domingo, 1 de febrero de 2009

Plan anticrisis del PAN privilegia a empresarios


Para salir al paso de la recesión, algunos países de la región diseñan una vía de apoyo a sus ciudadanos desde el Estado. En contraste, el plan anticrisis de México encarece la vida para su población a favor del sector privado.



Mientras los gobiernos de Bolivia, Venezuela y Argentina buscan alternativas para sortear la crisis financiera mundial y preservar la protección social de sus ciudadanos, el Acuerdo Nacional a Favor de la Economía Familiar y el Empleo –que plantea el gobierno mexicano– insiste en mantener una dinámica económica acorde con el modelo neoliberal, coinciden en señalar la senadora Yeidkol Polevnsky, vicepresidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, y el experto en estudios en economía, Luis Sandoval Valencia.

Las 25 acciones que anunció el presidente Felipe Calderón el 8 de enero para hacer frente a la crisis económica mundial “resultan demagógicas, ideales y serán absolutamente insuficientes para atender los requerimientos más apremiantes de la planta productiva del país y de la economía de las familias”, señala un estudio elaborado por la legisladora del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) asegura que ahora “está más que claro que el modelo económico está agotado” y que los actuales gobernantes se equivocaron en sus decisiones a nivel nacional e internacional. “Fuimos obedientes y sumisos al desindustrializar todo y abrir el mercado a la exportación”, mientras que otros países ya reconocen que el mercado no lo es todo y que el Estado tiene que participar.

Añade que la misión del gobierno es cumplir las demandas de su sociedad: bienestar, empleo, protección social; que los mexicanos se puedan jubilar y vivir dignamente o tener una casa, “lo que ahora en México constituye un privilegio”.

En opinión de la también empresaria, los medios que supuestamente deben generar estabilidad económica se han convertido en fines, los cuales son defendidos por el gobierno sin que se razone sobre su pertinencia. Controlar la inflación y el tipo de cambio y usar las reservas internacionales como base para el crecimiento y generar empleos no están generando bienestar a la población.

Las afirmaciones de la senadora del PRD coinciden con el análisis del experto en planificación económica Luis Sandoval Ramírez, investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien estima que el principal escenario de la economía mundial es el de una recesión, cuyo momento álgido oscilará entre 2009 y 2010; a esa fase seguirá una corta recuperación, y luego vendrá una depresión más profunda que la actual.

Para este académico, egresado de la Universidad Complutense y de la Escuela Superior de Planificación y Estadística de Varsovia, Polonia, no funcionará la alianza entre políticos y empresarios para rescatar la economía, porque lo que se privilegian son los intereses particulares y no los de la sociedad.

“Los Estados debían dejar que el sistema financiero internacional quebrara, porque han hecho miles de malos negocios en estos años, que no los debe arrastrar el público o el contribuyente y no los puede arrastrar el Estado.”

Considera que sólo a través del impulso al crecimiento industrial y de activar la revolución tecnológica se podrá transformar este esquema politicoeconómico; “esto significa introducir tecnología de punta a través de innovaciones, como en vehículos con motores a base de gas natural que producen hidrógeno: es un ejemplo de cómo se renueva la economía capitalista, que se basa en las ganancias”.


Plan demagógico


En su más reciente informe, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de la que México es miembro, previó que sus 30 integrantes sufrirán de manera grave los efectos de la crisis financiera internacional. El documento titulado OCDE. Economic outlook advierte que Estados Unidos y los 15 miembros de la Unión Europea “se encuentran ya en una recesión económica que podría prolongarse al menos hasta finales de 2009”.

Ese informe, hecho público el 26 de noviembre de 2008 por Klaus Schmidt-Hebbel, economista jefe del organismo, indica que la recesión mundial podría resultar aún más profunda. La OCDE contempla que el avance económico de México en 2009 será de sólo 0.36 por ciento, el más bajo estimado por analistas especializados. Al mismo tiempo, pronostica que la recuperación económica del país se aplazará hasta 2010 con apenas un crecimiento de 1.8 por ciento.

Según la OCDE, el principal riesgo para la economía mexicana es la desaceleración estadunidense, pues las exportaciones resultarán más afectadas. Así, el dilema que enfrentan las economías de México, Brasil y Chile –las más dinámicas en América Latina– es el del menor crecimiento y la alta inflación, circunstancias que limitarían la capacidad de los bancos centrales para recortar las tasas de interés.

Al respecto, la senadora Yeidckol Polevnsky, quien cursó alta dirección en Japón y desarrollo del campo en la Universidad Autónoma de Chapingo, refiere que México es parte de la OCDE, pero “somos la cola de ese organismo, que abrió su membresía a este país “como un respaldo político al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari; pero dejamos de ser considerados como un país menos desarrollado y, por tanto, de recibir los aportes económicos.



“Perdimos con nuestro ingreso a ese organismo de cooperación económica internacional de los países desarrollados –señala la perredista–, porque México dista mucho de ser un país rico, pues el parámetro indicador de ingreso de todo el país no es su capital, pues en el resto de la república hay pobreza real y hay hambre. Y el plan anticrisis de Felipe Calderón, en la forma más cínica, vuelve a presentar algo que ya se presentó una y otra vez, como el programa de infraestructura.”

Situación similar ocurre con el plan de apoyo para que se cambien equipos de aire acondicionado, lavadoras y refrigeradores. “Eso es parte de lo que fue el Fideicomiso de Ahorro de Energía Eléctrica y de la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía Eléctrica, que datan de 1990, cuando se recibieron estímulos internacionales para proteger el medio ambiente. Sin embargo, en el plan de Felipe Calderón, el monto que asignan a ese programa resultaría de apenas tres pesos si lo repartes entre el número de familias que hay”.

La legisladora considera que se trata de “una tomadura de pelo, como el programa para el desempleo que también constituye un peligro, porque se presenta como si se tratase de un préstamo cuando se trata del dinero del trabajador. ¿Qué va a pasar cuando se quiera retirar? será un problema porque ya hizo un boquete en sus ahorros”.

De acuerdo con la senadora por el Estado de México, el Plan Anticrisis del gobierno tiene inconsistencias en el criterio con el que determinó la fijación de tarifas de electricidad y gas: “Van a bajar a 5.40 pesos el kilo del gas natural, que es el que consume la clase con mayor poder adquisitivo, mientras que el gas natural que se vende en cilindros, y usa la gente de menos recursos, tiene un precio del doble. Asimismo, ofrecen reducir en 20 por ciento la tarifa en la energía eléctrica de alto voltaje, 7 por ciento la de voltaje medio y 9 por ciento la de uso comercial, pero no hay reducción en la electricidad de uso habitacional. Está bien que le reduzcan el precio al empresario para animar la competitividad de las empresas, pero no puede ser que no se aplique esa reducción al consumidor”.

Finalmente, señala que ese plan establece que el gobierno compre el 20 por ciento de sus adquisiciones a pequeñas y medianas empresas. “No sé si se le olvidó a Calderón que cuando él fue diputado se aprobó en la Cámara la Ley para el Desarrollo de la Competitividad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (el 30 de diciembre de 2002), que estableció la obligación de comprar a esas empresas el 30 por ciento. El señor no sé si no se acuerda, pero ahora dice que vayamos por debajo de la Ley”.


América Latina se cubre

Mientras eso ocurre en México, los servicios financieros del banco español BBVA emitieron un informe el 23 de diciembre sobre el porvenir de América Latina, que advierte cómo “en 2010 el crecimiento económico de los principales países de la región será inferior al potencial e incluso nulo en casi todos ellos”.

También prevé que la proyección de crecimiento económico para la región en 2009 descenderá del 4.4 por ciento estimado en 2008 hasta el 1.8 por ciento, pues se acentúan las previsiones de una recesión mucho más amplia y profunda, con lo que el consumo y el crédito se desacelerarán y caerá la confianza del consumidor, se aplazarán las inversiones, vendrán los recortes de la plantilla laboral en las empresas, no sólo de los países desarrollados, sino de la región, cuando se combinen los bajos precios en las materias primas y el menor crecimiento del comercio mundial.

En consecuencia, habrá un impacto considerable en los ingresos fiscales de todos los países latinoamericanos que deteriorará las cuentas corrientes; Argentina sólo crecerá al 1.9 por ciento y 5 por ciento Perú, ambos países “presentarán la desaceleración más drástica” respecto a 2008. En tanto que las economías de Brasil, Chile y Colombia tendrán un crecimiento “moderado” superior al 2 por ciento, aunque Venezuela sufrirá “drásticamente” la reducción de los precios del crudo y registrará tasas “por debajo de la tendencia” hasta 2010.

En previsión de efectos más negativos, Bolivia, que es uno de los países más pobres y menos desarrollados de la región, padece la baja de los precios de las materias primas y el crudo como exportador tradicional de minerales e hidrocarburos. El gobierno de Evo Morales sabe que viene una contracción económica y, por lo tanto, un crecimiento muy bajo, con menos circulante, menos exportaciones y menos empleos.

Por ello, como primera medida para paliar los efectos de la crisis financiera mundial, ya contempló en su presupuesto continuar con el compromiso del Estado para atender a las personas más pobres a través del programa “Juancito Pinto”, un bono mensual de 200 bolivianos (unos 1 mil 400 pesos mexicanos) para niños que cursan de primero a octavo de primaria y se garantiza con recursos del Tesoro.

También, desde febrero de 2008 aplica el bono Dignidad, de 2 mil 400 bolivianos anuales, 200 por mes, que dirige hacia personas mayores de 60 años que no perciben renta o jubilación; a quienes sí tienen alguna pensión, les asigna 1 mil 800 bolivianos anuales. Para asegurar los recursos de ese programa, Bolivia tiene dos fuentes de financiamiento: el Impuesto Directo a los Hidrocarburos, que cubre hasta 30 por ciento del pago de la renta, y el otro colchón financiero que proviene de las utilidades y dividendos de las empresas capitalizadas, como la Empresa Nacional de Telecomunicaciones; la Empresa Nacional de Ferrocarriles y las petroleras Chaco, Andina y Transredes, entre otras.

Venezuela también toma previsiones ante la recesión. En un análisis análogo al del mexicano Luis Sandoval y de la legisladora perredista Polevnsky, el economista venezolano Manuel Sutherland propone comprender la crisis y captar su verdadera gravedad, además de organizarse popularmente para radicalizar todos los procesos de cambio que tienen lugar en América Latina.

“Nuestra labor es luchar para entender que el capitalismo no tiene ningún tipo de rescate, sino construir el socialismo donde los trabajadores dirijan las economías, pugnar por una integración política entre nuestros países, cuyo objeto sea la construcción de un modelo distinto al capitalista”, señala. Por otra parte, este experto advierte que la información que hasta ahora fluye sobre esta crisis “es sólo la punta del iceberg; el problema es mucho más grave y no lo quieren comunicar para evitar el pánico en los mercados internacionales.”

Entretanto, el gobierno brasileño emitió el 20 de octubre pasado un decreto que autoriza la posible estatización de entidades financieras privadas, con miras a hacer un blindaje efectivo del sistema, que evite la quiebra de bancos medianos que se especializan en la concesión de créditos para la adquisición de vivienda, automóviles y consumo en general.

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