viernes, 6 de febrero de 2009
Los nuevos santos del gobernador de Chiapas
ISAíN MANDUJANO
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis.- Entre derroche y loas al presidente Felipe Calderón, el gobernador chiapaneco Juan Sabines Guerrero llegó al exceso de erigirle un busto a quien fue secretario de Gobernación y amigo personalísimo del presidente, Juan Camilo Mouriño. El domingo 11 de enero, el gobernador Sabines; el secretario de Desarrollo Social federal, Ernesto Cordero, y los padres, esposa e hijos de Mouriño develaron el busto en bronce que esculpió el artista chiapaneco Gabriel Gallegos. El acto se realizó en el recién remodelado parque de la colonia San José Terán, al poniente de la capital, donde los gobiernos federal y estatal invirtieron aproximadamente 7 millones de pesos para dotarlo de andadores, cancha multideportiva, juegos infantiles, bancas, basureros y kiosco, a través del programa de espacios públicos que abarca todo el estado. En la placa del busto develado en el renombrado parque “Centenario de la Revolución Mexicana” se plasmó el reconocimiento al desaparecido político: “Gracias Juan: En memoria de Juan Camilo Mouriño Terrazo, amigo de los chiapanecos”. En el acto, Sabines y Cordero Arroyo exaltaron la labor del fallecido secretario de Gobernación. Tan eficaces fueron los discursos que su padre, Carlos Mouriño Atanes, se conmovió hasta las lágrimas, o como dijera después el mandatario chiapaneco, “se quebró”. Sabines dijo: “Juan Camilo fue nuestro amigo, con él teníamos grandes coincidencias, nos entendíamos en el trabajo; con él pudimos construir acuerdos y aterrizarlos. Él, como nadie, supo trabajar en unidad”. Y le atribuyó dones de “apertura”, “disposición”, “sensibilidad” y “solidaridad”, por lo que Chiapas tiene hoy “mejores condiciones para nuestro desarrollo”. En poco menos de un año como secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño realizó dos visitas al estado. La primera, al municipio de Ostuacán, el 12 de febrero de 2008, para supervisar las obras en el llamado tapón que originó el deslave de un cerro en el río Grijalva; la otra fue a la Estación Migratoria de Tapachula, como parte de una reunión binacional con funcionarios guatemaltecos. Pero Sabines y Mouriño se reunieron varias veces en Bucareli, hasta donde llegaba el mandatario chiapaneco para tomarse la foto y presumir su buena relación con el cercano colaborador de Calderón. La última vez que se reunieron fue el 22 de octubre, cuando revisaron el presupuesto para construir la autopista San Cristóbal-Palenque, ampliar el libramiento sur Tuxtla Gutiérrez, construir el Aeropuerto de Palenque y rehabilitar la infraestructura ferroviaria en el estado. Días después de la develación del busto, Sabines fue entrevistado en la radio oficial por un popular locutor que, además, es diputado del Partido Verde Ecologista de México: Ariel Gómez León, mejor conocido como El Chunco. Los radioescuchas llamaron para preguntarle al gobernador el costo del busto y quién lo pagó: “El escultor no nos cobró ni un peso. Lo que sí erogué de mi bolsa fueron 27 mil pesos para el material del busto. La base de concreto la construyó el ayuntamiento tuxtleco que encabeza el alcalde Jaime Valls”, respondió Sabines, quien justificó la obra: “Es de bien nacidos ser agradecidos”. De hecho, la gratitud del gobernador con el “amigo de los chiapanecos” se expresó desde que Mouriño falleció la noche del martes 4 de noviembre. Al día siguiente, Sabines mandó publicar en el Periódico Oficial del Estado de Chiapas un decreto que declaró aquella fecha como “día de luto en el Estado de Chiapas, en honor a Juan Camilo Mouriño Terrazo”, por lo que se izó a media asta la bandera nacional en los edificios, plazas y escuelas públicas del estado, además de colocar crespones negros durante tres días en los accesos principales de las oficinas públicas, “en señal de luto”. Y se entregó a Calderón: “Los chiapanecos hoy más que nunca estamos con el presidente, respaldamos las decisiones que tenga que tomar como jefe del Estado mexicano”, dijo Sabines ese miércoles 5. Alejado del proyecto político del PRD, PT y Convergencia que lo llevó a la gubernatura, Sabines Guerrero ha seguido estos dos primeros años de su gobierno los pasos de su antecesor Pablo Salazar Mendiguchía, el mandatario no panista más foxista del sexenio pasado. De la mano de quien fue candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, Sabines recibió todo el respaldo del tabasqueño durante la campaña electoral de 2006. Al llegar el sobrino del poeta Jaime Sabines al gobierno de Chiapas y Calderón a la silla presidencial, declaró que su gobierno sería de “vocación democrática y de izquierda”, pero inmediatamente después empezó a marcar su distancia con López Obrador y a estrechar sus lazos con el nuevo gobierno federal. Hoy, el más emocionado por el hecho de que un gobernador “perredista” le haya erigido un busto a Mouriño es el líder estatal del PAN en Chiapas, Carlos Palomeque Archila. “No sólo hubo una relación institucional, sino también una buena relación personal, y por eso lo hizo”, dice el panista. Lo cierto es que Sabines está cada vez más cerca de Calderón que del grupo político opositor que lo llevó al poder, a pesar de que formó su gabinete con personajes amigos y conocidos con quienes militó en el PRI. De los más destacados perredistas en el estado, sólo uno ocupa un alto cargo en su gobierno, y del PT hay un funcionario de segundo nivel. Sabines sometió al PRD y Convergencia, que presiden dos de sus más cercanos amigos y colaboradores: Alejandro Gamboa y Carlos Penagos. No sólo eso. Emprendió acciones legales contra el equipo de su antecesor, Pablo Salazar Mendiguchía. La más reciente, la del exfiscal Herrán Salvatti. La marca del gobierno estatal es el derroche. A pesar de que el 21 de febrero de 2007 se publicó el decreto que establece Medidas de Austeridad, Disciplina y Racionalidad del Gasto, así como la Operatividad de la Comisión Intersecretarial de Gasto y Financiamiento del Gobierno del Estado, en los hechos ha sucedido lo contrario: Sabines encontró un Poder Ejecutivo con 34 dependencias que le dejó su antecesor; ahora tiene 58 que han inflado su nómina y gastos. En el extremo del dispendio, un solo empresario se embolsó 91 millones de pesos del presupuesto público: agobiado por las deudas, Leonardo Castañón le vendió al gobierno del estado 51% del Club Jaguares de Chiapas en 67 millones de pesos; además, como también director del CRIT del Teletón, recibirá una partida de 2 millones de pesos mensuales durante todo 2009. Este gasto, autorizado a Sabines por un complaciente Congreso local, equivale a los recursos destinados para 293 proyectos productivos en el estado, anunciados en noviembre pasado por la Secretaría de la Reforma Agraria.
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