sábado, 20 de septiembre de 2008

Utopía


Unidad en torno a qué

Eduardo Ibarra Aguirre

Si la obtención de resultados en la investigación del estallido de dos granadas de fragmentación en Morelia, Michoacán, la noche del 15, dependiera del uso y abuso de los adjetivos calificativos por los hombres y mujeres obligados a informar al país, ya tendríamos los nombres completos y las fichas policiacas de los autores materiales. Importan muchísimo más los autores intelectuales. Y éstos difícilmente serán descubiertos.
Pero si el principal obligado en actuar con responsabilidad y mesura institucionales da rienda suelta a su irritación, como si fuera un mexicano más y no el titular del Ejecutivo federal, se comprende que los ánimos exaltados se abran paso peligrosamente por todo el país y se multipliquen las voces que le exigen: “¡Proponga la pena de muerte!”
Es el miedo y la impotencia ciudadanas ante la creciente inseguridad en sus bienes y vidas la que se extiende por la República, mucho más allá de las sedes y zonas de influencia de los cárteles que desde tiempo ha sustrajeron ciudades y regiones completas a la soberanía del Estado.
Es la incompetencia de un gobierno --integrado básicamente por amigos y socios políticos-- que el 11 de diciembre de 2006 anunció la Operación Conjunta Michoacán, como el primer paso de lo que después llamó Guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado –en buena medida una operación facciosa para ganar legitimidad presidencial, justificar la presencia del Ejército alrededor de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa e inhibir el vigoroso y diverso reclamo social y político--, y que 22 meses después exhibe un fracaso estrepitoso y entrega un desastre en materia de seguridad pública con un altísimo costo en vidas humanas y la impunidad a la orden del día.
Eludo deliberadamente adoptar una de las múltiples hipótesis que circulan y que la lectora Mónica Vega, nativa de Morelia, sintetiza así: “que si un grupo de narcopolíticos lleva agua a su molino, aprovechando los llamados de AMLO a sacar de Los Pinos a los panistas… que si golpe de Estado… que si el modelo del 11 de septiembre fraguado desde el interior del sistema para tener pretexto de militarizar la entidad y luego el país entero”. Además, claro está, de la generalizada acusación al narcotráfico, así como la hipótesis de que proviene de un grupo fascista. Para apuntalar a cualesquiera de ellas existen elementos suficientes, lo que falta es información clara y con fuentes identificables, como siempre sucede en nuestro país.
“Me siento triste, indignada y preocupada”, dice la editora quien, como millones de ciudadanos, no encuentra respuestas claras del gobierno de la República, sino llamados confusos y rutinarios a “la unidad nacional” –que en este país se formulan desde los tiempos en que Manuel Ávila Camacho despachaba en Palacio Nacional--, en los que con gran torpeza o aguda perversidad política Calderón Hinojosa coloca en el mismo plano a la disidencia política que “a los criminales”.
No pareciera ser un exabrupto producido por las emociones y estados de ánimo que ya singularizan sus piezas oratorias, pues el discurso del Ángel de la Independencia, del día 16, tuvo continuidad en el pronunciado en San Pedro Garza García, Nuevo León –una de las cunas de la plutocracia-- el 17, al insistir en su vacío reclamo de unidad y advertir sobre los riesgos de “pretender obtener dividendos a partir del dolor y el sufrimiento de las familias que perdieron a sus seres queridos”.
La pregunta ineludible es unidad nacional para qué y en torno de quién.
Y una respuesta la formuló la Cámara de Diputados al exigirle al principal inquilino de Los Pinos un cambio en la estrategia de combate al crimen organizado y que ésta incluye a los tres poderes de la Unión, así como a los gobiernos de los estados y los municipios. Es un paso indispensable.
Acuse de recibo
El doctor en psicología Andrés de la Garza Guerra, destacado integrante del Grupo María Cristina y amigo de este escribidor, falleció en las primeras horas del miércoles 17, en Papantla, Veracruz. Originario de Ciudad Mante, Tamaulipas, su vida transcurría entre Papantla y el Distrito Federal y se ocupaba de la promoción de diversos negocios y sobre todo a cultivar sus amistades y forjar nuevas. Las cenizas de Andrés serán depositadas el lunes 22 en la iglesia De la Covadonga, ubicada en Paseo de las Palmas 406 (frente a la Torre Óptima). La hora se la comparto después. Envío mis más sentidas condolencias a su esposa María Lucía Guerrero y sus hijas María del Carmen y María Lucía… El ingeniero y articulista independiente Leopoldo Pea del Bosque comenta: “Que de ingratitudes tiene que escuchar un honesto periodista como usted por externar su pensamiento; yo le apoyo en su cruzada, y le agradezco que me privilegie con sus notas, que por ciertas, incomodan a más de un centenar de mercenarios de los medios, que desvergonzadamente medran de los partidos polí¬ticos como vulgares rameras. En verdad que me causan asco las crí¬ticas oscuras de esos detractores que se autonombran sus ‘amigos’".
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