miércoles, 20 de febrero de 2008

La renuncia de Fidel

La renuncia de Fidel

Frei Betto

ALAI AMLATINA, 19/02/2008, Sao Paulo.- Fidel Castro, de 81 años,
renunció a sus funciones de presidente del Consejo de Estado de Cuba y
de Comandante en Jefe de la Revolución. Dedicado a cuidar su salud,
prefiere mantenerse fuera de las actividades de gobierno y participar
en
el debate público -que siempre le encantó- a través de sus artículos en

los medios. Permanece, sin embargo, como miembro del Buró Político del
Partido Comunista de Cuba.

El próximo domingo día 24 Raúl Castro, de 77 años, será elegido, por
los
nuevos diputados de la Asamblea Nacional, para ocupar las funciones de
primer mandatario de Cuba.

Es la segunda vez que Fidel renuncia al poder. La primera fue en julio
de 1959, siete meses después de la victoria de la Revolución. Elegido
primer ministro, chocó con el presidente Manuel Urrutia, que consideró
muy radicales las leyes revolucionarias, como la de reforma agraria,
promulgadas por el consejo de ministros. Para evitar un golpe de
estado,
el líder cubano prefirió renunciar. El pueblo salió a las calles
apoyándole. Presionado por las manifestaciones, Urrutia no tuvo otra
alternativa que dejar el poder. La presidencia fue ocupada por Oswaldo
Dorticós, y Fidel volvió a la función de primer ministro.

Estuve en Cuba en enero de este año, para participar en el Encuentro
Internacional sobre el Equilibrio del Mundo, a la luz del 155º
aniversario del nacimiento de José Martí, figura paradigmática del
país.
Regresé a mediados de febrero para otra reunión internacional, el
Congreso Universiade 2008, en el que participaron varios rectores de
universidades brasileñas.

En ambas ocasiones me encontré con Raúl Castro y otros ministros
cubanos. Me reuní también con la dirección de la FEU (Federación
Estudiantil Universitaria); con estudiantes de la universidad de
Ciencias Informáticas; con profesores de nivel básico y medio; y con
educadores populares.

Se engaña quien crea que la renuncia de Fidel significa el comienzo del

fin del socialismo en Cuba. No hay ningún síntoma de que sectores
significativos de la sociedad cubana aspiren a que regrese el
capitalismo. Ni siquiera los obispos de la Iglesia Católica. Con
excepción de unos pocos, a quienes no les importaría que el futuro de
Cuba fuese equivalente al presente de Honduras, Guatemala o Nicaragua.
Además, ninguno de los que salieron del país continuó la defensa de los

derechos humanos al insertarse en el mundo encantado del consumismo.

Cuba no es reacia a los cambios. El mismo Raúl Castro desencadenó un
proceso interno de críticas a la Revolución a través de las
organizaciones de masas y de los sectores profesionales. Son más de un
millón de sugerencias las analizadas por el gobierno. Los cubanos saben

que las dificultades son enormes, pues viven en una cuádruple isla:
geográfica; única nación socialista de Occidente; desprovista del apoyo

que le daba la Unión Soviética; bloqueada hace más de 40 años por el
gobierno de los EE.UU.

A pesar de todo ello el país mereció elogios del papa Juan Pablo II con

ocasión de su visita en 1998. En el IDH 2007 de la ONU el Brasil se
alegró de figurar en el puesto 70. Los primeros setenta países son
considerados los mejores en calidad de vida. Cuba, donde no se paga
nada
por el derecho universal a la salud y educación, figura en el puesto
51.

El país presenta una tasa de alfabetización del 99.8%; cuenta con
70.594
médicos para una población de 11.2 millones (1 médico por cada 160
habitantes); un índice de mortalidad infantil de 5.3 por cada mil
nacidos vivos (en los EE.UU. son 7, y en Brasil 27); 800 mil diplomados

en 67 universidades, en las que ingresan cada año 606 mil estudiantes.

Hoy día Cuba mantiene médicos y profesores trabajando en más de 100
países, incluido Brasil, y promueve en toda América Latina la
"Operación
Milagro", para curar gratuitamente enfermedades de los ojos, y la
campaña de alfabetización "Yo sí puedo", con resultados que
convencieron
al presidente Lula a adoptar el método en el Brasil.

Habrá, sí, cambios en Cuba cuando cese el bloqueo de los EE.UU.; cuando

sean liberados los cinco cubanos presos injustamente en la Florida por
luchar contra el terrorismo; y si la base naval de Guantánamo,
utilizada
ahora como cárcel clandestina -símbolo mundial del irrespeto a los
derechos humanos y civiles- de supuestos terroristas fuera devuelta.


No esperemos, sin embargo, que Cuba quite de las entradas a La Habana
dos carteles que nos avergüenzan a nosotros los latinoamericanos, que
vivimos en islas de opulencia rodeadas de miseria por todos lados:
"Cada
año 80 mil niños mueren víctimas de enfermedades evitables, Ninguno de
ellos es cubano". "Esta noche 200 millones de niños dormirán en las
calles del mundo. Ninguno es cubano". (Traducción de J.L.Burguet)


- Frei Betto es escritor, autor de "Calendario del poder" entre otros
libros.

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