viernes, 7 de marzo de 2008
La ineptitud
Luis Javier Garrido
La ineptitud
La tentativa del gobierno de facto de Felipe Calderón de privatizar la industria petrolera mexicana no ha logrado hasta ahora más que abrir una grave crisis política en el país, de la cual los únicos que no parecen darse cuenta de lo que acontece son el propio Calderón y sus colaboradores.
1. La crisis política agravada en el país tras la publicación de las evidencias de los graves actos de corrupción cometidos por Juan Camilo Mouriño, secretario de Gobernación, ha adquirido nueva dimensión por la incapacidad de éste para responder al fondo de las acusaciones y está tornándose contra el régimen calderonista en su conjunto, contra Acción Nacional y contra el mismo Felipe Calderón, cuyos propios aliados hablan ya de la inviabilidad de un gobierno carente de capacidad y desgastado escándalo tras escándalo, que no tiene autoridad moral ni política para seguir adelante.
2. El empresario gallego Juan Camilo Mouriño fue colocado por Felipe Calderón en enero al frente de la Secretaría de Gobernación con la encomienda fundamental de negociar la privatización de la industria petrolera y del sector energético, a pesar de los gravísimos actos de corrupción que había cometido, y, al haber sido éstos documentados y evidenciarse que Mouriño y sus familiares –y muy probablemente el propio Calderón y los suyos– están siendo los beneficiarios de una privatización que se pretende hacer en contra de los principios centrales de la Constitución mexicana, el escándalo está siendo descomunal, aunque los únicos que no parecen darse cuentra sean los integrantes del equipo calderonista.
3. La estrategia diseñada por Mouriño para responder a las acusaciones a través de una burda ofensiva mediática de descalificación a Andrés Manuel López Obrador y al PRD, y tratando de confundir a la opinión nacional con notas de distracción, no ha conducido, sin embargo, más que a un agravamiento de la crisis, ya que evidencia que el grupo gobernante no parece darse cuenta de la gravedad de la situación y de las dimensiones de un asunto que afecta el destino mismo del sexenio, pues se halla en entredicho el futuro de un gobierno que aparece hundido en la corrupción y la ineficiencia y que se muestra incapaz de enfrentar la gravísima situación nacional.
4. La situación del gobierno de Calderón se tornó insostenible en poco menos de una semana no sólo por la decisión de Mouriño de guardar silencio ante los reclamos provenientes del interior del propio régimen de facto para que se explicase, sino por la torpe defensa de éste que encabezó otro de los ineptos jóvenes en el gobierno, Germán Martínez (presidente nacional del PAN), quien se limitó a vociferar a El Universal (3 de marzo), el diario que publicó la documentación comprometedora, que Juan Camilo era “una muestra de profesionalismo, de decencia pública y de capacidad” de “la nueva clase política que está construyendo el país”, lo que hundió más a su defendido y al propio gobierno.
5. El affaire Mouriño ha tenido, entre otras consecuencias, romper la unidad del bloque en el poder, como evidencia la inquietud que se manifiesta tras este asunto en las fuerzas armadas, el sector empresarial y los mismos medios de comunicación aliados al régimen. No es de sorprender que los que aparecían como un respaldo del régimen calderonista sean quienes ahora le estén exigiendo a Mouriño con la mayor energía que esclarezca su situación o que se vaya, pues resulta un lastre para todos, anunciando de paso que no están ya dispuestos a seguir solapando los actos de corrupción y de ineptitud del gobierno de facto.
6. La indignación popular es todavía mayor, pues el proyecto oficial para lograr una privatización disfrazada, pero casi absoluta de la industria petrolera mexicana –que entrañaría un desmantelamiento casi absoluto del Estado nacional mexicano y que aparece hoy centrado en torno a la exigencia de diversas corporaciones trasnacionales respaldadas por el gobierno de Bush para adueñarse “legalmente” del petróleo mexicano existente en las aguas territoriales profundas del Golfo de México–, como resulta evidente, tiene entre sus principales beneficiarios a Calderón y a sus amigos.
7. El caso Mouriño aparece ahora agravado además por un nuevo escándalo suscitado por la corrupción e ineptitud del gobierno espurio de Calderón, que es el de los espots televisivos difundidos por Pemex sobre el nuevo “marco jurídico” que se busca imponer a la industria petrolera creyendo engañar a los mexicanos sobre sus reales pretensiones, pues la publicidad difundida en el exterior habla de las “alianzas” que tiene el gobierno calderonista con consorcios trasnacionales para entregarles este recurso, noción que fue suprimida en los videos difundidos aquí, como mostró el programa radial De una a tres (La Jornada, 6/3/08).
8. Los dobles espots no corresponden más que al doble discurso del gobierno espurio sobre este tema, el que no hace más que evidenciar su enorme desprecio por la legalidad existente y, sobre todo, por el pueblo de México. El grupo calderonista mostró, desde que llegó ilícitamente al poder tras el fraude de 2006, mayor avidez para los negocios ilícitos que la evidenciada por los amigos de Fox, pero también mayor ineptitud, lo que parecía imposible, y hoy no tiene más opción que sacrificar a Mouriño si no desea arrastrar a todo el gobierno de facto al desastre total.
9. La estrategia calderonista de buscar esconder sus reales pretensiones en un supuesto combate contra el narcotráfico, que no lo es, y en la política exterior, que hasta ahora lo ha llevado a ser uno de los pocos gobiernos del continente que no han condenado con energía la violación de la soberanía de Ecuador por el bombardeo que sufrió de la aviación de Colombia apoyada por Estados Unidos, hasta ahora no le ha funcionado.
10. El futuro inmediato del país se decidirá en los próximos meses, pero la consecuencia de todo es que hay un pueblo organizado que va a impedir que se consume un atentado contra la nación.
http://www.jornada.unam.mx/2008/03/07/index.php?section=opinion&article=021a2pol
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