el brazo armado financiero del complejo militar-industrial estadunidense), sacudió los “mercados”, más manipulados que nunca, al “pronosticar” una brutal elevación a 200 dólares el barril en los próximos dos años.

El presidente en turno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el argelino Chakib Khalil (CK), coincide en el mismo precio de 200 dólares el barril, pero por motivos diferentes a los esgrimidos por Goldman Sachs.

Un “vaticinio” de 200 dólares el barril de parte de Goldman Sachs impone su “línea” al “mercado”. El rotativo galo Le Monde (9/05/08) no pasa por alto las acusaciones que pesan sobre Goldman Sachs y sus famosos índices futuristas que cotizan las materias primas y marcan la pauta de las inversiones de los poderosos fondos de pensiones y que cargan los dados y los dedos en favor de las tendencias, sea al alza o a la baja, conforme convenga a sus intereses coyunturales.

No hay que confundir tampoco a un respetable oráculo con un vulgar especulador y tampoco olvidar que a principios del año pasado Goldman Sachs había “pronosticado” un desplome, como otros tantos tontos locales, que carecía de sustento, lo cual expusimos en Bajo la Lupa.

En forma interesante la OPEP ha adoptado nuestra tesis del “precio financiero” de nuestro libro Los cinco precios del petróleo, cuyo presidente CK se da el lujo de computar: una baja de uno por ciento del dólar provoca un alza de cuatro dólares el barril.

Ya habíamos alertado que desde marzo de 2004, es decir, un año después a la fallida invasión anglosajona a Irak –cuando se supo que no podía controlar su oro negro–, se perfilaba una relación inversamente proporcional entre el dólar y el petróleo. CK sentencia que “se puede apostar que en el caso de un alza de 10 por ciento del dólar, el precio del barril se desplomará 40 dólares”.

En caso de ser correcta la “formula CK”, se puede desprender entonces que una esperada devaluación del dólar de 30 por ciento desemboque en un incremento adicional de 120 dólares que, sumado a los 100 dólares recientes, arrojarían una cotización mayor a 200 el barril.

Le Monde expone que el rey Abdalá de Arabia Saudita, que posee 22 por ciento de las reservas mundiales, decidió “no rebasar el techo de producción cotidiano de 12.5 millones de barriles en los próximos 11 años”. ¿Tuvo algo que ver la temeraria decisión del rey Abdalá en la paliza “tolerada” que le propinaron los chiítas de Hezbolá a las milicias sunnitas de Beirut, vinculadas íntimamente a los sauditas?

El rotativo galo coloca en relieve el declive de la producción de Rusia, el segundo productor mundial, a partir de enero y resalta el discurso del nuevo primer ministro Vlady Putin ante la Duma sobre la necesidad de desfiscalizar los ingresos petroleros y “disminuir los impuestos con el fin de estimular el incremento de la extracción y la refinación”.

La visión de Le Monde evidencia el declive de la producción del petróleo y la vulnerabilidad de su “colchón de seguridad”, que no excede 2 millones de barriles al día, frente a la mínima dislocación de un país productor y se inclina en favor de la tesis de Goldman Sachs a la que se suman las “señales de todas partes”. Por lo pronto, el Departamento de Energía de EU ha elevado sus previsiones en nueve dólares para este año que tendría un precio promedio de 110 el barril.

Stratfor (11/5/08), centro de pensamiento texano-israelí, considera que “existe obviamente (sic) especulación, pero que por sí sola no explica la extensión ni la persistencia del alza” y que quizá se deba a una “característica del sistema internacional”, de donde emergerán vencedores y perdedores (nota: la obsesión de “suma cero” de los apostadores moabitas).

No existe consenso entre los dizque “especialistas” sobre el devenir del precio del oro negro, como es el caso del geopolitólogo alemán F. William Engdahl (FWE), autor del libro imprescindible Un siglo de guerra: política petrolera angloestadunidense y el nuevo orden mundial, quien pone en evidencia, basado en una investigación del Senado de EU en junio de 2006, el diabólico juego especulativo de la banca y las petroleras anglosajonas que han afectado la cotización del oro negro en un descomunal 60 por ciento (Asia Times, 6/5/08).

Ya habíamos advertido que por lo menos 2 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón), del total de 4.3 millones de millones de dólares del mercado petrolero global, eran consagrados a la especulación financiera mediante los ominosos hedge funds (“fondos de cobertura de riesgo”).

“El proceso de determinación del precio del petróleo es tan opaco (¡supersic!)”, aduce FWE, “que solamente un puñado de los principales bancos que comercian el petróleo, como Goldman Sachs (¡supersic!) o Morgan Stanley, tienen idea de quién compra y vende sus futuros o sus contratos en derivados financieros en este extraño mundo de papel-petróleo”, en un mercado electrónico “Sobre el Mostrador” (OTC: Over The Counter) totalmente desregulado que no vigila nadie, mucho menos la controvertida Comisión de Intercambio de Futuros de Materias Primas (CFTC, por sus siglas en inglés).

FWE explaya el manejo de los “contratos de futuros” por el duopolio bursátil de Nueva York (NYMEX) y el intercambio Intercontinental (ICE, por sus siglas en inglés), empresa financiera con sede en Atlanta (Georgia) que opera en Internet los contratos desregulados “Sobre el Mostrador” (OTC: Over The Counter).

En un juego circular, la nueva tercera bolsa petrolera de Dubai (DME, por su siglas en inglés) es un apéndice de NYMEX, cuyo presidente, James Newsome, anterior mandamás de CFTC, posee un asiento en el consejo de DME que es operado por personal de EU y Gran Bretaña. Falta escribir el lado oscuro de CFTC, que solapa la especulación de las materias primas desde los hidrocarburos hasta los granos que han puesto de cabeza al planeta.

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