lunes, 13 de septiembre de 2010

La decadencia del futbol mexicano nadie la detiene

José Manuel Flores M.
jmfloresmtz@gmail.com

La popularidad a nivel mundial del futbol es la garantía para los ambiciosos directivos que han hecho un negocio redondo con la sociedad abierta y descarada con la televisión comercial (el duopolio: Televisa-TV Azteca). Y como son aves de paso, no les importa seguir matando el aspecto deportivo del deporte más popular del mundo.

El control, casi absoluto, de los medios de comunicación ha impedido que se conozca la verdad y triste realidad del futbol mexicano. La decadencia del futbol mexicano nadie la detiene por la sencilla razón de que el deporte más popular del mundo se ha convertido en el más jugoso negocio de un grupo de personajes ambiciosos que son conocidos como directivos, promotores, representantes y que se han asociado de una forma muy similar a la mafia siciliana con los dueños del duopolio televisivo: Televisa y TV Azteca, para sepultar casi en forma definitiva el aspecto deportivo, el de la competencia en la cancha.

Como toda organización deportiva, el futbol tiene en la Federación Mexicana de Futbol a su órgano rector. Y los puestos directivos, efectivamente los ocupan dirigentes de los equipos (clubes), de tal manera que las ramas profesionales, el sector de aficionados y las diferentes comisiones deciden todo lo relacionado con el manejo deportivo y administrativo del futbol.

Desde 1943, cuando se oficializó la profesionalización del futbol, existe la Rama Profesional de Primera División. Con el tiempo se integraron las otras dos ramas profesionales de 2ª y 3ª división. Junto al sector amateur formaron lo que es el Consejo Nacional o Comité Directivo, el de la cúpula, donde se toman todas las decisiones reglamentarias. Cada rama tiene su asamblea y lo que acuerde lo lleva al consejo para su aprobación.

Hasta 1966 el futbol se manejaba con sentido deportivo; de ahí su constante progreso. Los dirigentes aztecas eran realmente “gente de futbol”. Se respetaba la esencia del futbol, como se sigue haciendo en España, Brasil, Inglaterra, en suma las potencias.

¿Qué pasó entonces?

Ante el “boom” nacional, se fueron agregando a la FMF personajes del llamado “primer nivel”. Dueños de grandes empresas (Cervecería Modelo, cementera Cruz Azul), pero sobre todo un visionario hombre de negocios como lo fue El tigre Emilio Azcárraga Milmo que tuvo en un directivo genial, Guillermo Cañedo, el socio ideal para convertir a Telesistema Mexicano (hoy Televisa) en el motor principal del futbol, al extremo que fue él quien trajo para México dos Copas del Mundo.

Esa época de los 60 y 70 le dieron al futbol un impulso definitivo. Fue en esos años cuando se pusieron las bases deportivas. Porque ese fue el mérito de El tigre Azcárraga que utilizando al futbol para sus negocios televisivos y comerciales, siempre respetó su esencia deportiva. Nunca se metía en esos terrenos. Dejaba a la “gente del futbol” tomar sus decisiones, las de competencia y cancha.

Durante esa era de los 60 a los 80 claro que hubo muchos encontronazos y cismas en los que tuvo que intervenir el presidente de México, Luis Echeverria. Eran otros tiempos obviamente, pero lo consignamos como parte fundamental de lo que ha sido y el por qué de la decadencia actual.

¿Cómo operan?

Al decirles que operan como la mafia siciliana no exageramos. Los capos (padrinos) no se dejan ver. Tienen cada uno a su asistente (promotor que es el encargado del manejo económico de la compra-venta de jugadores, que es donde está el principal negocio. Para los asuntos federativos nombran a su presidente. Aunque cuando hay que definir todo lo relacionado a la Selección Nacional (negocio exclusivo del duopolio), y el del sistema de competencia, es normal ver en esas magnas reuniones a los dueños del balón: Azcárraga Jean, Salinas Pliego, Valentín Diez, Jorge Vergara, Billy Alvarez, etcétera.

El auténtico jefe del futbol sigue siendo Televisa (léase Emilito Azcárraga Jean, sí, el hijo de El tigre). Casi en su nivel está Ricardo Salinas Pliego (el todopoderoso de TV Azteca) y Jorge Vergara (dueño de las Chivas de Guadalajara y socio, entre otros de Manuelito Bibriesca, hijo de doña Martha Sahagún). Ellos deciden todo, hasta calendarios de juegos.

Los que aparecen como directivos del comité o bien de las comisiones, como Justino Compean (presidente de la FMF), Decio de María (secretario general), Néstor de la Torre (director de Selecciones Nacionales), y dirigentes “más menores” como el licenciado Bandala el de Controversias, son realmente empleados. “Gatos” de categoría, pero al fin gatos. Ninguno, obviamente, es dueño de algún equipo. Vamos ni del “tlacuachines”.

Todos ellos no están para fomentar el futbol entre la juventud ni mucho menos pensar en el beneficio deportivo y social. No, su principal tarea es preservar el modelo comercial, cuidando que nadie se atreva siquiera a pensar en modificar el sistema de competencia, que es la base de la programación de las televisoras. Para Televisa y TV Azteca es la mina de oro. Pagan migajas a los clubes (por eso el club Monterrey se rebeló, como ha pasado con infinidad de clubes) por las transmisiones de sus partidos. Televisa le paga, por poner un ejemplo, al Monterrey 44 millones de pesos mexicanos por todo el año (18 juegos).Cuatro millones por juego. Pues bien el negocio está en que Televisa por ese mismo partido tiene anunciantes que le dejan millón y medio –¡pero de dólares!– por partido. Hagan las sumas y restas y verán por qué Azcárraga Jean y Salinas Pliego impusieron los mini-mini-campeonatos.

México es el único país en el mundo que tiene cuatro minicampeonatos en una temporada normal de futbol en España o Inglaterra.

Aquí cada equipo compite realmente contra cuatro equipos. Los grupos de seis conjuntos tienen dos lugares para “la liguilla” (el otro campeonato). Por eso se hacen “conchas” los jugadores. Saben que apretando en los últimos cuatro juegos salvan la temporada.

¿Y por qué los cinco extranjeros?

Hasta el más lerdo ve que si en la Selección Nacional no hay centros delanteros se debe a que en los equipos hay puros extranjeros en esa y otra posiciones claves. Cinco foráneos por equipo son demasiados, pero los dirigentes –sobre todo los empleados– no quieren cambiar porque ahí esta “su negocio”.

La compra-venta de extranjeros en cada campeonato, o sea cada seis meses, es el gran negocio para los promotores y esos dirigentes de medio pelo. Incluso para los propios dueños.

Lavado de dinero a lo bestia

Y decimos que es interés hasta para los propios dueños, porque otro punto que nadie quiere tocar es el del lavado de dinero.

Ahora sí que es un secreto a voces el que la mayoría, por no decir todos, de los equipos de la Primera División se prestan para lavar dinero y no sólo del narcotráfico, sino de esos corruptos funcionarios de los gobiernos estatales y federal.

En Veracruz, Rafael Herrerías se prestó a un manejo verdaderamente turbio con los dineros del gobierno de Miguelito Alemán. Jesús Martínez, el del Pachuca, ha sido denunciado en varios medios independientes de comunicación de haber servido a gobernadores y un famoso narco del norte. Nadie entiende cómo forjó ese gran imperio deportivo en Pachuca. El futbol por muy buen negocio que es, no arroja ganancias para poner la Universidad del Futbol.

Hay situaciones que se conocen en el medio futbolero, como el que han llegado promotores con gerentes para decirles: “Tú regístrame a este jugador y yo le pago su sueldo. Y por el favorcito dime a quién le pagamos de tu nómina o bien dónde te deposito”.

Usted dígame amigo ¿cree que a esa gente le va a interesar como le va a la Selección Nacional?

Para el negocio promocional del momento sí. Incluso usted ha visto como los colegas comentaristas se deshacen en elogios del equipo “de todos”, pero en cuanto llega la hora de la verdad, de ver los tristes resultados, entonces viene la valiente critica, la indignación por tener a “tan irresponsables entrenadores y jugadores”.

Ustedes vieron como deshicieron a Javier Aguirre, nuestro último técnico nacional. Javier, con el que nos une una amistad de muchos años, no resistió la presión.

Primero lo obligaron a grabar ese comercial indignante para él y para cualquiera. Pero los que no conocen los códigos del futbol, la forma en que actúa la mafia del futbol, no entenderá que a Javier no le quedaba de otra. No lo hace y acaban con su carrera. Así de increíble y de horripilante es.

Javier tuvo que soportar cosas increíbles. La pasión y la inmadurez –no sé como llamarle– de esos capos del futbol como Emilito o Vergara, que le hablaban a Aguirre a las tres o cuatro de la madrugada en Johannesburgo, para preguntarle si iba a jugar Franco o El chicharito. Al principio Javier la tomó con humor y filosofía. ¡Ah que jefes tan despistados! En México son las seis de la tarde y no saben que en Sudáfrica son las cuatro de la madrugada.

Pero esto nadie lo dice. Primero porque no los dejan. Y a los que dicen ser muy “valientes y honestos” (tipo José Ramón Fernández o Faitelson) los corren o les callan la boca en el mismo instante.

Hay muchas revelaciones en la cartera. Pero baste esta primera entrega sobre lo que existe Detrás del balón (libro que hemos estado preparando y que esperamos publicar en el 2011).

Fuente: Forum
Difusión: Soberanía Popular

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