miércoles, 16 de marzo de 2011

Colonia lenta y apacible


“Felipe Calderón se ve abrumado e inseguro”

Carlos Pascual, politólogo, diplomático de carrera y embajador de EU en México

Los colonos mexicanos hemos sido enterados por la cadena de noticias CBS de la manera en que agentes del imperio introdujeron en meses pasados miles de armas en territorio nacional en el marco de la guerra contra las drogas. Desde 2008 el Departamento de Justicia del país vecino ha estado introduciendo armas subrepticiamente hacia México y las ha puesto en manos de grupos criminales que operan en ambos lados de la frontera, en especial ese armamento ha estado a disposición de los cárteles de la droga. En un primer momento, la acción parece haberse hecho unilateralmente, sin embargo, es probable que haya contado con la autorización del gobierno de este lado, sin importarle la injerencia extranjera.

El mismo día que Felipe Calderón estaba de visita en Washington rindiendo cuentas a Obama de su guerra y solicitaba infructuosamente la remoción de Carlos Pascual, quien en el mejor lenguaje de la diplomacia lo califica de incapaz y errático, de acuerdo con las filtraciones de Wikileaks, el agente John Dodson proporcionaba información del operativo Rápido y furioso, por el cual los gringos llevan a cabo sus propias indagaciones sin tener en cuenta al socio sureño. En diversas ocasiones, el embajador Pascual ha dejado mal parado al Ejército, el aparato de seguridad e incluso a Calderón. No en balde, éste aprovechó su entrevista con Obama para tratar de deshacerse de quien no le ve estatura de mandatario. El imperio contestó con un no. Y acá los reclamones calladitos. Qué remedio.

Lo hecho por los gringos no es novedad; la manera como ha procedido el gobierno mexicano tampoco. La historia de las intervenciones políticas y de tipo bélico viene de muchos años atrás. Habría que remontarse al robo de medio país hace más de 150 años. A partir del despojo de los estados del norte, el abuso, prepotencia y cinismo de Estados Unidos ha sido una constante. Las relaciones que han establecido los diferentes presidentes mexicanos con el imperio son de plena subordinación y complacencia. Sólo en escasos momentos los gobernantes mexicanos se han atrevido a desafiar al arrogante vecino. En esa política de defensa de la soberanía nacional y dignidad, sobresale Lázaro Cárdenas y difícilmente se puede agregar otro gobernante.

Los últimos años han sido aciagos. Como revelan las filtraciones de Wikileaks, Felipe Calderón debe el cargo a los gringos por su espaldarazo en la elección que nunca ganó. Como parte del pago al apuntalamiento, miles de agentes gringos se pasean como en su casa y se han instalado en varios puntos del territorio nacional centros de investigación con su respectivo instrumental de espionaje. Las decenas de agencias norteamericanas que operan en México, unas de control de drogas, otras políticas, militares y económicas, no sólo atienden a las actividades de los cárteles del narcotráfico, ese es sólo un aspecto, sobre todo presionan y deciden el sentido de la acción del gobierno que todavía nos ufanamos en nombrar mexicano. Hoy, como pocas veces en la historia, resalta el término colonia. México se encuentra supeditado a un gobierno ajeno. Cada vez es menos identificable un viso de independencia y autonomía; es obvio, se procede en calidad de colonia, estado asociado, un protectorado, con todas las desventajas que ello representa para la sociedad en su conjunto.

Sin embargo, México no merece esa condición vergonzante. Muchos siglos de tradición resaltan la fuerza y grandeza de las culturas asentadas en esta parte del mundo. Los mexicas no mostraron cobardía ante los bergantines y cañones del invasor español. Cayeron con orgullo, hasta el último hombre y aliento. A su detención, Cuauhtémoc demandó la muerte, la que le sería otorgada por Cortés en condiciones deshonrosas para el asesino. Los héroes nacionales, Hidalgo, Morelos, Abasolo, Jiménez, no doblaron la cerviz ante un enemigo militarmente superior. Muchos otros personajes en la historia nacional han dado muestras de arrojo y valentía. Durante la Revolución, por ejemplo, a Zapata y Villa se les tiene por dignos y temerarios, no por sumisos o doblegados.

En el sur del continente destacan las figuras de San Martín, Bolívar, Sucre, también hombres a toda prueba. En la historia reciente de la América libertaria, aparecen los gigantes Ernesto Guevara, Fidel Castro, Salvador Allende, Camilo Torres, todos enfrentados al imperio norteamericano. En la actualidad, continúan la lucha Evo Morales, Hugo Chávez, Lula, Rafael Correa, y muchos pueblos levantan su protesta ante la intromisión gringa. Lamentablemente el gobierno de México aparece al lado de Uribe, Santos, Lobo; los aliados y comprometidos con los intereses del imperio.

plizor@yahoo.com.mx

Fuente: La Jornada de Veracruz

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