miércoles, 8 de mayo de 2013

Falsa, la premisa de la película Cinco de mayo: la batalla, advierte Patricia Galeana


Por : Paula Carrizosa

Patricia Galeana, directora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) señaló que la película Cinco de mayo: la batalla, apoyada por el gobernador Rafael Moreno Valle, presenta una premisa equivocada, ya que según su director Rafael Lara el único objetivo de la Intervención Francesa fue inmiscuirse en la Guerra de Secesión de Estados Unidos para apoyar a los confederados.

“Eso no es cierto, el único interés de la intervención fue siempre México, ahí está la causa verdadera. Esa es una premisa falsa del director, por lo que creo, sin haber visto la película, que es otro desastre como lo fueron Morelos o Hidalgo” dijo la experta, en referencia a las cintas dirigidas por Antonio Serrano y apoyadas por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, que han sido cuestionadas por su falta de rigor histórico y por el uso de cuantiosos recursos federales.

Con la conferencia magistral “El proyecto napoleónico en México”, Patricia Galeana participó en el primer día del coloquio “La intervención Francesa en el 150 aniversario del sitio de Puebla”, organizado por el Consejo de la Crónica y la Universidad Autónoma de Puebla, en particular por la historiadora Gloria Tirado Villegas.

En el Salón de Protocolos del ayuntamiento, quien fuera secretaria técnica ad honorem de la Comisión Especial del Senado de la República para los festejos del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución, ahondó sobre el proyecto de Napoleón III para constituir un imperio en “Latinoamérica”, un sustantivo forjado por él.

Para comenzar, dijo que “el temor hacia Estados Unidos” fue un asunto manejado desde el siglo XVIII, ya que Europa estaba preocupada por el papel que jugaba España al apoyar la independencia de aquel país. Recordó al conde Pedro de Aranda, un ministro de Carlos III que fue visionario al decir que sería la corona española quien apoyaría a esa “república pigmea”.

Otros personajes, continuó Galeana, también advirtieron sobre los afanes expansionistas de los frontier men, que apuntaban a romper con el “equilibrio internacional” establecido por la hegemonía europea, la cual se vería rota con el surgimiento de una nueva potencia.

Un actor central sería Michel Chevalier, quien se empeñó en difundir la idea de que Francia debía invadir a México, porque serían los franceses “los encargados de levantar del letargo a los latinos, para que no sucumban frente a los anglosajones”.

“El proyecto de Napoleón III tendría muchas aristas. Una fundamental sería el demostrar que era tan grande como su tío Napoleón I y que no era Napoleón Le Petite, como le llamó Victor Hugo”, menciono Patricia Galeana. Explicó que una parte sustancial del proyecto napoleónico sería la apertura y construcción de un Canal Interoceánico –también llamado Canal de Napoleón–, el cual había sido planeado desde 1846 y con el que se comunicarían los océanos Atlántico y Pacífico.

Acotó que Napoleón III logró firmar un contrato con dos diplomáticos nicaragüenses, ya que se abrió la posibilidad de hacer este proyecto en este país, aunque la intención primera había sido Tehuantepec. “Al final, el canal fue hecho por Estados Unidos en Panamá, y es sorprendente que en México no se haya tocado el tema ni tenido la visión para hacer un proyecto paralelo, como un ferrocarril trasatlántico, que conectara los océanos”.

“¡Que Francia salve a México de Estados Unidos!”

En ese contexto, la historiadora Patricia Galeana destacó que desde 1853 Napoleón III recibía diversas peticiones para que interviniera el país. Como ejemplo fue José Román Pacheco, un diplomático que le pidió que “Francia salve a México de Estados Unidos, ya que era necesario que tomarán fuerza las ideas monárquicas para establecer un sistema fuerte para que México no desaparezca”.

Sería en 1859, un año vital para el monarca, pues ganó la Guerra de Crimea, cuando con un grupo de monarquistas selló el compromiso de intervención de México. Pese a haber sido acordado, Napoleón III señalaría que lo haría “en un momento preciso”, siendo éste la Guerra de Secesión de Estados Unidos, ya que dicho país se encontraba débil para intervenir y defender la Doctrina Monroe.

Pese a los esfuerzos de Napoleón III, por las constantes “guerras sangrientas” en contra de los republicanos mexicanos y el envío de una comisión científica encabezada por Chevalier, entre otros factores, “el proyecto napoleónico no cuajó, se derrumbó, y ello no se debe sólo a la conclusión de la guerra en Estados Unidos, como apuntan algunos que pretenden quitarle el mérito a la revolución republicana”.

“El proyecto era consolidar un imperio, establecer a Maximiliano antes que terminara la guerra. No era algo pequeño, sino global, hegemónico e imperial. Los cálculos de Napoleón no eran equivocados, pero no tuvo en cuenta la fuerza de un país republicano al que no pudo pacificar”, concluyó.

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