miércoles, 19 de agosto de 2009

Reporte de los compañeros Trabajadores de la Energía de Argentina Fuente: Boletín informativo del CNEE Tabasco Triunfan los trabajadores subcontrata

Reporte de los compañeros Trabajadores de la Energía de Argentina

Fuente: Boletín informativo del CNEE Tabasco


H asta 1992, el sector eléctrico argentino estaba conformado por cuatro empresas nacionales y dos binacionales destinadas al aprovechamiento de los recursos hidroeléctricos.

Las empresas nacionales garantizaban el 84% de la generación y eran propietarias del 100% del transporte de la energía que se consumía en el país.

Las empresas se enfrentaban graves dificultades económicas y financieras por causa del endeudamiento al que habían sido empujadas por el desvío de fondos propios para cubrir gastos del presupuesto nacional y por el atraso en las tarifas. Esto derivó en una fuerte reducción de la capacidad de inversión y de mantenimiento y consecuentemente en el deterioro del desempeño técnico. Así se justificó la presencia de inversores privados en EDESUR y EDENORTE.

Desde que se privatizaron, las empresas prestatarias sólo sumaron críticas por el pésimo servicio brindado a los usuarios, perdidas económicas escandalosas de los contratos de licitación y malos tratos y pagos a sus trabajadores.

El 28 de julio pasado, después de un mes de lucha permanente, de crecimiento organizativo, los compañeros contratados de EDESUR, despedidos por la subcontratista Leveltec SRL, ingresaron a trabajar nuevamente. Lograron recuperar sus puestos de trabajo. La decisión de organizarse entró de la mano de la Federación de Trabajadores de la República Argentina, FeTERA y de la Central de los Trabajadores de la Argentina ámbito donde articularon su organización y las solidaridades, para generar un espacio de protesta y para terminar con el abuso laboral, que no había encontrado en una década y media semejante oposición.

Una decena de trabajadores subcontratados por Leveltec llegaron al sindicato de ATE para exponer el tipo de explotación al que eran sometidos y la angustia que producía estar a punto de perder su trabajo, además de negarles derechos durante años. El 2 de julio, se logró que el Ministerio de Trabajo se pronunciara contra los despidos, que llegaban por decenas, y dictara conciliación obligatoria a EDESUR y Leveltec.

Leveltec dio marcha atrás con los despidos pero los compañeros no podían reingresar a Edesur, situación que obligó a realizar otras movilizaciones venciendo el frío polar que caía sobre la Ciudad de Buenos Aires. El día 28 se resolvió un nuevo paro, esta vez por 48 hrs., que solo duró cuatro, y se interrumpió cuando EDESUR comunicó que podían reingresar al trabajo.

LO QUE SE APRENDIÓ

Fue un aprendizaje colectivo que enseñó que no solamente la voluntad de organizarse y pelear es la que logra el resultado, aún en medio de la organización, del planeamiento, de la acción, se podía llegar a tener fracasos. Siempre estuvo presente la posibilidad de que el conflicto sea largo y de desgaste, de que la empresa plantee la decisión de continuar, aportar al desgaste y resolver el reingreso de 3 ó 4 compañeros y actuar con el resto de los compañeros como se había actuado durante estos últimos 14 años, en todo el sistema de subcontratación “echar al compañero, y aquí no ha pasado nada”.

También se demostró que siempre hay un espacio para tomar oxígeno y mantener el objetivo. Hay situaciones que no manejamos, que tienen que ver con la realidad políticoeconómica y social que se vive en la Argentina y el mundo. Hay una situación mundial y una situación electoral, en nuestro país, cuyos resultados han puesto en crisis los liderazgos no solo políticos sino también gremiales, en buena parte de nuestras organizaciones.

Un conflicto que puede parecer menor en el marco del proceso neoliberal, puede volverse muy importante en un momento de crisis mundial como el que vivimos hoy, y es importante aprender que con organización se pueden lograr objetivos y hay que seguir para adelante, que los objetivos no hay que abandonarlos.

Así se logró lo que nos decían que era imposible: volver a trabajar.

Jorge Rigane, Federación de Trabajadores de la Energía de la
República Argentina, FeTERA

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