Derrota de la vía rápida
Eduardo Ibarra Aguirre
Quebró sin atenuantes la fast track como mexicanísima práctica parlamentaria para la aprobación del paquete de reformas legislativas de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa en materia petrolera. La versión original, la estadunidense, contempla tres meses de debates y negociaciones.
La derrota del madruguete para imponer sin debate alguno, excepto el histérico monólogo del duopolio de la televisión y el oligopolio de la radio en defensa de la verdad única del “tesoro escondido” en aguas profundas, que Petróleos Mexicanos descubrirá en “alianza” con las trasnacionales petroleras, lo que permitirá al país abatir radicalmente la pobreza extrema, dotar de educación media y superior a todos los jóvenes y brindar servicios de salud al 100 por ciento de los mexicanos (Calderón Hinojosa dixit), obedeció a que se subestimó hasta agraviar la inteligencia de los mexicanos y reconfirmó –como en julio de 1988 y con el desafuero de abril de 2005-- que el aparato mediático alineado con el gobierno y el apoyo de la plutocracia son insuficientes para imponer una trascendente apertura de la pese todo aún paraestatal, siempre y cuando los opositores cuenten con razones suficientes, sean movimiento ciudadano que cale en hondura y extensión, y dispongan de liderazgos.
El economista y abogado vuelve por los pasos que anduvo en julio de 2006: desacreditar a sus críticos y adversarios, caricaturizarlos hasta travestirse en promotor decidido del debate cuando pretendía simularlo con el derrotado albazo legislativo. Sus especialistas Georgina Kessel Martínez y Jesús Federico Reyes (Heroles) González (Garza) brillan por su ausencia en la polémica documentada y hacen politiquería para incautos. Y cuando el horno no está para bollos, Calderón incorpora a la gira por Tabasco a Juan Camilo Mouriño Terrazo para que diserte sobre concertación política, mientras sus detractores lo consideran experto en concertar negocios familiares desde el Legislativo y el Ejecutivo. Al sostenido déficit de legitimidad con que aún carga el michoacano y que sortea con el decisivo respaldo de las cúpulas de las fuerzas armadas, agrega como propio el del campechano nacido en Madrid. Elemental error que ningún afecto justifica.
El gobierno “de la derecha liberal moderna” (Roger Bartra Muria dixit) maneja un discurso intransigente, se desentiende del problema que creó con la impericia e indefiniciones, desgasta las cartas de sus aliados centrales Manlio Fabio Beltrones Rivera (el PRD busca “secuestrar al primer mandatario”, dijo el experto del drenaje profundo del sistema político) y Emilio Gamboa Patrón, restándoles capacidad de interlocución, con lo que abrió paso a la negociación directa de Santiago Creel Miranda y los senadores del Frente Amplio Progresista que dan pasos sólidos para resolver la toma de los salones de plenos de las cámaras de Diputados y de Senadores.
Para reventar la salida política negociada e imponer la policiaca y/o militar, reaparece la derecha radical, encabezada por Guillermo Velazco Arzac, con Mejor Sociedad, Mejor Gobierno, asociación civil que no logra ocultar sus vínculos con Acción Nacional, como lo reconoce el dirigente Rogelio Carvajal Tejeda, con una campaña de anuncios desde el jueves 17 que los exhibe de cuerpo completo, junto a los reproductores de Televisa y el Consejo de Administración donde figuran 15 de los 39 dueños de México.
La apertura de un debate sin exclusiones --documentado y veraz--, “con el tiempo que sea necesario tomar”, difundido por el aparato mediático que mantiene secuestrada la información que es un bien social, el compromiso gubernamental de no aplicar albazos legislativos concluida la polémica y la realización de un referendo sobre la reforma petrolera, previa iniciativa constitucional para establecer esa figura, es la ruta que enhorabuena discuten las tres principales fuerzas parlamentarias del país.
Acuse de recibo
Israel Galán Baños propone: “Es importante el debate informado, como paso previo a la toma de decisiones, en donde debe intervenir toda la ciudadanía a través de una consulta popular, que puede ser un plebiscito (antes de aprobar la reforma) o referendo (para ratificar o rechazar lo aprobado previamente). La decisión no puede quedar sólo en manos de los legisladores, conociendo que carecen de representatividad, aun y cuando hayan sido electos, dada la falta de calidad y falta de credibilidad de los procesos electorales en México. ¿Por qué nadie repara en esta cuestión y lo plantea con determinación?”. El FAP asumió el planteamiento hecho a Utopía el miércoles 16… Joel Hernández Santiago, director editorial de la revista Examen, del Partido Revolucionario Institucional, dice: “Lo leo con atención, mi muy querido amigo Eduardo Ibarra. Ojalá tengamos oportunidad de comentarlo”… El director general de
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