viernes, 2 de mayo de 2008

La inteligencia al lado del pueblo

Planear la transición energética

La civilización petrolizada no tiene futuro, es necesario avanzar hacia una transmisión energética propia. Eso supone impulsar la ciencia y la tecnología, aspectos ignorados por la reforma energética neoliberal. A la fecha, los institutos de investigación del sector están ajenos a los grandes problemas nacionales, incumpliendo sus funciones por haber sido desnaturalizados por los gobiernos en turno. En el contexto de la lucha de los mexicanos, en defensa de los recursos naturales de la nación, la comunidad científica debe manifestarse, hacerse escuchar y sumarse a la movilización.

El doctor Víctor M. Toledo, escribió en La Jornada del 19 de abril acerca de “Pemex a debate: ¿y la ciencia y la tecnología?”señalando que “El petróleo fue y sigue siendo el plasma vital que impulsó al capitalismo a revolucionar todos los ámbitos de la vida social. Si alguna sustancia circula por las venas y arterias del sistema impulsado por el capitalismo, descomunal y avasallante, ésa es petróleo”. ¡Cierto! Agrega con certeza que esto “creó un avance tecnológico en íntima relación al poder económico y es el principal agente de la contaminación que ha provocado el calentamiento del planeta, el mayor desequilibrio ecológico de toda la historia”. ¡De acuerdo!

El doctor Toledo expresa que “Vista desde todos los ángulos, la civilización petrolizada no tiene futuro. Todos los escenarios construidos desde la ciencia que han aparecido en los recientes años coinciden al afirmar que o se hace una transformación urgente y profunda de la sociedad humana o ésta terminará, en unas pocas décadas, colapsándose. Y lo anterior supone dejar atrás una sociedad construida sobre la explotación petrolera, para pasar al aprovechamiento de la energía solar en todas sus formas: vientos, mareas, movimientos de agua, biomasa y captación directa de los rayos del sol. En otras palabras, todo país gobernado inteligentemente debe planear su propia transición energética”.

El científico mexicano indica que se debe “adoptar una visión doble: global y en defensa de la especie humana y del planeta, y nacional en defensa de la soberanía y el uso público y social de los recursos. Sobra decir que estas dos posiciones se complementan y hasta se necesitan, y que en países como México, donde el petróleo ha estado bajo tutela estatal desde 1938, debe inventarse una ruta original y propia de cambio civilizador”. Pero, señala, “Los impulsores de la “reforma energética” ignoran o soslayan los planteamientos anteriores”. ¡Así es!

La ciencia y la tecnología ignoradas

De acuerdo con Toledo, “la iniciativa de “reforma energética” propuesta no aborda en sus cinco documentos el tema de la ciencia y la tecnología. Si bien se argumenta que una de las razones para abrir Pemex a las empresas privadas (léase corporaciones trasnacionales) es que el país carece de las capacidades tecnológicas para realizar de manera eficiente actividades en el transporte, almacenamiento, transformación y generación de derivados del petróleo, no se da una explicación de este atraso, ni se contempla un plan de desarrollo científico y tecnológico que permita al país salir en el menor tiempo posible de esa supuesta dependencia. Una reforma energética que no contempla estos aspectos de fundamental importancia está condenada al fracaso”.

Por supuesto, esa reforma fracasará no solo porque ignora al desarrollo científico y tecnológico propio sino porque representa un atraco de enormes consecuencias económicas, sociales y políticas. Toledo considera que “El debate sobre la reforma energética debe, sin duda, revisar la situación nacional en cuanto a su capacidad científica y técnica. ¿Dónde se encuentra el Instituto Mexicano del Petróleo, institución fundada hace cuatro décadas (1965) por Jesús Reyes Heroles con más de 200 doctores, 109 laboratorios y una vasta experiencia tecnológica en todos los procesos de la cadena petrolera? ¿Sigue manteniendo las líneas estratégicas de investigación pública y nacionalista que ledieron origen, o por el contrario ha sufrido un cambio de ruta hacia criterios comerciales y de rentabilidad? ¿Cómo proyectar una ambiciosa política de ciencia y tecnología en energías alternativas con base en la renta petrolera?”. Las respuestas son tristes por decir lo menos. El IMP incumple sus funciones estratégicas, ha sido desnaturalizado por los gobiernos en turno, los programas de investigación han sido sustituidos por planes de negocios, en vez de investigar lo que importa es facturar, en suma, el IMP, como otros institutos del sector, están alejados de los grandes problemas nacionales.

Los científicos ignorados y apáticos

El doctor Toledo dice que “El poder legislativo está obligado a los científicos y técnicos ligados a la industria del petróleo, pero también a los que han realizado investigación en el campo de las nuevas energías alternativas. Un plan sensato e inteligente de reforma energética debe contemplar la gradual transformación de una sociedad mexicana basada en el petróleo a otra fincada en la energía solar. Eso significa adelantarse al futuro para generar conocimientos (básicos y aplicados) capaces dofrecer tecnologías solares de pequeña escala, barata, limpia y accesible a todos los sectores y bajo control público y/o social. La comunidad científica y técnica del país debe manifestarse y exigir que sea escuchada”. ¡Correcto!

Suscribimos los planteamientos para favorecer una transición energética adecuada y apoyamos el desarrollo de la energía del Sol. Lamentablemente, el proyecto de reforma energética neoliberal está orientado a la privatización de TODAS las fuentes energéticas alternas y renovables, aún antes de que sean desarrolladas. El gobierno, en el discurso, no niega la importancia de estas fuentes pero, desde ahora, propone entregarlas a las corporaciones transnacionales. Además, una de las inaceptables propuestas del gobierno es la producción de agrocombustibles.

Estamos convencidos que la comunidad científica del país debe manifestarse y hacerse escuchar Hasta ahora, sin embargo, “la comunidad” mira desde lejos encerrada en sus torres de marfil. Son excepciones, como el doctor Toledo, quienes manifiestan sus preocupaciones y propuestas. El FTE de México estima que ahora es el momento para que la comunidad científica y todos los demás sectores sociales nos manifestemos abiertamente. Los científicos no son una capa ajena a la sociedad, por mucho tiempo han sido un factor de poder pero no propio; hoy, la inteligencia mexicana debe estar al lado del pueblo mexicano en lucha y los científicos deben sumarse a la movilización en marcha en defensa de los recursos naturales energéticos de la nación. Nuestra lucha necesita de ideas, propuestas y proyectos para el desarrollo independiente y soberano de México.

Frente Trabajadores de la Energía, de México

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