martes, 12 de febrero de 2008

Marcos Rascón en su laberinto

Comentario

Si que resulta ya enfermiza la obsesión de Marcos Rascón ( aquel que nos quiso enseñar como ser un puerco y no morir en el intento, cuando salió caracterizado como Babe el puerquito valiente en un informe presidencial de Ernesto Zedillo) en contra de López Obrador. Si leen con atención el artículo de Rascón, nunca menciona el nombre del Presidente Legítimo de México, pero si menciona sus logros. Habla de como se logró mandar al PRI hasta un tercer sitio electoral, pero no menciona que es Beltrones, junto con Gamboa Patrón, los dos Salinistas, los que reparten el juego en las Cámaras Legislativas. Habla de grandes alianzas, las mismas que desde hace meses buscan descarrilar los chuchos, ¿no renunció ya al FAP Jesús Ortega?, ¿acaso cree que alguién extrañe en ese puesto al chucho mayor? , ¿nos podría mencionar algún logro de Ortega como lider del FAP?.
Escribe en relación de Zavaleta, como si existiera un plan para exterminar a la señora, pero olvida que es la señora Zavaleta la que se ha ganado el repudio popular por sus actitudes entreguistas, por esa actitud de querer ir a contracorriente de la posición del Obradorismo de no reconocer a un presidente espurio, de querer reconocer por parte de la señora que si existió un fraude electoral, pero que Calderón es el presidente (espurio) nos guste o no (palabras dichas por Ruth Zavaleta).
Es también notorio que hable de la gran votación lograda por parte de la Coalición Por el bien de todos y no hable de Andrés Manuel, ¿sabe Rascón que AMLO casi triplicó la última votación conseguida por Cárdenas en el 2000? (según datos del IFE), pero si tomamos en cuenta todas las trapacerias que se llevaron a cabo y el robo de votos que estaban a favor de López Obrador, sabemos que el efecto Obrador logró casi cuatruplicar la votación para la Coalición con respecto a la del 2000.
Rascón está metido en ese plan siniestro que tiene como objetivo reventar el movimiento de la Resistencia Civil Pacífica, reventar al Gobierno Legítimo y abrir la puerta para una privatización de PEMEX tersa, sin movilizaciones molestas, ¿no acabamos de leer a Cuauhtémoc Cárdenas, en un artículo en el que nos dice que no existe ningún plan para privatizar a PEMEX?
No es por ese camino, señor Rascón, por el que nos quiso golpear Zavaleta hablando de misoginía, de buscapleitos de cantina, de falta de respeto a una mujer, etc, por donde nos pueda convencer esta "izquierda moderna y negociadora" de nuestro error, yo le sugeriría que mejor nos hable de congruencia, de honestidad, de como alguién que se dice "luchador social" puede cambiar el rumbo a puro golpe de timón. La derecha sabe que la mejor forma de convencer de su error a la izquierda, es acercarla a los lujos y placeres que da el dinero, porque sabe que los malos "luchadores sociales" no soportaran un cañonazo de 50000 pesos (Obregón dixit) que ahora tendría que ser, tal vez, de unos 5 millones de dólares mínimo.
Piense más Rascón, porque el pueblo está aprendiendo a organizarse y ya no cree tan fácil, en los malos líderes.


Marco Rascón
marcorascon@alcubo.com

Regresión y claudicación

Siendo el hombre un “animal político”, su instinto natural es ganar fuerza y desarrollarla. Lo ganado es un punto de partida en la razón política y así es como pequeños núcleos se han convertido en grandes movimientos y a su vez, han logrado desde pequeñas reformas hasta grandes transformaciones.
Sumar y multiplicar en política distingue a los grandes políticos, de los bravucones, los reventadores y los que restan o dividen. Restar y dividir, por lo general, está acompañado de objetivos falaces y de la confusión que hace pensar que pequeños intereses sectarios son los del conjunto.
Ruth Zavaleta llegó a la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, como la expresión de la correlación de fuerzas más alta ganada por la izquierda mexicana en el Congreso a fuerza de votos. En la elección del 2 de julio de 2006 se votó en el mismo proceso, para Presidente de la República y para diputados y senadores.
En un esquema de frente político de tres partidos en coalición se logró ser la segunda fuerza electoral del país, a unos escasos puntos de la primera que representó al partido de los conservadores. Sin embargo, la coalición y su líder decidieron ocupar las posiciones en el Congreso, pero no cumplir la función legislativa ni programática, ni política, ni opositora.
Una mezcla de insurreccionalismo con aceptación tácita de los resultados electorales del proceso cubrió a la fracción y los condujo a un día intentar reventar la asamblea legislativa poniendo sillas en las puertas y a las pocas semanas, votar por consenso el presupuesto enviado por el presidente que no reconocían.
Unos días toma de tribuna o huelgas legislativas y otras reclama por ser excluidos de las negociaciones de reformas a las leyes electorales, judiciales o de energéticos. Unas veces llamando a impedir reformas y otras acusando de traición a todo aquel que tratara de influir en el contenido de las nuevas leyes.
Ruth Zavaleta no llegó a la presidencia de la mesa directiva por un asalto o un golpe personal, sino por un acuerdo. Primero: de sus compañeros diputados de la fracción (PRD, PT y Convergencia) y luego, por un acuerdo de todos los partidos representados en la actual legislatura.
El reclamo a Ruth Zavaleta es que aceptó lo que ellos, sus correligionarios, le pidieron que aceptara. En una lucha por conservar el instinto o suicidarse, le pidieron aceptar el encargo para obtener las canonjías y prerrogativas de la presidencia, pero al mismo tiempo, para lavar sus conciencias; que aceptara ser acusada de traición. Ruth Zavaleta representa, por tanto, no una contradicción personal, sino en todo caso, la de sus compañeros que la propusieron y lanzaron al campo de batalla para inmolarla con insultos y así salvar su conciencia inconsecuente.
La consecuencia de esta contradicción de la fracción legislativa del PRD y el Frente Amplio Progresista (FAP) es haber logrado lo insólito: que el PRI, desde una lejana tercera posición, sea el que gobierne. Hoy el PRD y sus aliados han designado al tricolor como su representante, gestor y administrador de posiciones frente al PAN. El PRI vive con el oxígeno que le da la posición contradictoria del FAP.
¿Qué esperaban los reventadores de la presidencia de Ruth? ¿No dar la palabra a los del PAN? ¿Gritar desde su posición que los partidos ajenos al suyo son inexistentes? ¿Negar que por ley el Poder Legislativo se relaciona con el Ejecutivo y el Judicial? ¿No hacerlo y declarar al Poder Legislativo un Estado distinto, una república en guerra contra los otros poderes?
La acusación de traición a Ruth Zavaleta está bajo la lógica persistente de liquidar y destruir todo espacio ganado. Es la continuación de una posición contrainsurgente en favor de la fuerza del viejo régimen y la derecha, que caminan tranquilos, gracias a que su enemigo más fuerte se convirtió en el rival más débil y abandonó el campo de batalla.
Luego, en el reduccionismo más torpe, se intenta ubicar la contradicción legislativa como el resultado de la lucha interna por la presidencia del PRD, y con la guillotina al hombro, se pasea el líder acusando de traición a todo aquel o aquella que no se someta a la nada. Para el líder se trata de demostrar que su acusación de traición sigue siendo un arma para someter e intimidar. La reacción de odio es cuando el tiro falló y no destruye ya.
En medio de esa contradicción, Ruth Zavaleta ha sido una sorpresa y un aire fresco en el ambiente mediocre; demostró que el potencial y la inteligencia política esta en muchas partes y empuja por avanzar.
Ruth Zavaleta no es una traidora. Es una política con convicción y determinación que ha sabido hacer para el presente y el futuro de la izquierda, lo que debía hacerse: defender el voto de los ciudadanos en el Congreso y demostrar que la izquierda es democrática.
Lo contrario deja como resultado lo que ya tenemos a la vista: un Felipe Calderón que camina solo sin oposición, gracias a la claudicación en el campo de batalla y que dejó a Ruth Zavaleta cargando sola, los votos por la izquierda.

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