Pulso crítico
J. Enrique Olivera Arce
Las TICs 2.0 están cambiando la naturaleza de la intermediación política: ésta, hoy, se desarrolla cara a cara, se discute y debate en el momento en que los hechos están ocurriendo.
Constanza Mazzina
Diez días de campaña en el mundo real no son nada en una competencia en la que se privilegia el quien junta más seguidores en un mitin, que el quien convence a más con sus propuestas.
El rápido transcurrir del tiempo se impone sobre voluntades, propósitos, estrategias y disposición personal para aprovecharle al máximo. Es contra el tiempo que los candidatos a la gubernatura de Veracruz, diputaciones locales y alcaldías tendrán que aplicar su mejor esfuerzo, desplegando sus mejores armas, legales o extralegales, legítimas o espurias, sus muchos o pocos recursos materiales, financieros y humanos disponibles pero, sobre todo, argumentos viables que convenzan a un abigarrado conjunto de votantes potenciales que, indecisos, aún dudan sobre el ir a votar o abstenerse y, en el mejor de los casos, por que candidatos de su preferencia habrán de sufragar.
En el mundo virtual es diferente. Se avanza a favor y no contra el tiempo. Unos cuantos días bien aprovechados en la Web por los candidatos, sus equipos de campaña y simpatizantes en red, ofrecerían la oportunidad de verse favorecidos con un efecto multiplicador en la intención del voto a muy bajo costo, que no lograrían con todos los recursos aplicados en el mundo real. La iniciativa, creatividad, ingenio, dominio de las nuevas herramientas tecnológicas, y proclividad a hacerse escuchar, hace de los internautas un ejército electoral capaz de sacarle el mayor provecho en tiempo real a cada minuto disponible.
Un experto en medios de comunicación me comenta que en los círculos de la política veracruzana aún no se ve ni se entiende esto último. La mayoría de nuestros políticos, incluidos candidatos y asesores, consideran de mayor peso, nivel de penetración e influencia al empleo de la prensa electrónica e impresa en la promoción de imagen y propuestas, que lo que les ofrece la red de redes en el ciberespacio; sobrevalorando circulación y penetración de medios de comunicación tradicionales, cuyo negocio es reproducir boletines de prensa destacando aquellos que mejor les reditúen ingresos y prebendas.
Los que más o menos entienden y aceptan la importancia de hacerse presentes en la red, señala, lejos de aprovechar sus ventajas recurren a estrategias dispersas, a herramientas comunicacionales de muy poca penetración en red para el logro de sus objetivos y, pese al bajo costo del herramental disponible y de recursos humanos calificados a la mano, se niegan a invertir en opciones de mayor eficiencia y eficacia. Paradójicamente consideran más redituable pagar grandes sumas de dinero a la prensa impresa y electrónica que erogar modestas sumas en expertos calificados a su servicio, capaces de generar mensajes y efectos multiplicadores superiores con el empleo del herramental multimedia.
Se aduce que las herramientas comunicacionales con que cuenta el actual desarrollo tecnológico no están al alcance de las mayorías. Que en consecuencia es muy poca la gente que se conecta a internet y, los que lo hacen, en su mayoría jóvenes, están más interesados en la pornografía, la música o videos escatológicos que en la política. Y sin embargo, se quejan de que es un despilfarro el que hasta los niños cuenten con teléfono celular, o también de lo que juzgan como absurdo, el que una inmensa mayoría entre la ciudadanía, cuente con correo electrónico.
Estos mismos políticos, más por moda y exhibicionismo que por buscar eficacia en sus propósitos, se incorporan a las redes sociales de manera poco inteligente, a pesar de considerar lo arriba anotado. El estar en “Facebook” o “Twitter”, aseguran, les da lo mismo status que cercanía con los jóvenes y, los que hacen uso de este herramental con fines de proselitismo electoral, ven frustrados sus esfuerzos. No es lo mismo jugar a ser joven y estar a la moda, que conocer a los jóvenes.
De lo que podríamos estar seguros es de que en materia comunicacional lo que cuenta es el mensaje y, sin duda, la empatía entre éste y su receptor. Pero también el medio y mecanismos de difusión. El moderno “radio bemba” multimedia, supera ya en circulación, penetración, oportunidad e impacto a las tecnologías de información y comunicación tradicionales.
En nuestro ámbito queda confirmado, entre otros temas, con el impacto político y social del periplo día por día de Andrés Manuel López Obrador, o la amplia difusión del audio escándalo en torno al espionaje de que fuera objeto el Maestro Fidel Herrera Beltrán, gobernador de Veracruz. Frente al cerco informativo en torno al ex candidato a la presidencia de la República o al silencio cómplice de la mayoría de la prensa estatal, el mensaje cotidiano de AMLO y el relativo a las grabaciones (Fideaudios) de conversaciones telefónicas atribuidas al gobernante veracruzano, en minutos dan la vuelta a la aldea global a través de la Red de Redes; conformándose una estrecha relación psicológica de empatía o rechazo, así como de percepción política, entre mensaje-emisor-receptor-emisor-mensaje en cada nódulo de la cadena piramidal del fenómeno comunicacional en red, validando la relevancia de la Internet 2.0 y su efecto multiplicador de alto impacto en el mundillo de la política y el periodismo.
En estos apuntes no me interesa cuestionar la calidad, origen, o veracidad del mensaje emitido en torno al audio escándalo jarocho. Palo dado ni Dios lo quita y ya ni llorar es bueno. Ya tocará a las autoridades responsables el emitir juicio valorativo sobre ello. Lo que quiero destacar como tema de reflexión es la relación de temporalidad y eficacia comunicacional entre el mundo real y el herramental en línea en el desarrollo de las campañas políticas de los candidatos en contienda en la entidad veracruzana, así como la relación costo-oportunidad-beneficio entre las disponibilidades tecnológicas de comunicación tradicionales y las que hoy nos ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación y la información (TIC`s 2.0).
En su momento tanto los candidatos como sus estrategas de campaña, habrán de valorarlo al sacar conclusiones de su esfuerzo. Por cuanto a los receptores de la propaganda política con la que se nos bombardea día y noche en el mundo real, estoy seguro que la mayoría ya sacó las conclusiones del caso frente al criminal despilfarro de recursos empleados en un país de pobres para campañas políticas de muy baja penetración y creciente descontento por su abuso. Si en materia de comunicación se afirmaba que más vale una imagen que mil palabras, hoy, con el audio escándalo, no queda la menor duda de que un mensaje oportuno, impactante, contenido en un “mail”, un video, un blog, o un audio y difundido en la internet, gracias a la interacción, complementación y oportunidad de estas herramientas multimedia, podrían tener ya un mayor efecto y relevancia en la intermediación política entre candidatos y audiencia, que ríos de tinta, foros o debates artificiosamente maquillados, o mil costosos “espectaculares” de promoción de imagen.
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Difusión: soberanía popular
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