sábado, 20 de febrero de 2010

Los gays somos víctimas de una visión judeocristiana intolerante: K. Schuessler

Debate literario en la Feria del Palacio de Minería

CARLOS F. MÁRQUEZ (Enviado)

México, DF, 18 de febrero.- Una reflexión sobre el devenir de la literatura gay es casi paralela al recuento de la censura y la criminalización de autores que han ostentado, en la vida personal y en las letras, su preferencia por amantes del mismo sexo. “Somos víctimas de la visión judeocristiana; la criminalidad asociada con el amor en el mismo sexo no fue algo presente en la cultura grecolatina. La sociedad judeocristiana, intolerante, no quiere ver los avatares de sus mismos representantes, por ejemplo Marcial Maciel”, manifestó el investigador Michael K. Schuessler durante la mesa redonda que se realizó ayer en Minería para poner en el centro del debate a la literatura gay.

Esta mesa redonda fue el inicio de una serie de actividades que ha programado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería la Editorial Quimera, especializada en la literatura gay.

La reflexión al alimón entre el catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Cuajimalpa, Michael Schuessler y el coordinador literario de Quimera, Sergio Téllez-Pon, partió de dos cuestionamientos dirigidos a la audiencia: “¿qué entienden por literatura gay? y ¿han leído una novela gay?” Como respuesta sólo hubo un largo silencio que resultó elocuente del carácter todavía marginal de la literatura gay, o bien, fue la expresión de muchos lectores de closet.

El silencio del público motivó entonces a que los ponentes ensayaran una definición de la categoría “literatura gay”, problematización de la categoría referente a la “literatura gay”, ejercicio que Sergio Téllez realizó con reservas, pues advirtió que hay entre académicos y escritores cierta oposición a semejante clasificación.

Michael, en un esfuerzo por entender las razones de tal oposición, advirtió que no se puede eludir la realidad de que la literatura también responde a ciertos guetos, “por eso algunos se oponen a la categorización, pues creen que sirve para marginar ese tipo de literatura, consideran que no la pone de manera digna”. Sin embargo, precisó que la categoría puede funcionar como una subdivisión para escritos sobre temas gay o cuyos autores son gay; de cualquier manera, precisó que la producción literaria en esta vertiente alcanza “una dimensión nada despreciable y con un papel relevante fundamentado en la literatura occidental moderna”.

La oposición a la categorización de una literatura gay no es competencia sólo de ámbitos académicos, pues una breve revisión de la historia demuestra que los autores relacionados con esta literatura han sido discriminados o criminalizados. Téllez-Pon agregó: “la manera de ir acallando la literatura gay ha dado un vuelco total, actualmente se traducen y publican libros sin tener que cambiar los sustantivos y los nombres”. Lograda esa conquista, entonces: ¿por qué no asumir la categorización de literatura gay? En ello va también una afirmación, pues el solo termino gay ha experimentado una resemantización y ahora se adopta como elemento de identificación con cierta de militancia política, no partidista claro está.

En un afán de comenzar a definir algunos rasgos característicos de la literatura gay, Michael Schuessler señaló que en ella habla el sujeto y no el objeto, por lo que se puede apreciar como un rasgo recurrente en los autores gay es su aliento confesional. Téllez–Pon considera que la literatura gay ha tenido un desarrollo similar al sujeto negado; primero oculta en el closet, después aceptándose y al último vuelta una loca.

El erotismo es en la literatura gay un territorio de afirmación, pero es también una capa superficial de la que no pasan los legos, los que no pertenecen. Michael Schuessler precisa que poco a poco se van desarrollando “otros temas y situaciones que no siempre se atan a lo sexual y que incorporan a otros actores de la comunidad diversa sexual, aunque en un gesto de justicia histórica, reconoce que las mujeres y lesbianas han marcado las pautas, pues “son ellas las que realmente han puesto a andar la lucha por la afirmación gay”

Fuente: La Jornada de Jalisco
Difusión: Soberanía Popular

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