miércoles, 13 de julio de 2011

Hidroeléctricas sí dañarán el entorno de manera irreversible: investigador


FERNANDO INÉS CARMONA - MARTES, JULIO 12, 2011

Orizaba, Ver.- La construcción de 113 minihidroeléctricas proyectadas para diferentes zonas del estado sí modificará condiciones de hábitat e incluso rutas de migración de fauna de las regiones en las que se asienten. Lo deseable es que las empresas no se instalen, “algo imposible”, pero “sí que respeten los ecosistemas que ya existen, algo “también imposible”. Estas modificaciones que sufrirá la naturaleza son irreversibles, refirió el biólogo Héctor Andrés Rojas Carrizales, especialista en temas ambientales.

Ejemplos en el país hay muchos, “yo recuerdo en Aguamilpa, Nayarit, cuando se construyó la cortina de allá, murieron muchos cocodrilos, propios de esa zona”.

Construcciones de esta envergadura sí traen modificaciones al medio ambiente, directas e indirectas: “normalmente las hidroeléctricas sí representan un impacto ambiental importante en cualquier ecosistema. Se hacen movimiento de suelo de volúmenes enormes, verdaderamente considerables, y no sólo es el desplazamiento de suelos para abrir caminos y para hacer construcciones, sino que se llevan materiales nuevos, todo lo que conlleva una edificación de esa magnitud sin duda modifica los ecosistemas”.

–¿Se registra el desplazamiento de la fauna en los lugares en donde se construye?

–Sí, normalmente así ocurre y quienes la llevan con más ventaja es el grupo de las aves. A ellas les alteras un poco el hábitat y se van, emigran en la etapa de la construcción, pero cuando se terminan esos trabajos y se alteró todo el escenario regresan al mismo sitio y ya no encuentran las mismas condiciones, les afecta una parte de su ciclo de vida. Las especies que más se les perjudican en estos casos, y en especial en la zona de El Naranjal, son las de anfibios y reptiles, ni siquiera los mamíferos. Los anfibios y reptiles siempre pierden y México es el segundo país con mayor diversidad de reptiles en el mundo. En la zona de El Narajal (centro de Veracruz) existen especies de lagartijas y serpientes, pero son especies que muchas veces sí están consideradas en la Norma Oficial Mexicana (NOM) para el cuidado de especies silvestres.

En el manifiesto de impacto ambiental (MIA) se debe señalar qué tipo de especies son las que están ahí, informar oportunamente e identificar si son especies que están en una categoría de conservación o protección y establecer las medidas necesarias para que se apliquen acciones que salvaguarde esta fauna.

La construcción de las dos plantas hidroeléctricas, una en el municipio de Mixtla de Altamirano y otra en El Naranjal sí tendrá impactos ambientales propios de cada región: “en la zona nos puede perjudicar en distintas maneras, pero la etapa de la construcción es la parte más complicada de las obras, porque en ella primero se está afectando el cauce de un río y la atención de la población civil, es muy observable en este tipo de obras”.

Además, habrá daños colaterales “hacia el sur de las regiones, porque la corriente de agua arrastrará los residuos de la construcción, entonces los efectos no nada más van a ocurrir aquí en el sitio, van a ocurrir más abajo. Esas cosas son las más difíciles”.

La empresa encargada de las obras debe asumir su responsabilidad, “eso debe ser integrado en el manifiesto de impacto ambiental, como una forma de aceptarlo y de paso proponer una solución a esos impactos”.

Como medida paliativa, sí se pueden aplicar acciones concretas que en determinado momento resten los impactos ambientales, según considera: “las zonas afectadas ya nunca más tendrán el mismo ecosistema, para que se conserve tal y como está ahorita, tenemos que entender que es no va a ser. El sector ambiental normalmente no está en contra de ejecución de obras importantes, lo que hemos demandado siempre es que se tomen en cuenta los elementos de los ecosistemas que se van afectar, para hacer algún trabajo que sí establezca las mínimas condiciones para que se ambiental y ecológicamente sigan funcionando”.

Una de las medidas que pueden tomarse para tratar de conservar los ecosistemas sería “respetar los caminos que ya se encuentran, no hay que abrir otros caminos. Eso en principio perjudica, porque en ecología hay un efecto que perjudica y se denomina efecto de borde, que te limita un ecosistema, pero este borde va a comenzar avanzar hacía el ecosistema y entonces el ecosistema se va a ir perdiendo. Cuando se abre un camino, por la razón que sea, abres un nuevo borde y en automático sabes que van afectar a un ecosistema”.

En el caso de la presa de El Naranjal, “si se va a modificar el cauce del río Blanco, habría que ver que las nuevas zonas inundables tengan las condiciones adecuadas para que no permeen o para que sí lo hacen, no vaya afectar a una población humana, que es lo que finalmente más nos debe preocupar”.

Según el reporte de los grupos sociales que se manifiestan en contra de la construcción de las plantas, “los trabajos continúan, pese a las protestas sociales”. Existe información que revela que en el estado se construirán 133 plantas de estas que utilizarán los recursos naturales del estado, “sin que haya beneficios para los habitantes vecinos de las zonas impactadas” reprochan los integrantes de estos grupos.

Fuente: La Jornada de Veracruz

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